Proyecciones de prueba de la audiencia también en el cine
"Someter a prueba" una película antes de su estreno es una práctica común en muchos países que ha comenzado a ser adoptada por numerosos cineastas suizos. Las proyecciones de prueba también se introdujeron en el último Festival de Cine de Solothurn, en enero.
Pero, ¿qué tan útil puede ser la audiencia para el montaje final? Los directores narran su experiencia.
Si eres fanático de la franquicia Scream, es probable que sientas debilidad por Dewey Riley, el agente interpretado por David Arquette. Ha sido un miembro clave del elenco durante cinco películas, pero originalmente estaba destinado a morir en el primer largometraje.
Mientras filmaba la película, el director, Wes Craven, tuvo el presentimiento de que al público le gustaría el personaje y filmó una escena adicional en la que se muestra que está vivo. La escena se iba a usar solo si los comentarios de la proyección de prueba permitían concluir que este personaje debía permanecer. Y esto fue exactamente lo que sucedió.
Esta es una de las historias más famosas del efecto que puede generar una proyección de prueba, una práctica habitual en la industria del cine, principalmente en Hollywood, que puede suscitar todo tipo de cambios en el ADN de un largometraje: aunque a veces estos pueden ser tan simples como un cambio de título o el momento en el que se hace una broma.
Estas pruebas se han exportado progresivamente fuera de Estados Unidos. Este año, por primera vez, el festival de cine de Solothurn realizó una proyección de prueba. El objetivo era medir las reacciones de la gente con respecto al futuro título de una película que se estrenaría como parte de la sección ‘Focus’ del festival, destinada a abordar temas más amplios y no siempre relacionados con Suiza. Pero ni el nombre del filme, ni su fecha de estreno, fueron revelados previamente.
SWI swissinfo.ch no tuvo acceso a esta proyección porque el festival precisó que la audiencia debía estar compuesta en su totalidad por personas sin vínculos con la industria cinematográfica. Pero esto nos inspiró para acercarnos a los cineastas suizos y conocer su opinión sobre la práctica que está ganando terreno en Suiza.
La oportunidad lo es todo
Lo que aprendimos de quienes respondieron es que, como era de esperarse, las proyecciones de prueba pueden ser cruciales para las comedias, ya que la oportunidad en los tiempos lo es todo cuando se trata de una broma. Alberto Meroni, quien actualmente está escribiendo el guion de la secuela de la exitosa película Frontaliers Disaster, estrenada en 2017, revela por qué valora mucho los comentarios de la audiencia.
“Siempre he hecho proyecciones de prueba para mis películas y en el caso de Disaster, realizamos una un mes antes de su estreno, queríamos verificar la sincronización de los gags y los niveles de sonido”. Meroni lanzó al público varias versiones de la película antes de quedar finalmente satisfecho con el resultado.
“Seguimos jugando durante tres semanas”, explica Meroni. “Cada pocos días, yo enviaba a los exhibidores un nuevo DCP (paquete de cine digital), porque me colaba en las proyecciones y evaluaba las respuestas de los espectadores. El quinto corte fue el definitivo”. Bueno, casi: la película pasó por una sesión de doblaje adicional para el estreno en cines en Italia, ya que algunas bromas a expensas de celebridades suizas no tendrían sentido en el extranjero.
Las risas suenan más en una sala llena
También para Natascha Beller lo fundamental era encontrar el tiempo perfecto para las bromas. En 2019, ofreció al público de la Piazza Grande de Locarno su ópera prima Die fruchtbaren Jahre sind vorbei (Se acabaron los años fértiles), sobre el intento de una mujer de embarazarse antes de cumplir los 35 años. Durante la fase de postproducción decidió proyectar un borrador de su largometraje, «la edición estaba finalizada a un 80 o 90%», y la audiencia estaba integrada totalmente por personas que no conocía así que «esperábamos que los comentarios fueran objetivos”.
Observando la experiencia con una mirada retrospectiva, la autora dice que le habría gustado realizar más de una proyección de prueba, ya que era una muestra demasiado pequeña para obtener una evaluación adecuada de las fortalezas cómicas del filme. “La gente tiende a reírse más fuerte cuando la sala está llena”, señala Beller, habiendo sido testigo de esto durante las grabaciones del programa de televisión nocturno suizo Deville.
Múltiples proyecciones
Un cambio importante que hizo antes de la proyección final fue el título: el original era Ü30 («mayores de 30»), lo que provocó reacciones mixtas en la audiencia de prueba, así como un comentario del distribuidor, en el sentido de que podía desalentar a los espectadores menores de 30 y de más de 40. La cineasta piensa repetir la experiencia en futuros proyectos. “Si el presupuesto lo permite, haría más de una proyección, con una audiencia más grande, en diferentes ciudades”, nos responde por escrito.
En el caso de Azor, el aclamado thriller financiero de Andreas Fontana, ambientado en Argentina, hubo múltiples proyecciones en la fase de postproducción. Comenzaron con un grupo central de «comprobadores», incluido él mismo, el editor, los dos principales productores suizos y el asesor artístico de la película. Luego, gradualmente se incorporaron otras personas, poniendo énfasis en los espectadores que no tenían ningún vínculo con la industria cinematográfica. “Tuvimos que evaluar la comprensión de la película, ya que es muy densa”, explica el director.
Una proyección temprana resultó vital para el personaje principal de la película. “Mostramos un corte preliminar en el City Club Pully (una comuna en las afueras de Lausana), era una proyección de amigos y familiares, apenas media docena de personas”, recuerda Fontana.
«Al final de esa proyección, advertimos que le habíamos hecho un flaco favor al personaje principal: parecía demasiado débil, demasiado oprimido por lo que estaba sucediendo, lo que lo hacía molesto y no tan misterioso. Así que volvimos a todas sus apariciones en la película, que eran muchas, él está en todas las secuencias, y lo ajustamos eliminando un tercio de las tomas en las que aparecía y usamos tomas alternativas”.
Vox populi
Fontana también menciona una diferencia clave entre mostrar la película a espectadores habituales y a compañeros cineastas: “Estos últimos tienden a ofrecer soluciones, basadas en sus propios gustos y deseos. Por otro lado, personas ajenas a la industria cinematográfica nos brindaron comentarios generales, identificando síntomas en lugar de causas, y luego dependía de nosotros descubrir cómo solucionarlo”.
Finalmente, Elie Grappe nos dice que se mostró escéptico con respecto al proceso, especialmente en el caso de las tarjetas que se pide rellenar a la audiencia («Pensé que era un enfoque un poco clínico», dice), pero al final valoró las reacciones de una proyección específica de Olga, que se mostró en una versión casi completa a una clase de estudiantes de bachillerato.
«Todavía teníamos dos semanas de posproducción para el final y, a menudo, volvíamos a consultar los cuestionarios. Validaron algunos elementos que deseábamos defender y revelaron algunos puntos débiles restantes con nuevos ojos. También es divertido ver cómo las audiencias de prueba pueden identificar algo como un error, que se debe modificar o eliminar por completo, y en realidad es un elemento importante de la película, aunque tú no te habías dado cuenta de ello. Ese fue el caso con nuestro uso de material de archivo, y encontramos el correcto equilibrio a medida que avanzábamos con la edición”.
Traducido del inglés por Andrea Ornelas
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.