Hans Frey, un pionero de la fotografía en Chile
Abrió el primer establecimiento dedicado a la importación de artículos fotográficos en Valparaíso, escribió el primer ‘Tratado práctico de fotografía’ en Chile y creó una productora de cine.
El libro ‘Fotógrafos en Chile; 1900-1950”, publicado este mes, rescata el aporte de este suizo, nacido en 1864 en Aarau, al patrimonio cultural del país sudamericano.
“¿Quieres conservar el recuerdo de vuestros paseos, condiscípulos y profesores? La fotografía te proporcionará los medios. Pedid a vuestro papá que os adquiera una máquina fotográfica y será el mejor regalo”.
Éste era uno de los avisos publicitarios que utilizaba la Casa Hans Frey para promocionar sus artículos fotográficos a comienzos del siglo XX. Su fundador había llegado a Valparaíso en 1885, a los 21 años de edad, atraído por la prosperidad económica que experimentaba el puerto chileno, apodado por aquel entonces La Perla del Pacífico.
La ciudad -puerta de entrada al país- había recibido ya a cientos de inmigrantes europeos desde mediados del siglo XIX, principalmente ingleses, alemanes, italianos.
“Frey nació en Aarau, en el cantón de Argovia, y tras llegar a Valparaíso, rápidamente comenzó a trabajar con su compatriota, el fotógrafo Emmanuel Holzach, oriundo del cantón de Basilea y llegado a Valparaíso hacia 1880”, relata Hernán Rodríguez, experto en fotografía patrimonial y autor del libro Fotógrafos en Chile; 1900-1950, que desde mediados de julio está a la venta en las librerías chilenas.
Apenas dos años después, Hans se independizó y creó su propio negocio. “La Casa Hans Frey fue el primer establecimiento porteño dedicado exclusivamente a la importación de artículos y suplementos fotográficos, actividad en la que se asoció con el alemán Carlos Brugmann”, indica Rodríguez.
Era el único local que a fines del siglo XIX fabricaba papel fotográfico en Chile. De hecho, la gran mayoría de las grandes fotografías originales de esa época llevan estampado en el reverso el logotipo Casa Hans Frey.
Primer manual de fotografía
En 1892 ya tenía dos locales en Valparaíso y otro en Santiago. Un año después publicó su Tratado práctico y completo de fotografía, del que hizo numerosas ediciones en las primeras décadas del siglo XX.
A juicio de Hernán Rodríguez, éste es otro de los méritos de este emprendedor suizo, que sistematizó en un texto toda la información necesaria para manejar las cámaras fotográficas de la época, desde la descripción detallada de los diferentes modelos, hasta el uso de líquidos reveladores, la elección del papel para imprimir y algunos ‘trucos’ para hacer buenos retratos.
La firma fue también una de las primeras que se dedicó a las fotografías en formato tarjeta postal, para lo cual utilizó los servicios de numerosos fotógrafos, entre ellos Carlos Brugmann, Franz Pieper y Einar Altschwager.
Asimismo, publicaron extensos catálogos de sus productos, en los que se definían como “la casa especialista más importante y antigua de esta costa del Pacífico, de reputación adquirida y merecida, de absoluta seriedad y rectitud”.
El negocio marchó tan bien que en 1900 abrió filiales en las ciudades de Coquimbo y Concepción, y posteriormente en Antofagasta (1922) y Temuco (1925).
Contrastes del Nuevo y Viejo Continente
Mientras Europa se debatía entre conflictos y escasez, Valparaíso vivía un auge económico inigualable, que se percibía en el desarrollo de la arquitectura, el comercio y las artes. Campo fértil para el negocio de este fotógrafo helvético.
El propio Frey hace referencia a la compleja situación del Viejo Continente en su catálogo 37: “Tras el gran Conflicto Europeo han sido muchas las dificultades que hemos debido salvar para obtener un surtido completo de cámaras para cualquier gusto, desde el más modesto al más refinado”.
En Chile, en cambio, los buenos negocios lo impulsaron a dar un gran salto, con la creación de Hans Frey Films, en 1917.
Según el libro Historia del cine chileno, de Mario Godoy, la empresa contó con el apoyo de un grupo de periodistas del diario La Unión, convirtiéndose en una de las primeras y más importantes productoras de la época, en la que -además de películas- se rodaron muchos documentales y noticieros.
Alma chilena, Todo por la patria y La Avenida de las acacias fueron las tres cintas que la Hans Frey Films alcanzó a producir antes que un voraz incendio destruyera por completo los estudios de filmación y el edificio que los albergaba, en marzo de 1919.
El diario El Mercurio de Valparaíso -el periódico en circulación más antiguo de habla hispana- dedicó una página completa al siniestro, precisando que “los señores Hans Frey no tenían seguro alguno y pierden, además de sus instalaciones y laboratorios, las máquinas cinematográficas y los negativos de la mayor parte de las cintas”.
Esta pérdida, agregaba el matutino situado en calle Esmeralda, muy cerca de la primera filial fotográfica de Frey, “significa la extinción total de la cinematografía de nuestro puerto, pues los señores indicados quedan sin elemento alguno para tal industria”.
Otros registros señalan que la producción cinematográfica estuvo detenida, al menos por algún tiempo, después de este suceso.
Frey tuvo que proseguir entonces únicamente con el negocio fotográfico. En 1925 delegó su dirección a su asistente Carlos Eckardt y al fotógrafo alemán Hans Pieper. “En 1928, a la edad de 64 años fallece y Eckardt decide comprar la sociedad, manteniendo su nombre, con dos locales en Valparaíso y dos en Santiago”, precisa Hernán Rodríguez.
En 1930 se incorporó a la firma el fotógrafo Enrique Forestier y Pieper se retiró para crear su propio establecimiento en Santiago, en 1935. “A partir de entonces solo la casa Hans Frey de Valparaíso continuó activa y fue vendida por Eckardt a Forestier, pasando a llamarse Casa Forestier”, menciona este investigador.
Aunque hoy no es posible encontrar negocios fotográficos asociados a su nombre, el legado de Frey permanece vivo y es rescatado como un testimonio gráfico de un Chile que ya no existe.
Este libro ofrece un catálogo completo de los fotógrafos que aportaron su granito de arena a la identidad y memoria del país, a través de diversas miradas y testimonios gráficos.
Su autor, Hernán Rodríguez, historiador y fundador de la colección fotográfica del Museo Histórico Nacional, investigó durante 10 años hasta finalizar la publicación.
Al igual que en su libro anterior Fotógrafos en Chile durante el siglo XIX (2001), Rodríguez evita juicios o especulaciones acerca de los autores abarcados y se remite a los hechos históricos e imágenes.
A su juicio, las fotos hablan por sí solas, entregando una mirada propia de la sociedad chilena de aquel entonces.
Entre sus propósitos está, además, “crear conciencia entre los fotógrafos de que su arte o su oficio contribuye al país y es parte de una historia”.
El autor ha señalado que fue en este periodo en que la fotografía se popularizó y diversificó hacia todos los ámbitos de la vida.
“Hubo muchos extranjeros que se quedaron en Chile para dedicarse a la fotografía y eso enriqueció nuestras imágenes”. Por ello, el libro incluye no solo a fotógrafos chilenos, sino a todos aquellos cuyo tema central fue Chile.
El libro contó con el respaldo del Centro de Patrimonio Fotográfico (CENFOTO) quien gestionó exitosamente su postulación a dos fondos públicos: El Fondo Nacional del Libro y el Fondo Nacional de las Artes, Fondart.
Poco se sabe de la vida privada de Hans Frey. Solamente hay registros de que estaba casado con María Elisa Voegelin y que en junio de 1891, en Valparaíso, nació su hija Elisa Susana Frey Voegelin.
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