El acaparamiento, un deber cívico en Suiza
Cuando llega una crisis, los suizos se abastecen de provisiones. En esta ocasión se ha producido una gran demanda del antipirético “Paracetamol”. Tanto que el Gobierno ha tenido que limitar su venta. En realidad, se trata de tomar precauciones: los ciudadanos están obligados a hacer acopio de reservas.
Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, los suizos arrasaron con todo lo que había en las tiendas. Al cabo de una semana habían desaparecido de los estantes el café, el arroz y todo tipo de conservas. A partir de ese momento, el gobierno impuso el racionamiento de alimentos.
Pero incluso durante el trascurso de la guerra, cuando había un alimento disponible, quienes podían permitírselo compraban más de lo necesario.
Escenas similares volvieron a darse cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Algunos estudiantes salieron a la calle con pancartas en las que podía leerse: “Acaparar es traicionar a la patria”. Y esto sucedió a pesar de que el furor por las compras fue menos pronunciado que en la época de la Primera Guerra Mundial, ya que se decretó el racionamiento en una etapa más temprana.
Hacer reservas, un deber cívico
Después de 1945, el Gobierno suizo quiso asumir el control de estas compras compulsivas que se daban al comienzo de una situación de crisis. El servicio de Defensa Civil, recién fundado, comenzó a enseñar a la población a disponer de una reserva de emergencia, que básicamente debía estar compuesta por dos kilos de arroz, dos kilos de azúcar, un litro de aceite y un kilo de grasa alimentaria, a lo que podía añadirse pasta, harina, productos enlatados y otras muchas cosas. Tenía que alcanzar para dos meses.
Durante la Guerra Fría, el objetivo era garantizar el aprovisionamiento alimentario en caso de ataque nuclear. La composición de las reservas de emergencia se anunciaba en el cine, en exposiciones o en ferias comerciales. En los cursos de economía doméstica se enseñaba a las alumnas la importancia de estos suministros de emergencia.
“El objetivo de estas campañas era anclar la amenaza de la Guerra Fría en la vida cotidiana de la población suiza. Era parte de la defensa mental del país durante la Guerra Fría y debía fortalecer la identidad nacional, así como las normas y valores considerados suizos”, señala la historiadora Sibylle Marti, que ha estudiado a fondo esta cuestión.
De este modo, las mujeres, sin derecho a voto (hasta 1971) y sin obligación de cumplir el servicio militar, eran movilizadas en el papel que les estaba asignado entonces: el frente estaba en las estanterías de las tiendas. En un folleto de 1960 podía leerse: “El soldado cuida de su fusil, el ama de casa de las provisiones de emergencia”.
Aunque estas campañas se basaban en los roles tradicionales, los funcionarios responsables de las mismas recurrieron sin embargo a las técnicas publicitarias más modernas. En 1957 las autoridades lanzaron un concurso de poesía que hiciera popular la reserva de emergencia. Se recibieron decenas de miles de poemas.
“Cuando en la década de 1960 llega a Suiza el estilo de vida estadounidense y surgen nuevas posibilidades de consumo, ocio y trabajo para las mujeres, la imagen tradicional de la mujer cambia y cambian también las campañas”, explica Sibylle Marti. “Las reservas de emergencia se distancian de la guerra y se sitúan en el contexto de un modo de vida moderno y práctico. A partir de entonces, las reservas de emergencia se presentan como una especia de ayuda para las amas de casa”.
La evolución histórica parece no haber tenido demasiado impacto sobre el principio de la reserva de emergencia. En 1988, en pleno clima de deshielo de la Guerra Fría, el Gobierno federal, desde los telediarios, aconsejaba a la población que mantuviera siempre una reserva de emergencia.
Después de 2001, el sentido de la reserva de emergencia ha vuelto a verse reafirmadoEnlace externo, asegurándose que no se trata de algo “anticuado”. Ciertamente, la época de las grandes campañas ya ha pasado, pero aún se recomienda disponer de una reserva de emergencia en los cursos de economía familiar y en InternetEnlace externo.
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Suiza y sus reservas para tiempos de crisis
Traducción del alemán: José M. Wolff
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