La receta del Festival de Jazz de Montreux

Reuters

El espíritu de Claude Nobs permanecerá a toda costa, es la premisa de Mathieu Jaton, sucesor del fundador del festival musical más famoso de Suiza en el mundo.

A Mathieu Jaton le corresponde ahora asumir y continuar la obra de toda una vida de su carismático mentor. “Desarrollar un sello tal, ya sea por Nobs o por Jaton, es extremadamente difícil”, responde el suizo a la pregunta sobre la dirección musical que marcará ahora el festival.

Jaton, de 38 años, se ha convertido en el director de una empresa con un presupuesto anual de 25 millones de francos, 25 empleados permanentes y, durante el Festival, más de 1.000 colaboradores y voluntarios, que participan en la cita anual.

Mathieu Jaton y Montreux

Con 18 años, Mathieu Jaton se convirtió en ayudante de Claude Nobs.

En 1999, al concluir la Escuela de Hotelería de Lausana, quedó al frente del departamento de  Mercadotecnia.

  

En 2011 fue nombrado secretario general del Festival.

Desde hacía algunos años Jaton compartía la dirección operativa con el propio Nobs.

Tras la muerte, en enero de 2013, de su Spiritus Rector, Jaton fue nombrado director del Festival.

Este 2013, además de los conciertos gratuitos a cielo abierto, Montreux presenta en su sala principal a las grandes estrellas.

La segunda sala de conciertos de Jazz Lab, es escenario de figuras  del Pop, el Rock y la Electrónica.

El Jazz Club, con 350 asientos, es el lugar del Jazz y el Blues.

Improvisación y espontaneidad

Soportar a Nobs como jefe era toda una exigencia. Requería de absoluta lealtad, según testimonios de muchos de sus otrora colaboradores. A Nobs se debe que en Nueva York, Tokio o Berlín hoy la palabra Montreux haga referencia al Festival de Jazz, y no al idílico poblado que lo acoge a orillas del Lago Lemán.

Sereno, Jaton dice poder y querer preservar la obra y el estilo bien conocido de esta fiesta a orillas del Lago Lemán: “Debemos ofrecer las mejores condiciones para los artistas, lo que conlleva a que personalidades tales como David Bowie toquen cuatro horas más del tiempo planificado”. La cultura de Montreux es lo incalculable, la improvisación, los encuentros espontáneos”.

48 noches de conciertos

“Debemos ofrecer las mejores condiciones para los artistas, lo que conlleva a que personalidades tales como David Bowie toquen cuatro horas más del tiempo planificado”. La cultura de Montreux es lo incalculable, la improvisación, los encuentros espontáneos”, subraya el nuevo director del Festival.

Las palabras de Jaton no están desprovistas de sentido. “Analizamos quién está disponible y entra en las características del Festival”.

Esa posición pragmática tiene sus razones: En los 16 días de celebración hay a diario tres grandes salas cuyo programa se diferencia uno del otro estilísticamente, esto se traduce en 48 veladas de conciertos que deben tener sala llena.

A estas citas se suma el ambiente singular de Montreux con una o dos estrellas en el programa que se presenta, normalmente, al aire libre, algo que no ofrecen otros festivales europeos. “En los denominados ‘Open-Airs’ se vende el ambiente al público, con nosotros se vende el concierto de un artista”, sostiene.

Herencia documental de la UNESCO

La colección audiovisual del Festival de Montreux ‘The Claude Nobs Legacy‘, fue aceptada como herencia documental por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Es la segunda contribución suiza al programa Memoria del Mundo, al lado de los manuscritos de Jean-Jacques Rousseau.

10.000 bandas sonoras y más de 5.000 horas de conciertos en video componen este archivo, iniciado desde el Festival, en 1967.

La última participación de Miles Davis en 1991 se incluye en esta colección que Claude Nobs entregó aún en vida a la UNESCO.

Este año se suman al listado de la ONU, entre otros, el Disco Celeste de Nebra, los escritos sobre y del Ché Guevara y la colección testimonial del Holocausto de Yad Vashem.

Los Estados miembros de la UNESCO pueden sugerir dos proposiciones a esa organización para el Registro de la Memoria del Mundo, que cuenta actualmente con 299 contribuciones.

De vuelta a las raíces

En este 2013, Montreux se presenta con el Jazz Club, idea de Jaton, acordada aún antes de la muerte de Nobs. “Con ello tendremos una mayor flexibilidad de presentar músicos jóvenes menos conocidos”.

En este mismo Club tocarán estrellas como George Benson, David Sanborn, o Charles Lloyd, quien en 1967, en el primer Festival de Montreux, tocó junto al joven de 22 años Keith Jarret, provocando un gran revuelo.

Prince quiso tres días

El hecho de que muchos músicos acudan regularmente a la cita suiza, algunos desde hace décadas, no es “un concepto”. Jaton de nuevo se muestra pragmático: “Está claro que los conciertos se limitan a los músicos que se encuentran de gira”.

Seis directivos se encargan del concepto total del programa de la celebración y Jaton, de los proyectos especiales, la coordinación y la perspectiva general de la cita, tal y como fue la tarea de Nobs.

“Es muy importante que no tengamos tres grupos del mismo estilo en una noche en las tres salas de conciertos. Esto canibalizaría al público.

Además, cada noche debe tener una cierta coherencia, una historia, como, por ejemplo, el concierto con Bobby Womack y Wyclef Jean. Allí se reunieron dos generaciones de la música negra en el escenario”.

Si al inicio Montreux era el único gran festival estival en Suiza, hoy hay alrededor de 400, pero esta cita, gracias a su legendaria fama, tiene la ventaja de que muchos nombres bien conocidos de la escena musical quieren hacer parada allí durante sus giras europeas. Tal fue el caso en febrero pasado, cuando Jaton recibió la llamada del manager de Prince y le dijo: “Tenemos tres posibles fechas. Él dijo que quiere las tres”.

Los tres conciertos de la estrella estadounidense están vendidos desde hace semanas. Lo mismo ocurre con la mayoría de las noches del festival. Y pocas veces marcha tan bien la preventa como en este año.

Traducción: Patricia Islas