Los arqueólogos en Suiza se preparan para la posguerra en Siria
La muerte y la destrucción que azotan a Siria no tienen visos de solución a corto plazo. Ante este sombrío panorama, tres arqueólogos hablan con swissinfo.ch de la importancia de preservar el patrimonio cultural sirio, de cómo Suiza puede formar a gente en este ámbito y el papel que puede tener el país alpino como refugio para obras en riesgo.
¿Qué pasa por la mente de un arqueólogo cuando ve cómo lugares históricos y piezas de museo con miles de años de antigüedad quedan destruidos?
TEDx
TED (acrónimo de tecnología, entretenimiento y diseño, en inglés) es un conjunto global de conferencias que abren espacios para «ideas que vale la pena difundir», frase que utilizan como lema.
Estos por lo general toman la forma de conversaciones breves, pero con gran fuerza y profundidad, que duran menos de 18 minutos.
«Sin embargo, cuando oigo hablar de la destrucción del templo de Baalshamin, en Palmira, o de cualquier otro acto de aniquilación de obras, mi primera reacción es enfocarme en cómo podremos reconstruirlos. Somos arqueólogos, no somos políticos ni soldados. Nuestro desafío y misión son proteger el patrimonio cultural», afirma Fakhro.
Una misión sobre la que hablaron durante la conferencia TED [Tecnology Entertainment and Design] tres especialistas en la riqueza patrimonial de Siria: Mohammed Fakhro, de la Universidad de Alepo; Mohammed Alkhalid, investigador en Arqueología de Oriente Próximo por la Universidad de Berna; y Cynthia DunningEnlace externo, directora de ArchaeoConceptEnlace externo, oenegé helvética que busca solucionar los problemas que enfrentan hoy los arqueólogos y gestores de patrimonios culturales.
En la citada TED, Fakhro, Alkhalid y Dunning destacaron el trabajo que realiza ShirinEnlace externo (Patrimonio Sirio en Peligro, en inglés), una iniciativa de investigación internacional que reúne a expertos en diversos campos interesados en apoyar entidades gubernamentales y oenegés que buscan preservar y salvaguardar el patrimonio sirio. Dunning es, de hecho, una de las asesoras del comité internacional de Shirin.
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“Mi esperanza es que gente en los cantones, universidades y en la iniciativa privada participen en la reconstrucción que preparamos para el futuro. Y que nos ayuden encontrando lugares donde podamos reunirnos y también gente interesada en ser formada para esta tarea”, explica Dunning a swissinfo.ch.
La directora de ArchaeoConcept también considera vital difundir el rol clave que ha jugado la Oficina Federal de CulturaEnlace externo, que durante años se ha ocupado de la transferencia de propiedad culturalEnlace externo.
Suiza “es un refugio seguro muy especial”, enfatiza Dunning, quien fuera responsable del servicio arqueológico del cantón de Berna entre 1998 y 2010.
“La legislación suiza permite al Gobierno traer objetos culturales de otros países que están en guerra. Esto sucedió en Afganistán: los bienes culturales afganos llegaron a Suiza y fueron resguardados aquí durante todo el tiempo que duró la guerra en esta nación. Otros países no ofrecen esa opción. Es algo muy especial que caracteriza a Suiza”, añade.
Pero los procedimientos para ello no son sencillos. No es suficiente con que Suiza ofrezca cuidar los objetos y los arqueólogos los envíen. “El Gobierno sirio debe expresar su deseo deliberado de proteger su patrimonio cultural y pedir a Suiza que prepare un lugar seguro para recibir objetos. Pero esto no ha sido el caso. Siria no ha solicitado este apoyo”, explica.
La guerra en Siria
El conflicto en Siria comenzó en marzo de 2011 con protestas contra el Gobierno que se convirtieron en una guerra civil entre las fuerzas leales al presidente Bachar al-Assad y sus opositores.
En los enfrentamientos también participan militantes yihadistas del llamado Estado Islámico.
Según el Comité Internacional de la Cruz RojaEnlace externo, el conflicto ha dejado 250 000 muertos, 1,5 millones de heridos y 8 millones de desplazados; 4,5 millones de personas viven en ciudades sitiadas y en zonas de difícil acceso. Unos 4,5 millones de personas han huido a países vecinos u a otras naciones.
Fakhro afirma que ha intentado contactar a sus colegas del doctorado en antigüedades y al museo de Damasco para concienciarles sobre el refugio que Suiza ofrece, pero asegura que la ley siria está hecha para evitar que esta alternativa pueda aprovecharse.
“Está totalmente prohibido (en Siria). Se considera que solicitar ayuda de este tipo evidenciaría un gobierno débil”, dice Fakhro.
Varios arqueólogos han solicitado también llevar a Suiza objetos sirios que han sido hallados en otros países, como Turquía o Jordania, pero las autoridades sirias tampoco lo han permitido, añade. “Es un tema de política”, dice.
Esfuerzo internacional
Para Dunning, destruir el pasado de un país es destruir un bagaje irremplazable. “Tenemos que trabajar para impedir que esto suceda; necesitamos gente comprometida en la futura reconstrucción de países como Afganistán, Siria o Irak, entre otros lugares”.
Y debe ser un esfuerzo a escala internacional porque, como destaca Alkhalid, el mundo entero se vuelve víctima de la destrucción del patrimonio cultural. “Este patrimonio nos pertenece a todos. Es un problema global, no solo sirio. Todos nos vemos afectados”, refiere.
La guerra civil en Siria se ha cobrado miles de vida y ha supuesto el desplazamiento de millones de personas. Conflagración en la que la afectación, el saqueo y los daños a museos y sitios arqueológicos son también uno de los daños colaterales.
“No hablamos solo de Palmira, existe una destrucción del patrimonio cultural en todo el país y hay múltiples excavaciones ilegales”, denuncia Fakhro, quien dirige el Departamento de Excavación del Directorado de Antigüedades y Museos de Alepo.Enlace externo
“Esto es un gran problema. [Los arqueólogos] no podemos reconstruir excavaciones ilegales porque una vez que se destruyen capas de la tierra o sitios arqueológicos, se han perdido para siempre. Por supuesto, cuando existen excavaciones ilegales, veremos después un comercio ilícito de antigüedades en Europa y otras partes del mundo”.
“Siempre hay esperanza”
Muchas instituciones gubernamentales y oenegés han puesto en marcha iniciativas para proteger los sitios patrimoniales y para llevar un registro puntual de las destrucciones y los saqueos, con el fin de prevenir el comercio de objetos robados en los mercados internacionales de arte.
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Sin embargo, las iniciativas destinadas a capacitar arqueólogos para restaurar los bienes patrimoniales después de una guerra tienen muchos menos adeptos. Pero se necesita reconstruir los museos y recrear sus espacios de exhibición; los objetos deben ser restaurados; los sitios arqueológicos deben ser limpiados de minas y otros vestigios de la guerra; y los sitios patrimoniales deben prepararse de nuevo para los visitantes.
Para Dunning, el trabajo que realizan las oenegés en esta materia es muy importante.
Aunque los grandes organismos internacionales, como la UNESCO, ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) y el ICOM (Consejo Internacional de Museos) tienen poder y pueden ejercer presión para resguardar patrimonios culturales, también se enfrentan a una gran debilidad, explica Dunning.
Solo pueden negociar y trabajar con representantes de los gobiernos. No pueden interactuar con otro tipo de personas interesadas y dispuestas a proteger los patrimonios de un país en conflicto. “Esta es la ventaja de las oenegés, podemos llevar a la mesa arqueólogos del gobierno, pero también de la oposición, o de otras instancias, que comparten el interés por realizar un trabajo común, sin importar si tienen una religión o ideas políticas distintas”, añade.
¿Qué esperan los expertos de cara al futuro?
Alkhalid reconoce que ha sido presa del desánimo en más de una ocasión, pero reconoce que es importante conservar la esperanza. “Deseamos que la guerra y la tragedia en Siria terminen y que, al final del conflicto bélico, podamos hacer algo por el patrimonio cultural de este país”.
Fakhro también ofrece visión realista. “Es difícil predecir lo que depara el futuro, pero tenemos que hacer nuestro mejor esfuerzo. Debemos preparar materiales y equipos de reconstrucción para la postguerra y para la preservación de obras. Por ahora, desafortunadamente, el panorama es sombrío, pero está claro que sin esperanza nada funcionará”.
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Shirin
Shirin (Syrian Heritage in Danger: an International Research Initiative and Network) es una iniciativa de un grupo de expertos internacionales en los campos de la arqueología, el arte y la historia antigua de Oriente Próximo.
Reúne a una parte importante de los grupos internacionales de investigación que estuvieron trabajando en Siria antes de 2011 –cuando estalló la guerra– con objeto de poner su experiencia al servicio de la protección del patrimonio cultural.
El objetivo principal de Shirin es apoyar a los organismos gubernamentales y a las oenegés en su esfuerzo por preservar los sitios arqueológicos, los monumentos y los museos en Siria. Atiende las necesidades de los arqueólogos sirios, independientemente de cual sea su afiliación política, religiosa, o étnica, y respetando las medidas de emergencias que deben tomarse en momentos críticos.
(Fuente: Shirin)
Traducción del inglés: Andrea Ornelas
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