El mito de «Heidi» sigue vivo en Suiza
El estreno de la versión cinematográfica más reciente de la historia de la niña de los Alpes abre la celebración del centenario del nacimiento de Johanna Spyri creadora del personaje, símbolo de un entorno alpino intacto e inocente.
Historia candorosa de una niña huérfana que se queda a vivir con el abuelo en el paisaje idílico de una aldea de montaña en la Suiza oriental porque su tía debe ir a trabajar en el extranjero, «Heidi», la niña de los Alpes, es un mito arraigado en la cultura popular suiza casi con tanta fuerza como la de la leyenda de Guillermo Tell.
Creado por la escritora Johanna Spyri en dos libros publicados en Alemania entre 1880 y 1881, el personaje de «Heidi» se convirtió pronto en símbolo de un mundo alpino intacto donde se han preservado la naturaleza y los valores de la inocencia.
Nacida en Hirzel, cerca de Zúrich, en 1827 y fallecida el 7 de julio de 1901 – hace un siglo – Johanna Spyri dejó numerosos relatos infantiles herederos del ideal romántico y bucólico de su época y del espíritu pietista transmitido por su madre.
La historia de «Heidi», publicada en más de 20 millones de ejemplares y rápidamente traducida a más de 40 lenguas, fue la única obra de Johanna Spyri que tuvo un impacto mundial. Más de 15 adaptaciones al cine, múltiples dibujos animados y tiras de dibujos, museos e incluso una ciudadela turística en Suiza han inmortalizado a «Heidi».
Para recordar el centenario de la muerte de la autora, las carteleras de cine de Suiza acaban de estrenar la versión cinematográfica más reciente de la historia.
Realizada por Markus Imboden, la nueva película propone una «Heidi» inmersa ahora en los paisajes del nuevo milenio, con el cabello teñido de azul y acompañada por personajes que navegan por Internet y que juegan base-ball.
«La película demuestra que la historia sigue siendo actual. Es interesante que se conserva la niña simple y el mundo intacto de los Alpes. El realizador no cambió muchas cosas», precisa a swissinfo Daniel Aberli, jefe de marketing de la «Aldea Heidi», en Meienfeld, cantón de los Grisones, escenario que inspiró a Johanna Spyri.
La historia de «Heidi» es objeto de un verdadero culto en Japón donde, en 1974, se produjo una serie de dibujos animados en 52 episodios. Pero ya desde 1884, con la primera traducción al inglés y una edición escolar, la niña de los Alpes sedujo a los puritanos norteamericanos de entonces. En 1920 se produjo la primera película muda sobre «Heidi» en Estados Unidos y, en 1937, Shirley Temple encarnó una de las versiones más célebres del relato suizo.
Estos elementos contribuyeron a crear entre los turistas la imagen de Suiza como una «Heidilandia» de románticos e inmaculados paisajes alpinos. Este año, con ocasión del centenario de la autora de los libros, la pintoresca región de viñedos donde está la auténtica casa de «Heidi», espera la visita de por lo menos 100.000 devotos de la «niña de los Alpes».
Ahora bien, aunque en las declaraciones oficiales de la Suiza de hoy es frecuente escuchar que Suiza no es sólo el estereotipo de la chiquilla de los bosques y de los campos alpinos florecidos, los promotores turísticos del personaje aseguran que los suizos siguen identificándose con el mito.
Daniel Aeberli confirma: «como suizos estamos tres veces confrontados con Heidi. En la infancia, cuando se oye la historia en la escuela. Como padres de familia, cuando se comenta el relato con los hijos y, una vez más, como abuelos, cuando contamos la historia a los nietos»
Jaime Ortega
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