En Zúrich, el Museo Rietberg entra en una nueva era

Se trata de un aporte arquitectónico. El Museo de Rietberg ha duplicado su superficie de exposiciones sin perder un centímetro de suelo.
Sus nuevas salas han sido construidas de forma subterránea. El segundo piso en el subsuelo presenta una exposición consagrada al dios japonés Kannon.
Luego de tres años de trabajos, el Museo Rietberg reabrió sus puertas al público a mediados de febrero. En la reinauguración una multitud acudió a descubrir la ampliación del espacio de muestras.
En apariencia sólo una entrada transparente en vidrio salpicada de rombos verdes se ha agregado a la antigua disposición del lugar. Denominada «smaragd» («casa en vidrio»), este pórtico conduce al visitante en el museo como si entrase en una gruta: la primera sala, que acoge el mostrador para la venta de boletos y la boutique, se caracteriza, en efecto, por la piedra.
Fundado en 1952, el museo dedicado a las artes extraeuropeas se ha agrandado de tal forma que se ha duplicado su superficie de exposiciones. Para respetar la dinámica de sus espacios –un parque y tres construcciones-, los arquitectos Grazioli/Krischanitz (Viena/Berlín) propusieron construir en el subsuelo.
Tercer museo de la ciudad
Dos nuevas salas de 1.300 metros cuadrados cada una surgieron a 12 metros de profundidad. Con ello, el Museo Rietberg se convirtió en el tercero por sus dimensiones en Zúrich.
El resultado es exitoso. Para acceder a la primera sala subterránea se descienden unas escaleras de madera que aún conservan su olor a roble. La iluminación surge del suelo, gracias a las lámparas que se han insertado a las paredes dando un aspecto armonioso.
La entrada en la primera sala y el descubrimiento de un Bodisatva sentado de la dinastía Tang del siglo VIII también resulta espectacular. Al igual que en la exposición sobre Kannon, una de las divinidades budistas más populares de Japón en el segundo piso subterráneo, aquí el espacio es generosamente concedido a las obras expuestas.
Espectacular
En la sala dedicada a Kannon el visitante se encuentra con una gran escultura de 1224 de Kannon. La sombra proyectada por la escultura sobre un tablero bordado en la pared trasera y la generosidad de espacio otorgada a esos tesoros permite un efecto de espectacularidad y majestuosidad discreta.
Esculturas en bronce y madera y pinturas en seda de los siglos VII al XIV se reúnen en la exposición sobre Kannon. Algunas de esas representaciones divinas han abandonado el Japón por primera vez. No obstante, una de las obras, un pergamino en un rodillo que mide nueve metros de largo y cuyo dueño es el ‘Metropolitan Museum of Art de New York.
Schiva en 2008
Siguiendo la tendencia iniciada por el ‘Schulager’ de Basilea, el Museo Rietberg decidió por otra parte mostrar sus depósitos en este reestreno. Unos 4.000 objetos se exhiben en sus vitrinas en un espacio reducido y sin explicaciones, pero al menos son visibles.
El pequeño Rietberg (9.800 objetos en comparación, por ejemplo, con los 300.000 del nuevo museo de Quai Branly de París) debe una parte de su éxito a la fidelidad de sus generosos mecenas. La buena respuesta que tuvieron sus exposiciones pasadas (‘El retorno del Buda’ en 2002, con esculturas chinas en piedra o ‘El arte de amar’ en 2003) le otorgaron un reconocimiento internacional.
La ampliación y la renovación de esta vitrina del arte, cuyo costo ha sido de 46 millones de francos, 26 de ellos del obtenidos del bolsillo de la ciudad, le obligarán a seguir por este camino. Y justo en ese sentido se dirige la futura gran exposición sobre Shiva, prevista para 2008.
swissinfo, Ariane Gigon Bormann, Zúrich
(Traducido del francés por Patricia Islas Züttel)
La primera exposición del museo remodelado se consagra a Kannon, una de las divinidades budistas más populares del Japón.
Como los otros bodisatvas, Kannon renuncia a dejar este mundo para poder ayudar a los vivientes. Para hacerlo, puede asumir diversas formas, se habla de siete. Su representación no es uniforme, a veces tiene mil brazos y a veces varios rostros.
La exposición está abierta al público hasta el 9 de abril de 2007.
Se trata del único museo consagrado exclusivamente a las artes extraeuropeas.
El Museo Rietberg de Zúrich es propiedad de la ciudad desde 1949 y abrió sus puertas en 1952.
Tras su reapertura se ha duplicado su superficie de exposiciones.
Para respetar la dinámica de sus espacios –un parque y tres construcciones-, los arquitectos Grazioli/Krischanitz (Viena/Berlín) propusieron construir en el subsuelo.

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