El pabellón suizo ahora en un museo de Berlín
El "cuerpo sonoro", la gigantesca instalación de madera del renombrado arquitecto suizo Peter Zumthor, que albergó al pabellón de Suiza en la Exposición Mundial de Hannover 2000, quedará alojado para siempre en el Museo Düppel de Berlín.
La idea surgió espontáneamente entre los responsables de dicha institución, situada en el distrito residencial suroccidental berlinés de Zehlendorf, uno de los numerosos pulmones verdes de la capital alemana.
Björn Olufson, un empleado del Museo leyó en el periódico que el pabellón helvético de la Expo iba a ser desmantelado y su madera reutilizada con otros fines o tal vez reciclada.
La información llevó a Olufson a reflexionar sobre cómo aprovechar mejor todo ese valioso volumen de madera estacionada; madera que el Museo necesitaba urgentemente, por ejemplo, para mejorar la entrada principal de sus instalaciones.
En vista de la dificil situación financiera por la que atraviesan todas las instituciones culturales de Berlín, sometidas a severas medidas de austeridad, el Museo de Düpel tampoco estaba en situación de acometer esa empresa.
La directiva del Museo procuraba una solución pragmática y la encontró poniéndose en contacto con la embajada de Suiza en Berlín. La sección cultural de la misión diplomática helvética estableció los contactos necesarios entre las instituciones responsables, coordinó las conversaciones y por fin se llegó a un acuerdo satisfactorio.
Las autoridades de Suiza y las de Berlín pusieron manos a la obra y sentaron un ejemplo de reutilización creativa en el campo de la cultura de un material que posiblemente no hubiera sido aprovechado de esta forma.
Un total de 100 metros cúbicos de madera fueron transportados desde Hannover a Berlín (unos 200 kilómetros de distancia) optimizando todas las posibilidades de abaratar costos. Estos fueron asumidos por la Asociación de Fomento del Museo de Düppel.
«El cuerpo sonoro» de Suiza, la instalación futurista en la que la nación helvética presentó su cultura, música y gastronomía, descansa ahora del ajetreo de la Expo 2000 en un distrito de Berlín cuyos habitantes gustan de disfrutar apaciblemente de la naturaleza, rodeados de parques, lagos y elegantes y recoletas villas.
Juan Carlos Tellechea, Berlín.
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