Reciben «Nobel de arquitectura» dos suizos

Pierre de Meuron y Jacques Herzog, los suizos ganadores del Premio Pritzker. Margherita Spiluttini

Jacques Herzog y Pierre de Meuron recibieron en Charlottesville, Virginia, el Premio Pritzker, considerado como la más alta distinción en el renglón. El jurado, que recibe cada año 500 nominaciones y procede de una cuarentena de países, elogió su precisión helvética.

«Su obra refleja las cualidades asociadas con lo mejor de la arquitectura suiza: precisión conceptual, claridad formal, economía de recursos, cuidado del detalle y un conocimiento impecable del oficio», destacó, Jorge Silvetti, miembro del Jurado y director del departamento de Arquitectura de la Universidad de Harvard.

Los galardonados se convirtieron así en los primeros ciudadanos suizos en recibir el Premio Pritzker, atribuido por la Fundación Hyatt, con base en Los Angeles, a lo mejor del «talento, la visión y el compromiso» en arquitectura. El reconocimiento incluye un cheque por 100.000 dólares.

Con la obtención del Premio Pritzker, Jacques Herzog y Pierre de Meuron se suman al prestigioso club de arquitectos internacionales en cuyas filas se encuentra el estadounidense Ieoh Ming Pei, el brasileño, Oscar Niemeyer, el mexicano Luis Barragán y el francés Christian de Portzamparc, entre otros.

«Este premio es algo magnífico para nosotros, puesto que nos permitirá asumir nuevas responsabilidades», señaló Herzog a swissinfo.

Nacidos en Basilea en 1950, amigos de infancia y egresados de las mismas escuelas de Lausana y de Zúrich, los laureados abrieron un despacho de arquitectura en 1978. Ahora emplean a 130 personas y disponen de oficinas en Basilea, Londres, Munich y San Francisco.

Los proyectos que emprenden son de diversa naturaleza: casas particulares e inmuebles de habitación y de oficina pero también bodegas industriales, museos e inclusive entre sus trabajos se encuentra una cava en un viñedo de California.

Su acceso al mundo de la celebridad se produjo con la transformación de una antigua central eléctrica en el museo de arte moderno de la Galería Tate, en Londres, aclamado por la crítica.

swissinfo