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“Los documentales son un antídoto contra las fobias”

Primer plano de Christian Frei
Christian Frei es uno de los grandes exponentes del cine documental suizo. © Keystone / Gaetan Bally

Meticuloso y observador, el cineasta Christian Frei ha abordado un amplio espectro de temas que incluyen a la Cuba postcastrista, la fotografía de guerra, el turismo espacial, el desamor y los insondables caminos de la ciencia genética, entre otros. En su opinión, los documentales tienden puentes que permiten conocer el universo del otro. Entrevista.

swissinfo.ch: El cine permite crear y manifestarse de múltiples maneras. Pero, ¿por qué eligió Christian Frei el universo de los documentales y no el cine de ficción?

Christian Frei

El cineasta suizo nació en Schönenwerd, en el cantón de Solothurn, en 1959. Da cursos en la Universidad de San Galo y es presidente de la Academia del Cine Suizo desde el 2010.

Este verano la Cinemateca Nacional de México le rindió homenaje con una retrospectiva.

Algunos de sus principales documentales son: Ricardo, Miriam y FidelEnlace externo (1997), Fotógrafo de guerraEnlace externo (2001), Los Budas Gigantes (2005), Turistas del espacio (2009), Insomnes en Nueva YorkEnlace externo (2014) y Génesis 2.0 (2018).

Christian Frei: Creo firmemente en el poder de los documentales. Estos crean una experiencia para la gente que asiste a la sala de proyección. Es una forma de cine que, a mi parecer, es también muy atractiva.

Es un poderoso antídoto contra las fobias. Cada ser humano ve las cosas de una forma distinta y un documental permite conocer la belleza de todos los tipos de seres. Uno se abre para escuchar al otro y conocer su opinión. Es un ejercicio de tolerancia muy valioso.

Pienso, además, que parte del poder de los documentales consiste en crear puentes entre el universo de un grupo particular y los espectadores.

Los documentales no son la ‘pequeña hermana fea’ de la hermana rubia hermosa, como muchos consideran al cine de ficción.

swissinfo.ch: ¿Le tentó alguna vez la ficción solo para probar otro ámbito del cine?

C. F.: Jamás llegó a mi vida un cuestionamiento profundo sobre si debía dedicarme a los documentales o al cine de ficción. Esa es la verdad. Siempre tuve claro lo que quería hacer.

Suiza es un país que ve muchos documentales y creo que eso también influye mucho.

He hecho trabajos para la televisión y algunas obras de corte corporativo, esa fue mi escuela cinematográfica; esto me permitió estar listo para hacer otro tipo de filmes.

“Curiosidad y respeto combinados, son una pieza clave en el trabajo de un documentalista”

swissinfo.ch: Uno de sus documentales más importantes es Ricardo, Miriam y FidelEnlace externo (1987). Su protagonista es una mujer que decide emigrar a Estados Unidos. Pero es hija de un revolucionario fundador de ‘Radio Rebelde’, que operaba bajo las órdenes del Che Guevara. Existe pues un gran conflicto ideológico y familiar. ¿Cómo surgió la idea de este filme?

C.F.: Cuando eres documentalista hay momentos especiales en los que observas que varias cosas se conjugan, algo así como una epifanía. Tu mirada encuentra un drama de la vida real, algo poco común, ves claramente que ahí hay una historia.

En este caso fue muy simple. Yo estaba en el Festival de Cine de La Habana en una fila y detrás de mí estaba Miriam. Fue pura coincidencia. Escuché que estaba pensando dejar Cuba para irse a vivir a Miami. Pero en ese momento no pensé aún en un documental.

Luego comenzamos a charlar, me habló de su padre, un pionero de ‘Radio Rebelde’, que tenía por misión difundir la voz de la revolución. Imaginé aquella vida y luego llegó a mi mente la imagen del padre y la hija diciéndose adiós frente a mi cámara.

Yo podía ver de antemano las emociones y el drama que se avecinaba, la fuerza de esta historia.

Pero no fue fácil filmar. Tardamos mucho tiempo en obtener la aprobación por parte del gobierno de Fidel Castro y también necesitaba autorizaciones para grabar en Estados Unidos. Fueron 18 meses de preparación.

Pero creo que cuanto más complicado es sortear las dificultades previas a una filmación, más me gusta el proyecto.

En este documental hay un momento llamado ‘El último café’. Ricardo se rehúsa a despedirse de su hija en el aeropuerto. Sabe que no la volverá a ver y no quiere estar en un sitio en donde haya gente llorando alrededor. Le propone encontrarse en un café donde se dirán adiós de forma definitiva, ante mi cámara. Este momento sigue siendo muy fuerte para los cubanos que ven el filme.

Imagen del interior de la Cinemateca Nacional de México
Este verano, la Cineteca Nacional de México abrió sus puertas para que el público mexicano conociera la obra íntegra del cineasta suizo Christian Frei. swissinfo.ch

swissinfo.ch: Hubo una gran carga emotiva y profundos momentos de reflexión en esta obra…

C.F.: Sí, Miriam, Ricardo y Fidel es una historia sobre migración, divisiones ideológicas y amor.

Miriam no es anticastrista, reconoce muchos de los logros de la revolución cubana, pero quiere un cambio. Creo que el documental es equilibrado en ese sentido. Al llegar a Estados Unidos se encuentra con una vida muy distinta a la que tenía y esto tampoco es fácil para ella.

swissinfo.ch: Un documental penetra a tiempo completo en la vida de una persona o un grupo de personas. Llega a lo más profundo de sus pensamientos, acciones y privacidad. ¿Cómo se gana la confianza de los protagonistas para que le permitan filmar?

C.F.: No es algo fácil de explicar. En eso consiste mi trabajo como documentalista. Pienso que en, en mi caso, poseer suficiente curiosidad y respeto combinados ha sido algo clave. Si conozco a un científico, un millonario, prostitutas, heroinómanos, no importa, todos son seres humanos. Yo no juzgo absolutamente nada. Solo tiendo puentes.

En un filme sobre una mujer del servicio de limpieza de la Casa Blanca y Melania Trump, para mí ambas tendrían exactamente la misma importancia. Ninguna sería más importante que otra.

En Fotógrafo de guerra (documental nominado para la categoría de ‘Mejor documental largo’ en los Oscar de 2002), mi protagonista era James Nachtwey; no fue nada fácil convencerlo de participar. Uno tiene una responsabilidad muy grande, es su vida lo que comparten.

swissinfo.ch: Si tuviera que elegir una sola de sus obras para que esta se preservara en la posteridad, ¿cuál sería y por qué?  

C.F.: Esa es otra pregunta difícil de responder. Yo experimento el mismo sentimiento con respecto a todos mis filmes. No tengo uno preferido y tampoco alguno que considere más importante que los demás.

Fotógrafo de guerra ha sido el más premiado y exitoso. Pero nada más. Y, por ejemplo, Génesis. 2.0 (2018) es también un trabajo muy importante para mí. Es muy difícil elegir uno en particular.

No sé, tal vez preservaría el filme más complejo que he realizado, aunque haya sido un poco menos exitoso: Sleepless in New York (2014), un documental que aborda el llamado mal de amor. La vida de tres personas que experimentaron rupturas recientemente. Creo que es un tópico muy importante.

swissinfo.ch: Christian Frei aborda siempre conflictos humanos y morales: la destrucción de budas, la guerra, los límites de la ciencia. ¿Cómo elige sus temas? ¿Cuán difícil realizar todos los preparativos antes de grabar?

C.F. Trabajo mucho por instinto, me dejo guiar por las historias que me mueven. Cada una de ellas me ha hecho crecer.

Sobre los permisos para filmar, hay lugares donde es todo un desafío realizar un documental, fue el caso de Kosovo.

También fue muy difícil trabajar en Central Park, debía ser un domingo, pero las autoridades responsables me decían: “No, es mejor hacerlo en lunes, el domingo hay mucha gente”. Hay que argumentar el por qué la grabación debe ser en domingo y no otro día.

Pero regreso a lo que dije antes, en los lugares más distantes y más difíciles de acceder, también hay menos competencia en términos de filmografía. Menos cineastas llegan y eso es algo que me gusta hacer.

swissinfo.ch: Cada ser humano es único e irrepetible. Pero nuestro país de nacimiento imprime en nosotros algunos rasgos culturales. ¿En qué sentido Christian Frei se siente profundamente suizo a la hora de pensar y trabajar?

C.F.: No se puede decir que “todos los suizos son…” y estereotipar. Pero es verdad que a Suiza se la conoce por su precisión y esto es totalmente cierto en mis filmes. Pienso que la mentalidad del suizo es más cercana, en general, a los documentales que a la creación de obras como las de Fellini, con una mente italiana.

Me siento muy suizo, aunque en mi caso personal y por múltiples razones, también me gusta mucho trabajar por intuición, siempre soy alguien dispuesto a tomar riesgos.


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