«Estoy en el principio de lo mejor de mi vida»
El año pasado dejó atónitos a todos al abandonar el Royal Ballet en la cúspide del éxito para asumir las riendas del English National Ballet (ENB), ambas compañías asociadas al Prix de Lausanne. La actual directora artística y primera bailarina del ENB integra este año el jurado del prestigioso concurso de danza.
Comparece quince minutos antes de la hora fijada, vestida de negro de los pies a la cabeza, con el cabello suelto y zapatos de cuña altos que deben rondar los diez centímetros. La larga melena azabache y sus ojos negros, grandes y expresivos, resaltan su tez pálida. Nadie diría que la bailarina española más internacional, de aspecto menudo y rostro angelical, cumplirá 39 primaveras el próximo 17 de mayo. Las apariencias engañan.
Tras la breve introducción del moderador, pide en seguida la palabra y despliega una serie de consejos destinados a los concursantes que sueñan con pisar algún día el escenario. No cabe duda, viene preparada y es evidente que no quiere dejarse nada en el tintero. Acudió con antelación a la cita para repasar sus apuntes. Una profesional como la copa de un pino. Por eso ha llegado tan lejos. Y porque tiene la cabeza muy bien amueblada. Sabe lo que quiere, o como declaraba en una reciente entrevista: «Nunca fui la mejor bailarina del mundo, pero sí he sido la más testaruda».
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Hay futuro para un bailarín después de los 40
swissinfo.ch: Es la primera vez que participa en el Prix de Lausanne.
Tamara Rojo: Sí, nunca tuve la oportunidad de venir como bailarina. Pero me alegro mucho de poder participar ahora como miembro del jurado.
swissinfo.ch: Hace unos instantes confesaba que no le dejaron venir como concursante. ¿Se refería a Víctor Ullate?
T.R.: Sí. Hubo una época en la que Víctor presentó a varias bailarinas, que ganaron becas y se fueron a otras escuelas. Entonces cuando llegó mi generación, no teníamos permiso para venir, lo cual es una pena. Pero, bueno, yo lo entiendo. Si yo hubiese conseguido una beca, me habría ido a otro sitio, obviamente.
swissinfo.ch: Estamos rodeados de jóvenes concursantes que sueñan con abrirse camino en el mundo de la danza. ¿Qué recuerdos tiene usted de sus inicios?
T.R.: Recuerdo lo nerviosísima que estaba. Yo nunca había estado en un concurso, no tenía experiencia. Fui además sin Víctor, sin maestro, sola. Pero luego se convirtió en una de las experiencias más positivas de mi vida. Hice muchos amigos, conocí a directores de compañías, maestros, … Y en el mundo de la danza, tarde o temprano, te vuelves a encontrar. Fue una gran aventura que en ese momento daba mucho miedo, pero que solo tuvo consecuencias positivas para mí.
swissinfo.ch: Se refiere al Premio Internacional de París que usted ganó en 1994…
T.R.: Sí.
swissinfo.ch: ¿El mundo de la danza es hoy más competitivo que hace veinte años?
T.R.: No lo creo. Es verdad que han desaparecido muchas compañías grandes, sobre todo en Alemania, donde hay un 50% menos de empleos que en los años 80, por ejemplo. Por otro lado, hay muchas más compañías alrededor del mundo, y muy diversas. Significa que si no consigues entrar en una compañía clásica, hoy tienes muchas más alternativas.
swissinfo.ch: ¿Volvería a España, si la llamaran para dirigir una compañía nacional de ballet?
T.R.: Ahora mismo no haría falta porque José Carlos Martínez (Prix de Lausanne 1987, estrella de la Ópera de París) está realizando una labor magnífica. Así que desde ese punto de vista… Pero por supuesto, es muy difícil decir que no porque es mi país.
Por otro lado, todas mis oportunidades me las han brindado fuera. Y tengo un deber con respecto al público inglés, a las autoridades inglesas, que han confiado en mí desde el principio, que me han abierto las puertas de su institución nacional (English National Ballet). Quizás nosotros también debemos pensar que si una española puede ser directora de la compañía nacional inglesa, a lo mejor lo que necesitamos es a un extranjero para dirigir la compañía nacional española…
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Los pros y los contras del Prix de Lausanne
swissinfo.ch: Pero corren malos tiempos para las artes…
T.R.: En España, sobre todo. En los tiempos de bonanza económica, no se hizo ninguna inversión en las infraestructuras, no se creó una buena ley de mecenazgo ni un Consejo de las Artes independiente de los políticos. En los buenos tiempos nadie me escuchaba. Bueno, no solo a mí, sino a muchos otros bailarines. Pensaban que siempre estábamos gritando: ¡Que viene el lobo! El lobo está aquí. Y ahora ya no se pueden arreglar las cosas, porque no hay dinero para crear esas infraestructuras, pero se debería hacer.
swissisnfo.ch: Los bailarines son uno de los productos de exportación españoles. Algunos han vuelto, como José Carlos Martínez o Nacho Duato (Netherlands Dance Theatre, ex director de la Compañía Nacional de Danza). Si ahora los que han triunfado en el extranjero deciden regresar y montar una compañía propia, ¿tienen alguna perspectiva?
T.R.: ¿Dónde está la compañía de Ángel Corrella (Prix de Lausanne 2004, American Ballet) ahora? Ahí tiene la respuesta… (En 2012, ahogada por la crisis, su compañía se declaró en quiebra)
Beaulieu. El 41º concurso para jóvenes bailarines no profesionales se celebra en el Teatro de Beaulieu, de Lausana, del 27 de enero al 2 de febrero de 2013. Participan 78 candidatos, de entre 15 y 18 años, y de 23 nacionalidades.
Historia. Fundado por la bailarina rusa Elvire y su esposo, Philippe Braunschweig, la 1ª edición del Prix de Lausanne se remonta a 1973.
Evolución. Desde entonces, el concurso se ha asociado con cerca de 60 escuelas y compañías de ballet del mundo entero.
Internacional. Más de 4.000 candidatos de 70 países han participado en el concurso de Lausana.
Becas. Los más de 300 laureados han obtenido una beca para proseguir su formación y que les ha servido de trampolín para una carrera internacional. Entre ellos, los españoles José Carlos Martínez (1987), Mónica Zamora (1989) y Goyo Montero (1993), Ángel Corrella (2004), así como el cubano Carlos Acosta (1990).
swissinfo.ch: Usted ha llegado al Olimpo de la danza clásica. ¿Qué sueño profesional le queda por cumplir?
T.R.: El sueño de devolver a la danza clásica mis conocimientos, de asegurar el futuro de instituciones como el English National Ballet, de invertir en la creación de los nuevos artistas -soy también la directora del English National Ballet School. Es, en definitiva, lo que te hace más feliz. No hay nada más satisfactorio que ver que otros lleguen gracias a ti. Así que yo ahora estoy, creo, en el principio de lo mejor de mi vida.
swissinfo.ch: Esa generosidad dista mucho de la imagen que solemos tener de las divas…
T.R.: Bueno, eso pertenece al pasado. Hubo una generación de bailarinas que no devolvió, que siguió en el escenario hasta los ochenta años. Pero las cosas han cambiado. Las bailarinas somos diferentes hoy en día. Somos más pragmáticas, más generosas, más colaboradoras. Cuando en un momento dado la prensa británica intentó crear fricción entre Alina (Cojocaru, primera figura del Royal Ballet) y yo, la verdad es que nosotras nos reíamos.
swissinfo.ch: Dígame lo primero que le viene a la mente: Víctor Ullate…
T.R.: Mi maestro…
swissinfo.ch: Carlos Acosta (Prix de Lausanne 1990, Royal Ballet)…
T.R.: Un amor…
swissinfo.ch: ¿Y algo más?
T.R.: (risas) y un gran partenaire…
swissinfo.ch: ¿El mejor?
T.R.: Hay buenos partenaires para diferentes cosas. Pero es con el que más he bailado en mi carrera.
swissinfo.ch: ¿Tiene que ver con que se formó en la escuela cubana?
T.R.: Tiene mucho que ver, la formación cubana hace mucho hincapié en el partenaire.
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Voluntad a toda prueba
swissisnfo.ch: José Carlos Martínez…
T.R.: (Titubea y sonríe) Le deseo mucha buena suerte…
swissinfo.ch: Maya Plisetskaya…
T.R.: Una gran diva… de una generación anterior…
swissinfo.ch: ¿Dónde se ve cuando deje los escenarios?
T.R.: En la oficina (risas)… llevando la compañía.
swissinfo.ch: Dicen que usted viste siempre de negro. ¿Es verdad?
T.R.: No siempre, pero para las ocasiones especiales, no sé por qué, sí que visto bastante de negro. Calculo que el 80% de mi vestuario es negro. Creo que es porque me quiero ver más delgada (risas)…
swissinfo.ch: El cuerpo es para una bailarina la herramienta de trabajo. Y las zapatillas de punta machacan los pies. ¿Cómo mima usted los suyos?
T.R.: Pues, con una buena fisioterapia, buenos masajes, descansando, tratando de usar zapatos sensibles (risas)…
swissinfo.ch: Precisamente, siempre me ha llamado mucho la atención que las bailarinas no lleven calzado plano para ir más cómodas, sino taconazos…
T.R.: (el comentario le arranca una carcajada sincera)… Sí, sí…
swissinfo.ch: Personalmente, pienso que los lucen como nadie…
T.R.: Muchas gracias. Tenemos un gran sentido de la estética. Sabemos lo que nos queda bien y supongo que somos vanidosas, así que nos ponemos los tacones. También nos cuesta menos andar en tacones que a las personas que no hacen ballet.
swissinfo.ch: Una bailarina siempre tiene que estar preparada y saber cuándo ha llegado el momento de dejar el escenario…
T.R.: Tiene que ser honesta consigo misma, ser inteligente y darse cuenta de que por bailar más tiempo, a veces puede destruir su reputación. Es mejor parar un poco antes y dejarla intacta.
swissinfo.ch: En su caso todavía no ha llegado el momento…
T.R.: No, pero no queda mucho…
Nace en Montreal en 1974, donde sus padres residieron once años. Al cumplir los cuatro meses, su familia regresa a España.
A los cinco años se inicia en el ballet. A los doce, es alumna destacada de la escuela de Víctor Ullate (1947), discípulo de Maurice Béjart y figura sobresaliente de su Ballet del siglo XX en Bruselas.
Tras ganar el sexto Concurso Internacional de Danza de París (1994) y un premio especial del jurado otorgado por unanimidad, abandona España rumbo a Glasgow para unirse al Scottish Ballet (1996).
En 1997, ingresa en el English National Ballet cuyo director artístico crea las coreografías de Julieta (Romeo y Julieta) y Clara (El Cascanueces) para ella.
Tras bailar Giselle con el Royal Ballet como artista invitada, en 2000 se convierte en primera bailarina de la renombrada compañía londinense.
En 2012 es nombrada directora artística y primera bailarina del English National Ballet.
Ha dado la vuelta al mundo con el Ballet Mariinsky (San Petersburgo), el de La Scala (Milán), el Ballet de Tokio, el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet Deutsche Oper Berlin, entre otros.
Ha recibido numerosos premios por su excelencia artística: entre ellos dos españoles -la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2002) y el Príncipe de Asturias de las Artes (2005), que compartió con la legendaria bailarina rusa Maya Plisetskaya,- y el Benois (2008), considerado el Oscar de la danza.
Ha realizado un Máster en Artes Escénicas y una Licenciatura en Danza en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid).
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