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Renzo Piano: «Un lugar para fertilizar la mente»

Las tres colinas del Zentrum Paul Klee. La obra de Renzo Piano tardó tres años en construirse. swissinfo.ch

Renzo Piano concibió un edificio capaz de integrarse a la naturaleza, en homenaje a uno de los artistas más prolíficos y profundos de los tiempos modernos.

La luz, la ligereza y el desarrollo casi orgánico de las colinas de tierra son elementos de la poética de Klee que inspiraron al gran arquitecto italiano.

swissinfo: Suiza es un país pequeño que goza de una gran tradición arquitectónica. ¿Qué pensó usted del hecho de que su proyecto fuera elegido por el Zentrum Paul Klee sin someterlo a concurso público?

Renzo Piano: Sinceramente, jamás pasó por mi mente que debiera existir obligadamente un concurso público. Y no es que los desprecie. Todo lo contrario, mi vida profesional se ha construido a partir de esos concursos.

Es sólo que en un determinado momento dejé de participar en ellos. Y no por arrogancia, no. Más bien porque enviar un proyecto a concurso es algo así como enamorarse. Y a mi edad ya no hay tiempo para enamorarme y ver como mi Dulcinea parte con otro.

swissinfo: ¿Qué ideas tomó de Klee para concebir su proyecto de museo?

R.P.: Paul Klee es uno de los artistas más prolíficos y complejos del siglo XX. Pero como tenía un espíritu multiforme, con frecuencia se suscita un malentendido: suponer que uno puede hacer cualquier cosa sobre Klee.

Ahora bien, con respecto a la gran enseñanza de la Bauhaus, en donde Klee fue uno de los profesores más brillantes, ésta no es una especie de sopa en la que se puedan mezclar todas las artes. No. El principio de base era una especie de profundización, de fecundación recíproca sobre el terreno del otro, basada en los valores más profundos de la poética.

Por ejemplo, la ligereza, el sentido de pertenencia, la luz. En la obra de Klee, hay todo esto, la naturaleza, campos de trigo, aves, ironía y drama. Es muy profundo y complejo. Y ciertamente, también está la tierra. De ahí la idea de construir más que un simple edificio, de crear un lugar, de elevar la tierra, de hacer del terreno disponible una obra de arte. Casi podría decir que se trata de un trabajo de naturaleza topográfica, o de un campesino conocedor, más que de un trabajo arquitectónico.

swissinfo: A propósito de dimensiones, la obra de Klee es muy intimista. ¿Por qué edificar un centro así de monumental?

R.P.: Yo estoy convencido de que todo museo y todo lugar de este género tienen una especie de dimensión sagrada, porque son sitios que protegen a las obras. Y una obra es, por definición, un objeto de una gran fragilidad, precario en su realidad física. Un museo está concebido pues para hacerla durar.

Además, está también el aspecto contemplativo. Un museo debe gozar de un contacto íntimo con la obra de arte.

Y hay también una dimensión más profana que está ligada al rol social que tiene un museo como punto de encuentro al que uno accede a comprar un libro, a ver gente, escuchar música o a comer algo en la cafetería.

De ahí que la dimensión del edificio rebase el simple reto de mostrar la obra de Klee, ya que era necesario considerar toda esta concepción multiforme. Pero tampoco se trata de algo gigantesco, pues juega a las escondidillas con la naturaleza, se integra a ella.

swissinfo: A propósito de la fragilidad de las obras, ¿no hay luz natural en los espacios de la exposición?

R.P.: La obra de Klee es muy vulnerable, sobre todo las acuarelas sobre cartón, y con frecuencia también los óleos sobre cartón. Esto se debe a que Klee tenía una hermosa costumbre: si por la mañana no encontraba tela para pintar, tomaba un periódico, aplicaba sobre él una capa de material base y luego pintaba encima.

Por esta razón, muchos de sus trabajos son de una gran fragilidad y resulta peligroso exponerlos a la luz. Por ello elegimos utilizar luz natural sólo en lo que llamamos la Calle del Museo, que conforma la dimensión más profana del Centro. Pero en la sala de exposiciones la luz artificial puede controlarse mucho mejor.

swissinfo: Esta división entre sagrado y profano, espacio público y privado, ¿no implicó problemas de seguridad? También en Suiza, después del 11 de septiembre (2001), queremos supervisar y protegerlo todo…

R.P.: La arquitectura celebra la convivencia, el placer de estar juntos. Si la arquitectura debe someterse al terror, es mejor ocuparse de otra cosa. No existe arquitectura antiterrorista. La sola arquitectura que podría resistir al terror es la arquitectura de las cavernas. Y ese sería el triunfo del terrorismo, pues obligaría al resto del mundo a vivir dentro de cavernas.

Yo estaba en Nueva York el 11 de septiembre, y viví personalmente la experiencia. Fue un ataque contra la ciudad, en el sentido de civitas, la civilización. Fue también, por supuesto, el símbolo del poder estadounidense. Pero si los lugares de cultura tienen que encerrarse en sí mismos, perderán su función fertilizadora de los espíritus. Si nuestra civilización debe autocastrarse, cerrarse, entonces se avecina verdaderamente el fin de la civilización.

La parte pública del museo Paul Klee, la calle interior, es muy fácil de supervisar ya que es en línea recta. No hay escondites. Pero habrá niños, ¡gracias a Dios! Es el museo de los niños.

swissinfo: A propósito de los niños, Paul Klee estaba fascinado por los dibujos de su hijo y de los amigos de éste. ¿Cuál es su opinión sobre la creatividad infantil?

R.P.: Yo los tengo en mi entorno de todas las edades. El más joven, de 6 años. Es extraordinaria la creatividad de un pequeño. Nadie pensó que los niños vendrían al Zentrum Paul Klee a realizar actividades, pero sí para disfrutar de su inocencia.

Y debo decir también, para evitar todo equívoco, que existe una lectura un poco tonta sobre Paul Klee que lo califica de infantil. Es un malentendido recurrente a su respecto. La infancia es una cosa, la inocencia otra, que no implica carecer de intensidad ni de profundidad.

Entrevista swissinfo: Raffaella Rossello
(Traducción: Andrea Ornelas)

Renzo Piano nació en 1937 en Génova, en una familia de constructores.

En 1964 concluyó sus estudios en la Escuela Politécnica de Milán.

Entre 1964 y 1970 trabajó con Louis I, Kahn en Filadelfia, y con Z.S. Makowsky en Londres. Se encuentró con Jean Prouvé, quien le influenciará fuertemente.

1971: Creación de la sociedad Piano & Rogers con el arquitecto Richard Rogers, con quien realizó proyectos comunes como el Centro Georges Pompidou de París.

1977: Creación del Despacho Piano & Rice, con el ingeniero Peter Rice, hasta su deceso en 1993.

1997: Museo de la Fundación de Beyeler en Basilea.

Renzo Piano dirige actualmente tres talleres reagrupados bajo el nombre de Renzo Piano Building Workshop (RPBW) en Génova, París y Berlín.

En un terreno situado en la periferia este de Berna (que Renzo Piano llamó la «isla verde»), el Zentrum Paul Klee fue concebido como tres colinas en forma de olas que recorren el terreno como una especie de escultura integrada a la naturaleza.

Las tres colinas son al mismo tiempo obras de arte funcionales que responden a las exigencias de un establecimiento cultural que realiza múltiples funciones.

Las tres colinas (norte, centro y sur) están unidas entre sí al interior del edificio por una Calle del Museo de 150 metros de largo, paralela a la autopista, pero más abajo.

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