«Por favor, no hagáis de mí una heroína»
La obra de la fotógrafa suiza Pia Zanetti se expone actualmente en la Fotostiftung Schweiz de Winterthur. swissinfo.ch se ha reunido con ella en su casa de Zúrich para rememorar sus 60 años como fotógrafa.
Pia ZanettiEnlace externo, nacida en Basilea en 1943, es una de las fotoperiodistas suizas más destacadas de su generación, y una de las pocas mujeres que han podido mantenerse en esta profesión durante décadas. Ya de joven tenía ganas de ver mundo y junto a su marido, el periodista Gerardo Zanetti, realizó reportajes comprometidos.
Su obra se centra en la resistencia a la injusticia, así como en los momentos fugaces de la vida cotidiana, en la calle jugando u observando. Su fotografía se caracteriza por una mirada tan cosmopolita como benévola y sitúa al ser humano en primer plano.
swissinfo.ch: Estoy mirando la primera foto del libro, tres jóvenes bailando en un escenario, en 1960. En ese momento usted solo tenía 17 años. La imagen da la impresión de que observa la escena con cierta distancia. Pero los jóvenes tienen la misma edad que tenía usted entonces. ¿Siempre se ha sentido observadora?
Pia Zanetti: Es más fácil observar que participar. Además, mis modelos a seguir en aquella época eran los fotógrafos de la agencia Magnum.
Esta imagen tiene un poco de ese estilo Magnum. En aquella época una de las cosas más importantes como fotógrafo era que podías hacerte invisible. Casi se consideraba una vergüenza si alguien miraba a la cámara. Era algo a lo que aspiraba. Mi modelo en aquel momento era Margaret Bourke-White, pionera del fotoperiodismo estadounidense en la década de 1930.
Lleva 60 años fotografiando. ¿Qué ha cambiado?
La posibilidad de trabajar. Lo que hoy llamamos «proyecto», entonces lo hacíamos como un encargo remunerado. Si te interesaba algo, presentabas una propuesta al editor correspondiente. En aquel momento, podíamos ir a una redacción con tres propuestas de reportajes, no cualquier cosa intrascendente, sino investigaciones de largo alcance que implicaban viajar.
Se decidía al momento. Hagamos eso, la segunda historia también inmediatamente y discutiremos la tercera propuesta cuando volváis. ¿Necesitáis un anticipo? Pasad por el cajero al salir y coged algo de dinero. Los editores solían alquilarnos un pequeño piso en Zúrich solo para que cuando estuviéramos de paso desde Roma o Londres tuviéramos dónde dormir. Eso ya no existe.
¿Cómo ha afrontado el cambio tecnológico?
Hace mucho tiempo que hice el cambio a la tecnología digital y nunca me arrepentí. Jamás fui el tipo de fotógrafo al que le gustaba estar en el laboratorio, al contrario, intentaba estar en el cuarto oscuro lo menos posible. Siempre tuve un miedo infernal a que no hubiera nada en las películas.
¿Por qué quiso ser fotógrafa?
Me fascinaba lo que hacía mi hermano, que era fotógrafo. Más tarde se dedicó a la publicidad, pero inicialmente hizo sobre todo reportajes. Yo también quería contar historias y salir al mundo. ¿Con qué otra profesión se puede hacer eso? Tenía claro que esta era mi oportunidad, pero en ese momento no sabía si tendría éxito.
¿Le apoyaron en esto? ¿O intentaron disuadirle?
Mi madre estaba convencida de que no podría ganarme la vida como fotógrafa. Se consideraba una profesión que no te daba para vivir. Vivía con mi madre en un apartamento de una sola habitación. Por las tardes, a veces teníamos que reunir el dinero para poder comprar una barra de pan con el depósito que nos daban por el reciclaje de una botella. Entonces ya sabía que no quería tener una vida tan mísera.
Pero su hermano era la prueba de que se podía ganar dinero con la fotografía a pesar de todo. Entonces, ¿por qué las dudas?
Es cierto, pero era un hombre. Y yo era muy pequeña. Mi madre simplemente no se lo podía imaginar. Así que primero fui a la escuela de comercio. A los 17 años trabajé en una oficina, orgullosa de ganar algo de dinero y también de poder ayudar a mi madre. Pero enseguida les dije a todos que me quedaría poco tiempo.
Mi impresión es que ha llevado una vida en la que la mirada se dirigía siempre hacia delante. Hoy mira hacia atrás y ve toda una vida de logros. Esa palabra es apropiada en su caso, ¿no? ¿Cómo se siente?
Creo que sí. 60 años es probablemente ya el trabajo de toda una vida. Cuando empecé a trabajar en mi archivo, Peter Pfrunder, el director de la Fotostiftung Schweiz, me dijo que me pusiera en contacto con ellos. Al principio, por supuesto, me sentí increíblemente orgullosa de que me lo pidieran, pero luego vino el miedo. ¿Qué mostraría? ¿Es mi trabajo lo suficientemente bueno?
Este proceso de retrospección duró tres años. El tratamiento del archivo se convirtió en un análisis de mi propia vida. En casi todos mis viajes estuve en la carretera junto a Gerardo Zanetti, mi difunto marido. Esto es aún más difícil cuando esa otra voz ya no está a tu lado. En el transcurso de nuestro trabajo conjunto también adquirí una conciencia política que Gerardo tuvo desde un principio.
¿Cómo se produjo eso?
Recuerdo una foto cuando estábamos en Sudáfrica. Un apuesto hombre negro, un joven, estaba de pie detrás de una alambrada, con la mano en el alambre donde le era posible agarrarla. Por un momento pensé en una imagen de Leni Riefenstahl y no me atreví a pulsar el botón, no me atreví por esa imagen en mi cabeza.
Fue mi marido quien me dijo: «¡Aprieta el botón! Somos los únicos que estamos aquí». En otras palabras, nadie verá esto si no haces la foto ahora. Trabajamos juntos durante mucho tiempo, éramos un equipo muy unido y que funcionaba bien, pero siempre sospeché que los encargos llegaban porque Gerardo era un buen periodista. Él, en cambio, pensaba que el trabajo venía porque yo era una excelente fotógrafa. Más tarde quise demostrarme a mí misma que podía hacerlo por mi cuenta.
De pronto ahora le llaman pionera y modelo en lo que hasta hace poco tanto la fotografía como el periodismo eran mundos dominados por los hombres. ¿Cómo se siente al respecto? ¿Era consciente de estos roles en sus primeras etapas de la vida?
Tengo que ser sincera, lo disfruto, me estoy dando un baño de fama (risas). Lo encuentro extremadamente bonito. Pero no, antes no tenía esa conciencia. Y nunca aspiré a ello. Son términos demasiado grandes. Nunca utilizaría esos términos para mí. Por favor, no haga de mí una heroína. Muchas mujeres que leen cosas como estas deben pensar que no están a la altura. Pero sí es importante saber que rara vez tengo miedo de algo. La gente suele sorprenderse mucho por ello.
Tenía miedo de que no hubiera nada en las películas…
Sí, el miedo a lo técnico, tal vez … Pero no de otras cosas. Cuando llegué a Roma con Gerardo en los años 60 hablaba un poco de italiano. Me volqué en el trabajo y en nuestros reportajes. Era muy joven y parecía aún más joven, como una niña. Los trabajos abarcaban también acontecimientos de actualidad, por ejemplo, una visita del Papa al Coliseo. Así que estaba allí con mi cámara junto a los paparazzi, todos hombres.
A sus 77 años, ¿da por concluido el trabajo de su vida? ¿Va a dejar la cámara a un lado, o no se plantea esta opción? ¿Qué inquietudes tiene ahora?
¿Quiere que vaya encargando el ataúd? (Risas) Tengo que decirle con toda sinceridad que no me apetece coger la cámara en este momento. Yo misma estoy sorprendida. Pero hay que aceptar lo que a uno le pasa.
¿Aún no lo ha analizado?
Puede que ni siquiera quiera hacerlo. Es una gran libertad salir a la calle con las manos vacías, sin cámara y sin trípode. No soy como René Burri, no me iré a la tumba con una Leica. Me gusta mucho esta profesión, pero siempre hubo algo más que seguir la carrera. En el pasado nunca habría hecho lo que fuera para conseguir montar una exposición. Tengo la firme convicción de que surgirá algo nuevo en mi camino, que tendré el deseo de hacer algo nuevo.
En la Fotostiftung SchweizEnlace externo en Winterthur se exponen actualmente 67 imágenes de la fotógrafa suiza Pia Zanetti, el trabajo de 6 décadas. En los años 60 vivió en Roma y Londres, y más tarde recorrió el mundo con su cámara.
Al igual que los demás museos, este centro de fotografía cerró en diciembre. Sin embargo, esto puede cambiar en cualquier momento, dependiendo de las medidas de protección impuestas por el gobierno federal. Por lo tanto, consulte el sitio web de la FotostiftungEnlace externo. Está previsto que la exposición se prolongue hasta el 24 de mayo de 2021.
El libro se agotó en las librerías antes de la inauguración de la exposición. La monografía, publicada por Scheidegger&Spiess y Codax Publishers y editada por Peter Pfrunder, puede pedirse a través de la tienda electrónica del museo.Enlace externo
Traducción del alemán: Carla Wolff
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