La surrealista más famosa de Suiza
Divertida, misteriosa e inconformista. Un siglo después de su nacimiento, la artista suiza Meret Oppenheim ejerce aún una gran influencia en el arte contemporáneo. Berna, Viena y Berlín conmemoran el aniversario con importantes exposiciones.
La obra más conocida de Oppenheim es Desayuno con Pieles, una taza de té cubierta de piel de gacela creada en 1936, cuando tenía apenas 23 años.
De la noche a la mañana, la pieza se convirtió en un ícono del movimiento surrealista, pero tanta fama repentina casi terminó por destruir a la joven y rebelde artista.
Tras el éxito precoz, Meret Oppenheim volvió a Suiza, donde pasó su vida trabajando alejada de las convenciones estilísticas y rechazando todo tipo de etiquetas. A pesar de haber fallecido en 1985, aún se la considera una destacada figura de las vanguardias.
Con el fin de hacer justicia a su polifacética obra (que incluye pinturas, esculturas, diseños y poesía) se organizan eventos en el Museo de Arte de Berna (Kunstmuseum) hasta febrero y, posteriormente, en el Kunstforum del Banco de Austria, en Viena, antes de pasar a la Martin-Gropius-Bau de Berlín hasta fines de 2013.
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Un puente entre la naturaleza y la ciudad
Muestra en Berna
Tras la retrospectiva que presentó en 2006 por el Kunstmuseum de Berna, la comisaria Kathleen Bühler decidió mostrar cuán contemporáneas son las ideas y el arte de Oppenheim, a través de la exposición titulada Meret’s Sparks (La chispa de Meret).
Invitó a cinco artistas jóvenes residentes en Suiza a mostrar su propia idea del surrealismo junto a una selección de 50 piezas de la propia Meret Oppenheim.
Estos artistas no fueron seleccionados en función de la cercanía visual con su obra, sino porque comparten el universo “erótico, divertido y anacrónico de Oppenheim”.
“Al igual que Meret, te invitan a olvidar tu propia forma de pensar y dejan que tu mente viaje libremente”, comenta Bühler a swissinfo.ch.
El resultado es tan perturbador como el propio trabajo de Meret, pero a la vez es intrigante y juguetón. A pesar de que los cinco artistas trabajan estilos diferentes, cercanos a lo bizarro, logran conjurar el espíritu de Meret de tal forma que podría afirmarse (usando un poco la imaginación) que la artista suiza hubiera podido aprobar personalmente la selección.
El erotismo de Meret
Uno de los artistas participantes, Francisco Sierra, confiesa que no conocía en profundidad la obra de Oppenheim cuando le llegó la propuesta del Museo de Arte de Berna. Pero a medida que fue aprendiendo, la invisible influencia de Meret se hizo cada vez más evidente.
“Me sorprendió descubrir hasta qué punto estamos cerca”, comenta Sierra. De hecho, ambos artistas son autodidactas. E incluso comparten un similar sentido del humor que les permite representar los genitales sin ser groseros.
Meret Oppenheim no tenía problemas con el desnudo. De hecho, se dejó fotografiar sin ropa en sus años de juventud por Man Ray. Su silueta andrógina quedó inmortalizada por el gran fotógrafo en 1933, en una serie titulada Velo Erótico.
Fue una mujer con gran fuerza de voluntad, que logró liberarse con apenas 26 años de la opresiva influencia de los viejos surrealistas, incluido Max Ernst, con quien mantuvo una aventura.
Fue considerada una feminista, etiqueta que le horrorizaba, pues solo quería ser libre. Pero pagó un alto precio por su libertad, dado que tuvo que abandonar su carrera artística durante varios años cuando volvió a Suiza.
“Meret no se adhirió a ninguna de las corrientes artísticas vigentes entonces. Prefirió mantenerse fiel a sí misma”, explica Sierra, quien comparte con ella el desprecio por el conformismo.
En la exposición de Berna, Sierra expresa su connivencia con Oppenheim a través de un brazalete grande, suspendido como una mesa y cubierto de pieles. “Ambos disfrutamos llevando a la gente de viaje”, comenta el artista de forma enigmática.
“La obra de Meret Oppenheim ocupa un lugar por derecho propio en la historia de la pintura moderna. Sin tomar en cuenta lo que tuvo en común con representantes de otras corrientes de la historia del arte, puede afirmarse que su única lealtad fue hacia su propia libertad” (Kathleen Bühler, 2012)
“La ruptura que el arte puede generar ocurre cuando algo nuevo, una nueva forma o un nuevo concepto son creados. Todo gira siempre alrededor de este momento de ruptura, y Meret Oppenheim consiguió alcanzarlo en todos sus trabajos” (Thomas Hirschhorn, 2012)
Meret, la intrusa
La creatividad sin límites de Meret Oppenheim solo reapareció en 1954, cuando alquiló un estudio en Berna. Tras trabajar varios años como restauradora, adquirió las competencias técnicas que le permitirían explorar diferentes temas utilizando varios materiales.
Su inventiva sin censura es lo que Elisabeth Llach, otra de las artistas que participan en la exposición de Berna, encuentra atractivo en su obra. Llach no quiso trabajar a partir de las pinturas de Oppenheim, porque las considera opresivas.
En cambio, descubrió que sus objetos funcionaban bien combinados con su propio universo, hecho de “exceso, histeria, decadencia y belleza”.
La extravagante voluptuosidad de las mujeres que pinta Llach está en vivo contraste con la misteriosa sobriedad de la obra de Oppenheim. Pero la yuxtaposición de ambas estéticas funciona muy bien.
Interrogada acerca de si se identifica con la etiqueta de surrealista, Llach responde que el surrealismo fue un movimiento circunscrito a un tiempo preciso entre las dos Guerras Mundiales.
No obstante, dice, es posible que lo que ella comparte con los otros cuatro artistas presentes en Berna -y con Meret- es una resistencia al formalismo y a las artes decorativas. “Todos somos intrusos”, afirma.
Una influencia más allá de las épocas
A diferencia de la exposición en Berna, la muestra que se inaugura en marzo en Viena, y que viajará a Berlín en agosto, es una retrospectiva mayor de la obra de Oppenheim. La primera gran exposición en un museo de la artista nacida en la capital alemana.
“Ya era hora”, comenta a swissinfo.ch la comisaria Heike Eipeldauer. Esta especialista considera que el centenario es una ocasión ideal para hacer el trabajo de Oppenheim accesible a un público más amplio y a especialistas internacionales.
Dada la gran diversidad de su obra, Eipeldauer ha decidido una aproximación temática basada en los mitos y sueños que guiaron a Oppenheim.
“El desarrollo lineal no formaba parte de su pensamiento”, señala para explicar esta inhabitual presentación no cronológica.
“La obra de Oppenheim no es muy extensa, pero siempre hay algo nuevo que descubrir”, destaca. “No se puede llegar a un momento en el que hayas logrado comprenderlo todo de su trabajo”.
Eipeldauer agrega que Meret Oppenheim continúa fascinándonos porque no confiaba en las verdades asumidas y practicaba un enfoque interdisciplinario con una gran variedad de temas y materiales. Pero, más que nada, mantenía una creencia sin fallas “en la libertad como forma de existir”.
Presentada en estas exposiciones como una de las artistas más idiosincráticas y significativas del siglo XX, el eterno credo de Meret Oppenheim fue: “La libertad no es algo que nos den, sino algo que tomamos”.
Meret’s Sparks – Surrealismo en el arte contemporáneo suizo” en el Kunstmuseum de Berna está abierta al público hasta el 10 de febrero de 2012. Cuenta con la participación de Maya Bringolf, Vidya Gastaldon, Tatjana Gerhard, Elisabeth Llach y Francisco Sierra.
Los cinco artistas contemporáneos fueron invitados a la casa de verano que tenía Meret Oppenheim en el cantón del Tesino, donde vive su sobrina, Lisa Wenger, quien se ocupa de preservar la memoria y el legado de su tía.
Se publica un catálogo de la exhibición con numerosos textos, incluido un escrito de la estrella del arte suizo, Thomas Hirschhorn, “porque amo a Meret”, confiesa.
La muestra de Meret Oppenheim en el Bank Austria Kunstforum de Viena estará abierta al público entre marzo y julio de 2013; mientras que la presentación en la Martin-Gropius-Bau de Berlín podrá ser visitada entre agosto y diciembre.
La presentación lanza una mirada a nueve de los temas preferidos de Oppenheim, incluyendo la búsqueda de identidad, escenas de sueños y mitos, la comprensión de la naturaleza, máscaras y metamorfosis, el erotismo y el fetichismo femenino o la relación entre imágenes y textos.
Se publicará un catálogo monográfico exhaustivo con un índice de obras, textos inéditos y entrevistas con amigos y colegas.
1913 Nace el 6 de octubre en Berlín.
1914 Su familia se muda a Suiza cuando el padre es llamado a las armas durante la I Guerra Mundial.
1932 Se muda a París para dedicarse a la pintura. Se relaciona con el movimiento surrealista.
1936 Realiza la obra Desayuno en Piel tras un encuentro con Picasso y su amante de la época, Dora Maar. Deciden que cualquier objeto puede ser recubierto de pieles.
1938 Realiza estudios de restauración de obras de arte.
1939 Se muda a Basilea. La situación política deja a su familia sin ingresos.
1945-49 Conoce a Wolfgang Laroche y se casa con él. Se muda a Berna.
1954 Recupera su energía creativa.
1967 Primera retrospectiva mayor en el Moderna Museet de Estocolmo.
1982 Gana el Berlin City Grand Art Prize y participa en la Documenta 7 de Kassel (Alemania).
1983 Inauguración de una controvertida fuente en Berna (ver vídeo).
1985 Muere de un ataque al corazón.
(Traducción: Rodrigo Carrizo Couto)
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