Perspectivas para las artes en 2025: navegar entre los cambios políticos y el resurgimiento cultural
El mercado artístico de Suiza, pese al elevado nivel que posee, no es inmune ante la fragmentación política que se anticipa en Washington. En este ambiente de incertidumbre reinante, la Bienal de Venecia podría recuperar su relevancia de antaño, y las películas suizas por venir prometen lujo, excentricidad y emociones al estilo Highsmith.
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Durante la última edición de Art Basel Miami celebrada en diciembre, se respiraba un ambiente de “incómodo optimismo» con respecto a la próxima administración del presidente electo estadounidense, Donald Trump. La comunidad profesional artística, que se ha visto atrapada durante mucho tiempo en el lado perdedor de las llamadas “guerras culturales”, prefiere mantenerse cautelosa. En reiteradas ocasiones, los republicanos de Trump han calificado como “el enemigo” a las comunidades artística, académica y periodística. Por ello, aunque la forma en la que esta retórica se traducirá en hechos aún es una incógnita, el comportamiento observado en un pasado reciente podría ser el preludio de lo que está por venir.
Durante el gobierno de George W. Bush (2001-2008), se observó una primera oleada de «nómadas digitales» de Estados Unidos que se autoexilió inundando varias capitales europeas. Esta comunidad denunciaba el ambiente político de Estados Unidos, la guerra de Irak y el auge del conservadurismo radical y armamentístico. Pero se disponía también a gozar de alquileres y costes sanitarios mucho más baratos que los que tenía en Nueva York o Los Ángeles.
Esta comunidad artística fijó su residencia principalmente en Berlín y Praga, entre otras ciudades de Europa del Este. Las personas estadounidenses dedicadas a estas profesiones creativas iniciaron una tendencia -el nomadismo digital o huida de países caros a otros más baratos, gracias al auge del trabajo a distancia- que se tornó habitual. ¿Habrá una nueva oleada estadounidense hacia Europa y, de ser así, cuál será el impacto de este éxodo?
Las consecuencias políticas de los próximos años de Trump se mantienen en el campo de la especulación, pero las comunidades expertas ya están modelando los impactos económicos de las políticas que ha anunciado hasta ahora en el mercado del arte.
Aranceles y recortes fiscales
El plan de Trump de imponer aranceles más elevados incluso a sus socios comerciales tradicionales como Canadá, México y el bloque europeo tendrá un efecto directo sobre el precio de las obras de arte, su transporte y los seguros que requieren.
Un incremento en los aranceles que repercutirá directamente en el trabajo de las galerías que concentran la mayor parte de sus ventas internacionales en el mercado estadounidense, que sigue siendo el más importante a nivel global, con el 43% del volumen total de las ventas. Y las contra tarifas procedentes del extranjero, especialmente de Europa, limitarían la competitividad internacional de las galerías estadounidenses.
Aunque China ocupa la segunda plaza en el mercado del arte a nivel global (con volúmenes de negocio similares a los del Reino Unido), es poco probable que absorba una parte significativa del negocio que podría perderse en Estados Unidos, ya que las colecciones locales y los museos chinos suelen favorecer al arte de su propio país. Para Gran Bretaña esta dinámica puede convertirse en una oportunidad para impulsar sus centros artísticos. Suiza está en un caso parecido, ya que ninguna de las dos naciones son parte de la Unión Europea y, por lo tanto, están bien posicionadas para establecer acuerdos bilaterales.
Pero las guerras comerciales mundiales y la inestabilidad económica que traen aparejada suelen generar un impacto negativo en el mercado del arte, ya que las personas acaudaladas prefieren escabullirse al arte en busca de alternativas menos riesgosas.
Independientemente del escenario que se presente, la próxima feria Art Basel, a celebrarse en junio próximo en Basilea, ofrecerá un panorama más claro. Se le considera la principal y más influyente feria artística a nivel internacional, y suele fungir como un termómetro de los ánimos del mercado.
Cámara, luces … corte
Hace un año, las perspectivas para el arte eran sombrías para Suiza y el resto de Europa. Las tendencias que destacamos en aquel momento se confirmaron más tarde en los hechos.
El recorte de los fondos públicos para las artes y el cine, incluidos los medios de comunicación públicos, avanzó a todo galope en 2024, especialmente en Francia y Alemania. En Suiza, la decisión de recortar casi la mitad del presupuesto federal para la cooperación internacional en las artes y el cine, de 3,7 millones de francos suizos (equivalentes a 4,1 millones de dólares) a 2 millones de francos, provocó una protesta generalizada en esta comunidad. Aunque estas sumas parezcan poco significativas, estos fondos fueron vitales para garantizar el capital inicial que requerían las producciones de promesas del arte y del cine de Suiza y de algunas naciones en desarrollo.
“La Bienal podría ser relevante nuevamente”
En un contexto poco prometedor para las artes y la cultura, el nombramiento de la comisaria suizo-camerunesa Koyo Kouoh como directora artística de la Bienal de Venecia del 2026, tomó por sorpresa a la comunidad artística mundial.
Cuando Giorgia Meloni, primera ministra italiana, eligió al periodista de derechas Pietrangelo Buttafuoco como presidente de la Bienal, quedó claro que el principal evento artístico internacional sufriría un cambio de rumbo relevante en favor de las comisarías de Italia y de una línea más conservadora.
Kouoh representa todas las cosas a las que se opone el actual gobierno italiano. Además de ser la primera mujer de color que ocupa este cargo, su carrera se ha caracterizado por reevaluar radicalmente el papel de los museos y por la promoción que ha dado a temas como el poscolonialismo, la diáspora africana y las políticas de identidad.
La edición 2024 de la Bienal, dirigida por el comisario brasileño Adriano Pedrosa, no fue considerada exitosa por la crítica. La exposición principal se limitó a reflejar las nociones ya establecidas de poscolonialismo, queer, minorías y cuestiones indígenas. Asimismo, se centró en la comunidad artística ya consagrada y bien representada en el arte, aunque no esté aportando perspectivas nuevas y frescas. Como dijo a SWI un antiguo director de un museo alemán, «con Koyo Kouoh, la Bienal podría ser relevante nuevamente».
Suiza ha tenido una presencia muy destacada en la historia de la Bienal. Kouoh, que nació en Camerún pero creció en Zúrich, es la cuarta persona en 50 años que ejerce la comisaría suiza que dirige la muestra, luego de Harald Szeemann (1980; 1999; 2001), Hans Ulrich Obrist (2003, como curador) y Bice Curiger (2011).
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Koyo Kouoh: El arte está en las grietas, no en el brillo
La primera coproducción de la televisión pública suiza RTS y Netflix se estrena estas Navidades. Winter Palace, una serie de ocho episodios, recorre los inicios de la industria hotelera de lujo en el siglo XIX, con su glamorosa clientela internacional y su personal local.
SWI swissinfo.ch informará próximamente sobre el modelo de negocio establecido entre la plataforma mundial de streaming (en directo) y la radiotelevisión pública, analizando el impacto de la llamada Lex Netflix. Esta ley suiza, que entró en vigor en enero de 2024, que obliga a las empresas dedicadas a la transmisión en directo, como Netflix y Amazon Prime Video, a reinvertir el 4% de sus ingresos locales en producciones cinematográficas y televisivas suizas.
Coleccionista excéntrico
En enero, el mayor escaparate de la industria cinematográfica suiza, el Festival de Cine de Soleura, dará cuenta de los estrenos de 2025. El festival será inaugurado por el documental El legado de Bruno Stefanini, de Thomas Haemmerli, una película que reconstruye la biografía del controvertido coleccionista de arte y constructor Bruno Stefanini, en su recorrido desde la pobreza hasta la riqueza.
Con un humor sutil, típico del trabajo de Haemmerli, el documental arroja luz sobre la manía coleccionista que tenía Stefanini, que adquiría lo mismo antigüedades y arte contemporáneo que el traje de montar de la emperatriz Sissi. Pero también aborda el serio compromiso de Stefanini de permitir que sus tesoros fueran accesibles a toda la gente.
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La vida de Highsmith en Suiza, un país “como un club”
Patricia Highsmith
También hay grandes expectativas con respecto al largometraje del director holandés Anton Corbijn, que lleva por nombre Suiza. El estreno de esta coproducción suizo-británica está previsto para el segundo semestre de 2025.
Corbijn es famoso por sus vídeos musicales (Nirvana, Coldplay, U2, Depeche Mode) y dramas biográficos que recrean los momentos más significativos de la vida del vocalista de Joy Division, Ian Curtis (Control), o del actor estadounidense James Dean (Life).
En Suiza, Corbijn centra su objetivo en la escritora estadounidense Patricia Highsmith, autora de la famosa novela El talento de Mr. Ripley, que pasó los últimos 15 años de su vida en el cantón italohablante del Tesino. Fiel a la oscura imaginación de la escritora, Corbijn presenta su película como una ficción con elementos biográficos, y es Helen Mirren la intérprete de Highsmith. Suena emocionante.
Edición del artículo original, Mark Livingston. Adaptación del inglés al español, Andrea Ornelas y Patricia Islas
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