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El «toque mágico» de Lubitsch

Locarno dedica una ampia retrospectiva al maestro de la comedia, Ernst Lubitsch. cinetext

El Festival de Cine de Locarno dedica una amplia retrospectiva al director estadounidense de origen alemán Ernst Lubitsch, el maestro de la comedia. swissinfo.ch rememora con Carlo Chatrian, uno de los curadores de la reseña, la trayectoria de este genio del celuloide.

“¿Qué habría hecho Lubitsch?”, se preguntaba el cineasta Billy Wilder antes de rodar una escena. La misma pregunta que siguen haciéndose muchos críticos y cineastas en el intento de comprender y emular al que consideran uno de los padres de la comedia sofisticada. “El maestro de los maestros”, como solía definirlo Orson Welles.

“Lubitsch. Para los cinéfilos es el nombre de un genio. Y de un laboratorio de ingenio: la obsesión de perfeccionar el mínimo detalle, cada palabra del diálogo, es lo que distingue el talento de la perfección”, anota el director artístico del Festival de Locarno, Olivier Père.

El Festival de Locarno dedica este año una amplia retrospectiva a Lubitsch y su “toque” mágico con la colaboración de la Cineteca francesa: 52 proyecciones, entre cintas dirigidas o interpretadas y algunos filmes sobre la vida del cineasta. Tras el paréntesis de Manga Impact, el Festival vuelve a apostar por la tradición y rinde homenaje a uno de los grandes clásicos de la historia del cine.

“El objetivo es también redescubrir y presentar el patrimonio del cine mundial del que Lubitsch es sin duda uno de sus mayores representantes”, explica a swissinfo.ch Carlo Chatrian, crítico cinematográfico y uno de los curadores de la retrospectiva. “Y con su cinematografía – que trata temas muy diversos, pero siempre con ligereza y alegría – Lubitsch coincide perfectamente con el espíritu joven de este Festival”.

Otro orden de la realidad

Nacido en Berlín en 1892 en el seno de una familia judía, Lubitsch inicia su carrera en el cine a la edad de 16 años, primero como actor y luego como guionista. Lo hace contra la voluntad de su padre que lo obliga a trabajar en su negocio de trajes para caballero. Hasta que un día conoce a Max Reinhard quien le ofrece un papel en sus películas. Luego se estrena como director y rueda su primera película importante en 1918, ‘Los ojos de la momia’, un melodrama interpretado por dos grandes divos del cine alemán de la época, Pola Negri y Emil Jannings.

“Aunque se sitúa dentro del cine de éxito, Lubitsch presenta relatos que hacen pensar en otro orden de la realidad”, explica Carlo Chatrian. “En Alemania, una de sus primeras películas, ‘No quiero ser hombre’, cuenta la historia de una joven que para vivir libremente elige travestirse de hombre y seduce a un conserje. El filme tiene un final feliz –la protagonista redescubre su feminidad–, pero en el conjunto aborda temas que eran tabú en la época, como el deseo sexual y el amor homosexual”.

Una mezcla de elegancia, sátira y humorismo

Lubitsch alcanza fama internacional solamente algunos años después, gracias a una serie de películas sobre las monarquías francesa e inglesa, entre las que figuran ‘Madame Dubarry’ (1919) y ‘Anna Boleyn’ (1920). Y justamente debido a esta capacidad de fundir elementos históricos con una pizca de moderna sensualidad, en 1922 recibe una llamada de Hollywood.

Pronto se comienza a hablar del ‘Lubitsch Touch’, una mezcla única de elegancia, sátira, humor, sentido del ritmo y elipsis. “Su toque mágico se percibe en situaciones muy diversas: una ocurrencia, un detalle captado por la cámara, una expresión única”, explica Carlo Chatrian. “Lo que une a estos elementos es la capacidad misma de alterar las reglas y las impresiones.”

Su “toque mágico” reside en esa ligereza con la que aborda el tema de la denuncia social, del deseo sexual y del juego psicológico. “Un filme como ‘Ninotchka’, por ejemplo, relata el día a día de la guerra y el abismo cultural entre los dos bloques a través de una temática amorosa y un permutación continua de las posiciones”. Sin contar que ‘Ninotchka’ – una de sus obras más conocidas – es quizás la única que interpreta una espléndida Greta Garbo sonriente, en el papel de una comisaria soviética.

Humor y sensualidad contra la censura

Hablar de nazismo, erotismo y sexualidad durante la Segunda Guerra Mundial no era tarea fácil, ni siquiera para cineastas consolidados como Lubitsch. Aún así “a través de un hábil trabajo de escenificación, Lubitsch consigue contar e insinuar situaciones escabrosas sin mostrar jamás nada”, recuerda Carlo Chatrian. Lubitsch es un genio de la insinuación, pero lo que oculta es preciso como su montaje: “Es el reflejo de una gran inteligencia y habilidad narrativa y de puesta en escena”.

En la gran pantalla de la ‘Piazza Grande’, el público de Locarno tendrá ocasión de ver una comedia de absoluta perfección: ‘Ser o no ser’ (‘To be or not to be’). “Es una película de una imaginación absoluta, en la que Lubitsch aborda en clave de comedia el drama del nazismo”, comenta Carlo Chatrian. “Es probablemente una de las cintas más bellas sobre la Segunda Guerra Mundial”.

¿Cómo lo habría hecho Lubitsch?

El legado de Lubitsch revivirá en Locarno con la proyección de sus obras, pero también gracias a la participación de diversos cineastas – entre ellos el italiano Daniele Gaglianone y el francés Benoît Jacquot – que hablarán de su relación con el director y de cómo influyó en su trayectoria.

“Aunque parezca que Lubitsch no está muy presente en nuestra sociedad, sigue siendo admirado y seguido por el público y la crítica”, concluye Chatrian.

“¿Cómo lo habría hecho Lubitsch?”, se preguntaría Quentin Trantino durante el rodaje de ‘Malditos bastardos’ inspirado en ‘Ser o no ser’. O Jean-Luc Godard, que eligió a Alfred Lubitsch como uno de los protagonistas de ‘Una mujer es una mujer’.

A más de un siglo de su nacimiento, el “toque mágico” del maestro de la comedia sigue influenciando las obras de muchos cineastas y no cabe duda que seguirá siendo objeto de discusión entre quienes traten –en vano– de traducirlo en palabras.

Stefania Summermatter, Locarno, swissinfo.ch
(Traducción: Belén Couceiro)

El director estadounidense de origen alemán nace en Berlín en 1892 y emigra a Estados Unidos en 1922, a la edad de 30 años.

Debuta en el cine como actor y guionista y se convierte en una estrella de la gran pantalla con una serie de comedias muy populares en Alemani8a.

Como director realiza su primera película importante en 1918 ‘Los ojos de la momia’, un drama con los dos grandes divos del cine alemán de la época, Pola Negri y Emil Jannings.

Triunfa con una comedia costumbrista que lo convierten en una cineasta de talla internacional.

En los años 1920 y 1930 trabaja con las grandes estrellas de Hollywood: Maurice Chevalier, Gary Cooper, Marlène Dietrich, James Steward, Greta Garbo…

En una cincuentena de títulos geniales, su cinta más célebre es sin duda ‘Ser o no ser’ (1942), una relectura en clave de comedia de la resistencia al nazismo.

En 1947 Lubitsch recibe un Óscar por su carrera y poco después fallece de un paro cardíaco durante el rodaje de su última película, ‘Esa señora en armiño’, que concluirá Otto Preminger.

La 63ª edición del Festival Internacional del Cine de Locarno tiene lugar del 4 al 14 de agosto.

En esta ocasión se presentan 280 filmes en una docena de secciones de las cuales 50 en estreno mundial y una veintena de óperas primas.

En el concurso internacional se proyectarán 18 cintas, entre ellas dos suizas, que aspiran a conquistar el Pardo de Oro.

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