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«Entendí que en pintura no me sabía inspirar»

Adela Picón vive y trabaja en Uettligen, un pueblo a las afueras de Berna. swissinfo.ch

Hace un lustro Adela Picón dejó la pintura y encontró una nueva forma de expresión en los nuevos medios.

Los últimos trabajos de la artista española, de 47 años, abordan problemáticas de la migración en Suiza.

Adela Picón nació en Melilla, pero se crió en Martorell, un pueblo de la provincia de Barcelona, en un contexto social marcado por la dictadura franquista, «donde no había nada que tuviera que ver con el arte». «Yo jamás había visitado una biblioteca o un museo, no sabía lo que era una galería», recuerda.

El contacto con los movimientos de izquierda de la época, vinculados a «unos personajes que hacían música de protesta, cerámica, manualidades», le hizo descubrir que existía un «mundo creativo». Años más tarde, siendo ya adulta, decidiría matricularse en Bellas Artes, primero en Bilbao, y luego en Barcelona.

Salto al nuevo siglo

Conoció a su marido en España y si hoy vive en tierras helvéticas, es porque aquí fue donde comenzó a tener éxito como pintora.

«Yo en pintura he seguido quizás unas tendencias que tenían muy poco que ver con una pintura del Mediterráneo. Me he identificado con una pintura de color fuerte y barroca, pero también con la monocromía de América y de los países nórdicos», explica.

Hace cinco años, sin embargo, sintió la necesidad de dar un giro radical en su trayectoria artística y personal. Su obra pictórica estaba demasiado anclada en «la memoria, en el análisis de mi pasado en España» y, además, «quería decir cosas que con la pintura no podía».

Fue madurando la idea y un día entendió que tenía que abandonar la pintura para poder «cambiar el tiempo en mi obra y dar un salto a un nuevo siglo, con unos medios diferentes».

«Es como si me hubiera actualizado. No digo que en pintura uno no se pueda actualizar. Sencillamente, a mí no me ocurría», afirma.

Camino hacia el arte público

Comenzó realizando instalaciones con cuadros. «Más tarde, hacia el 2000, hice instalaciones que ya no tenían pintura, pero que estaban fuertemente influenciadas por ella». En ese proceso de transformación, se fue alejando cada vez más no sólo de la pintura, sino también de las instalaciones.

«El espacio de las instalaciones es un espacio cerrado que me dejó de interesar, igual que me dejó de interesar ese espacio privado de la pintura.»

«El espacio que yo trabajo ahora es un espacio abierto al público, donde yo pretendo desarrollar los trabajos desde el taller, desde dentro hacia fuera, con la gente interviniendo, con la participación del público», explica.

De hecho, su último trabajo ‘Pass auf!’ – un proyecto interactivo dentro del arte público en torno al tema de las naturalizaciones en Suiza – se caracteriza por una fuerte connotación política y social.

Adela Picón se define como una artista comprometida, preocupada por el mundo y sus problemas.

«En el arte a mí lo que me interesa es investigar, encontrar cosas. Y ahora con todas las nuevas tecnologías que nos vienen encima y que a mí ya me pillan un poco mayor, pues yo estoy fascinada. Y me gusta utilizarlo.»

Vídeoinstalación con artistas extranjeros

El año pasado fue galardonada con el ‘Frauenkunstpreis’ por su vídeoinstalación ‘Locutorio’. Dotado con 10.000 francos y creado en el 2001 por una fundación privada, este premio respalda proyectos de mujeres artistas que trabajan en Berna.

La idea le surgió en Barcelona, mientras observaba a los inmigrantes llamando por teléfono a sus países desde «unas barracas de madera y cartón transformadas en locutorios».

«Yo también lo vi como algo exótico, pero no quería realizar un trabajo con extranjeros que tocara el exotismo, porque no me gusta.» Entonces decidió reproducir esa realidad en su taller con un grupo de personas que, como ella, eran artistas y extranjeros en Suiza.

La única condición era que llamaran por teléfono a sus respectivos países, hablaran en sus lenguas maternas y que el tema de conversación girara en torno al arte, mientras ella los filmaba.

El objetivo de ‘Locutorio’ era desmontar un cliché: «Nadie se espera que los extranjeros hablen de arte», pero también hay intelectuales y artistas que emigran.

«Suiza me influye mucho»

Si pudiera retroceder en el tiempo, cree que no volvería a establecerse en Suiza. «No me gusta tanto este país. Sufro como artista y creo que sufren todos sus individuos. No es un país precisamente alegre», confiesa.

No obstante, reconoce que «es interesante para un artista trabajar fuera de su contexto cultural» y que esa experiencia «a veces dura» puede ser también muy enriquecedora y hasta convertirse en fuente de inspiración. «Suiza me influye mucho».

«La verdad es que no tengo idea qué hubiese pasado, cómo me hubiese desarrollado de haberme quedado en Barcelona», concluye.

swissinfo, Belén Couceiro

Adela Picón nació en Melilla y se crió en Cataluña, en una familia y contexto social que «nada tenían que ver con el arte».

Estudió Bellas Artes en Bilbao y Barcelona, carrera que concluyó con la especialidad de Pintura.

Desde 1992 reside en Suiza. Está casada y es madre de un niño de once años.

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