Perfumes, envases de seducción

Complice de François Coty, París. Museum für Gestaltung Zürich

El Museo Bellerive de Zúrich presenta una exhibición para personas de olfato exigente y gusto refinado. Se trata de una rica y variada colección de envases y estuches de las marcas más conocidas y apreciadas de perfumes de todos los tiempos.

Concebido como un verdadero objeto de seducción, el perfume ha dado lugar a toda una industria de diseños originales, desde frascos y envolturas sugestivas hasta carteles y vídeos publicitarios que han contribuido eficazmente a la difusión de este valioso accesorio de lujo.

Un panorama completo de lo que ha sido el desarrollo de la industria perfumera se muestra a través de un viaje por exquisitas fragancias que se remontan a la Antigüedad para llegar a nuestros días.  

Tradición francesa

¿Cuál es el criterio de selección al comprar un perfume? ¿Por qué el cliente se siente más atraído por un estuche que por otro? ¿Qué despierta su olor o aroma en la percepción de cada persona?

El olor es un componente que hace destacar la personalidad de cada individuo. De ahí la gran variedad de fragancias que hay a la disposición del público. Fue el diseñador francés René Lalique, el precursor de la perfumería moderna, quien creó en París para las casas de alta costura maravillosos envases de perfumes inspirados en la mitología, la flora y la fauna.

El más adecuado de entonces era sin duda el frasco que se producía con la técnica del cristal prensado. Ofrecía grandes posibilidades para hacer complicados diseños ornamentales, plantas, flores o guirnaldas, todos ellos elaborados bajo la influencia del estilo Art Nouveau.

De ahí en adelante los envases con sus delicados taponcillos de cristal, trazados con formas caprichosas y los juegos de transparencia y opacidad que se creaban en su interior, fueron el espacio ideal para mantener la preciosa esencia aromática.

Pasión por la presentación de aromas

A principios del siglo XX, la manufactura del cristal de Baccarat inauguró una nueva era en la historia de las fragancias. En 1911 se creó para la casa de modas Paul Poiret el frasco para la conocida marca, Les Parfums de Rosine.

De hecho, fue Paul Poiret el primero en lanzar una línea de perfumes que destacaba el estilo de sus propias creaciones de alta costura. A partir de entonces comenzaron a surgir prestigiosas marcas como Worth o, en 1921, el ícono del diseño purista de la perfumería francesa, Chanel No.5.

Años después, hacia 1946, el pintor Salvador Dalí creó Le Roi Soleil para Elsa Schiaparelli. Se trataba de un audaz y elegante estuche a manera de concha de mar, donde se encerraba la preciada esencia en un frasco de cristal de forma piramidal, cuyo taponcillo representaba un resplandeciente sol, símbolo indiscutible del monarca Luis XlV.

Qué bien huelen ellos…

Originalmente, se sabe que fue en la comunidad religiosa de Santa Maria Novella, en Florencia, en 1612, donde nacieron los primeros aromas hechos con agua de lirios para hombres y mujeres. Debido a esto, el perfume quedó asociado al olor fresco de la naturaleza y al mundo de la belleza y del esplendor.

Durante mucho tiempo se elaboraron para el sexo masculino solo aguas de colonia y lociones de lavanda para después de afeitarse.

Más adelante se crearon productos con una personalidad muy diferente: Le Dandy (1922), un perfume enfrascado en un sobrio envase oscuro; Caron pour Homme (1935), con su olor de vainilla y lavanda, y el conocido Moustache (1948). Todas estas marcas hacían resaltar con ciertas connotaciones eróticas la virilidad inquebrantable del llamado sexo fuerte.

Esa imagen varonil y vigorosa dio lugar más tarde a otra más sensible y doméstica, cuando los jóvenes promovieron nuevas líneas de perfumería masculina portando un suave albornoz de baño y pantuflas de noche.

En 1971, el modista Yves Saint Laurent lanzó Pour Homme, una esencia hecha a base de lavanda y suaves tonos de vetiver, tomillo, romero, sándalo y pachulí, entre otros. En el cartel publicitario de este novedoso producto -que fue todo un éxito-, su creador aparecía desnudo portando únicamente sus melancólicas gafas negras. ¿El hombre había conquistado acaso el derecho a hacerse más frágil y humano?

… y qué bien huelen ellas

El perfume parece haber sido concebido para las mujeres. En numerosos anuncios de empresas del sector se exaltaba la suavidad de la piel femenina, junto con la fragilidad de su cuerpo, haciéndola ver como un ser sensible, angelical y casto que necesitaba de la protección masculina.

Casas de prestigio como Chanel, Guerlain, Coty, Revlon, Schiaparelli o Gucci, contribuyeron a convertirla en una figura bella y delicada, inalcanzable para muchos que, no obstante, fue convirtiéndose con el tiempo en un personaje peligrosamente seductor.

Se trataba de la mujer fatal, cuyo poder de seducción la encaminaba a una relación temporal con un amante, o bien, al encuentro de un matrimonio seguro. Esta última visión daría paso a otro tipo de mujer, la joven de negocios, práctica y deportiva, niña-mala, andrógina y eternamente rebelde. ¿Acaso es la mujer de hoy?

Datos clave

El Museo Bellerive de Zúrich presenta una exhibición estética y sensual que permite ir tras las huellas de los perfumes más destacados de todos los tiempos, aquellos que marcaron una época y le dieron un olor y un sabor especial.

Envases, estuches, anuncios y vídeos publicitarios se exponen para seguir de cerca el origen y desarrollo de perfumes de las casas Chanel, Schiaparelli, Christian Dior, Jean Patou, Guerlain, Revlon, Yves Saint Laurent, Trussardi o Moschino, entre muchos otros.

Numerosos diseños de perfumes se exhiben por primera vez al público en su envase y estuche originales. Asimismo, la muestra ofrece a los visitantes la oportunidad de oler esencias de todo tipo, que le permitirán descubrir el aroma adecuado a su personalidad y carácter.

La exhibición Perfumes, envases de seducción en el Museo Bellerive de Zúrich está abierta hasta el 9 de abril de 2012.