Festival Internacional de cine de Locarno
Más de 150 películas serán exhibidas en la reseña de la Suiza de expresión italiana. 19 filmes de 15 países en concurso. Una retrospectiva de cine soviético recién liberado y medio siglo de cortometrajes españoles, platos fuertes del programa.
El Festival Internacional de cine de Locarno, es el más antiguo de Europa y, según una fórmula acuñada por la prensa: el más pequeño de los grandes y el mayor de los pequeños encuentros cinematográficos internacionales.
Más de 150 películas, entre largos y cortometrajes serán proyectadas en las 7 secciones que integran la 53ª edición del evento que tendrá lugar del 2 al 12 de agosto próximo.
19 cintas de 15 países compiten en el concurso por los Leopardos de oro, plata y bronce que concede un jurado internacional de realizadores, escenaristas, críticos y productores de 9 países.
Con excepción de un filme brasileño de Sergio Bianchi: «Cronicamente inviavel», no hay participación latinoamericana. Sin embargo, la mexicana Paz Alicia Garciadiego, forma parte del jurado.
«Habría que preguntarle a los productores latinoamericanos por qué prefieren reservar sus películas para otros encuentros como Cannes, San Sebastián o Venecia»: dice Marco Müller, director de la reseña suiza cuando explica esa ausencia.
A pesar de todo, en un capítulo llamado «Leopardos de mañana», reservado al descubrimiento de nuevos autores, dentro de un viaje por el cine europeo y con ocasión del centenario de Luis Buñuel, el festival de Locarno incluye este año una monografía de más de 30 cortometrajes producidos en España durante los últimos 50 años.
Veintitrés de ellos aspiran a uno de los «Leopardos» del futuro. «Después de Francia, España es el mayor productor europeo de cortometrajes de gran calidad», señala la responsable de esa sección del programa.
Elemento novedoso y excepcional de la futura edición del festival suizo es una retrospectiva de más de 50 filmes soviéticos, 25 de ellos prohibidos y ahora liberados, inéditos u olvidados.
Se trata de películas cuyo desmantelamiento o mutilación fue impuesto a sus autores por el antiguo régimen. Bajo el título: «Otra historia del cine soviético 1926-1968». Locarno es uno de los primeros festivales de cine que ha hecho un trabajo de investigación de tal envergadura.
Si en sus orígenes Locarno tenía por vocación el descubrimiento de nuevos creadores y nuevos cines, hoy, busca las nuevas perspectivas de expresión en las primeras o segundas películas de cinematografías nacientes que están más allá del cine dominante.
En la presentación de la nueva edición, Giuseppe Buffi, nuevo presidente de la manifestación, recordaba igualmente el carácter del festival como una ventana helvética al mundo, a través de la cual el cine suizo también puede hacerse conocer.
En ese sentido, otro apartado del programa propone una selección de «grandes crudos» del cine suizo que permiten, sobre todo a los extranjeros, informarse sobre la producción helvética.
Con una selección de 15 «grandes filmes del año», el festival refuerza además su programa de proyecciones en la Piazza Grande de la ciudad de Locarno, convertida durante las 11 noches del encuentro en una inmensa sala de cine al aire libre con capacidad para 7.500 espectadores.
Frente a una pantalla gigante de 26 metros de ancho por 14 de alto, bajo las tórridas temperaturas de agosto, los profesionales del cine y el público en general, confunden a veces los decorados del cine con las estrellas fugaces del cielo de la Suiza italiana.
Jaime Ortega
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