Barozzi/Veiga, la nueva generación
Barozzi/Veiga son plenamente conscientes de que cada uno de sus edificios recibe nuevas miradas de la ciudad, y consiguen que cada edificio devuelva esas miradas con una gran dignidad y respeto. Y es ahí donde reside gran parte de su reconocimiento.
Son jóvenes e intrépidos. Pero responsables. Creen en la especificidad de la obra arquitectónica, en su historia, en su autonomía. Leen lo que el lugar les dice, lo que tiene y lo que le falta. Saben muy bien que cada uno de sus emblemáticos edificios aporta una nueva mirada al lugar.
Estos jóvenes herederos de Zumthor, de Moneo, de Herzog & De Meuron triunfan haciendo arquitectura esencialmente europea en cuanto a composición, pero también en cuanto a materialidad. Fabrizio Barozzi y Alberto Veiga han forjado su todavía corta pero valiosa experiencia a través de los concursos que han ganado, pero también de los muchos que han perdido: reflexiones importantes y útiles que probablemente no haya tiempo ni oportunidad de hacerse con encargos directos.
Jóvenes arquitectos europeos que diseñan desde Barcelona su forma de ver la europeidad y la modernidad, su obra intenta proyectarse hacia delante sin olvidarse de su origen. Sin dejarse atrapar por el texto, su discurso es más esencial y profundo. Entienden la europeidad como una composición de formas propias y esenciales, mucho más allá de una identidad definida y determinada por una lengua. Es de esta forma como consiguen una arquitectura profundamente contextualizada.
Su arquitectura se preocupa más del contexto que del texto, más del ‘tono del lugar’ que de su lenguaje especifico. Y en cada narración hay una constante: la articulación de un discurso espacial sereno y armónico que da lugar a significativos y estudiados contrapuntos, tanto formales como de uso espacial.
Una arquitectura que intenta situarse en el delicado equilibrio entre la volumetría significativa, la del gesto sobresaliente, y el sentido de pertenencia, el profundo respeto al lugar, como puede apreciarse en sus obras de Coira y Lausana.
Barozzi/Veiga son plenamente conscientes de que cada uno de sus edificios recibe nuevas miradas de la ciudad, y consiguen que cada edificio devuelva esas miradas con una gran dignidad y respeto. Y es ahí donde reside gran parte de su reconocimiento.
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