San Gall celebra a su patrono
La leyenda indica que el monje peregrino irlandés Galo se estableció hace 1400 años en lo que hoy es la Abadía de San Gall, origen de la ciudad del mismo nombre y que desde 1893 forma parte del Patrimonio Cultural de la UNESCO.
Los documentos que se conservan en la Abadía muestran el origen irlandés de Galo, pero no todos consideran estas fuentes del todo fidedignas. Es el caso del historiador Max Schär quien recientemente publicó un libro en el que afirma que el monje llegó de Alsacia dado que se expresaba en lengua germana.
Ernst Tremp, bibliotecario principal de la Librería de la Abadía de San Gall, encargado actualmente de una exposición sobre San Galo, señala que el monje fue discípulo de San Columbano de Irlanda a inicios del siglo VII. “Abandonó esa congregación para establecerse en el valle de Steinach, donde entonces no había ni ciudad, ni abadía”.
“Construyó una capilla, donde vivió por varias décadas predicando y practicando buenas acciones. Murió alrededor del 640 y fue enterrado aquí. Posteriormente, el monasterio fue construido en torno a su tumba en 1800”.
Sobre el origen de Galo, Tremp considera que existen buenos argumentos para sostener las dos teorías existentes. También profesor de Historia de la Universidad de Friburgo, subraya: “Es mejor dejar abierta esta cuestión, ya que no es tan relevante en sí misma. Lo importante es que fue realmente un discípulo de San Columbano y que él mismo se consideraba un monje fiel a las reglas de esta comunidad irlandesa”.
De acuerdo con estos relatos iniciales, San Galo fue uno de los doce discípulos de su mentor, que salió de Gangor vía Luxeuil y Metz, siguiendo el cauce del Rhin al Lago de Constanza. En 612, se separó del grupo para seguir solo su peregrinaje en las laderas del río Steinach hacia el sur.
Las dificultades que tuvo para atravesar el desfiladero Mülenenschlucht a causa de su vasta vegetación, las interpretó como una señal divina para permanecer en el lugar.
Otra versión, surgida de una tableta de marfil del siglo IX y presentada en la exposición, la más antigua ilustración sobre la leyenda, muestra a Galo recompensando a un oso por haberle ayudado a recoger leña para hacer fuego. El oso es el símbolo del escudo de armas de la ciudad.
Peregrinación
Tras la muerte de Galo, su tumba se volvió un sitio de peregrinaje y Galo fue aceptado como santo en tiempos en los que no existía la ceremonia canónica que hoy conocemos.
“No sabemos ahora dónde estaba, pero en la iglesia abacial hay una cripta que contiene un relicario moderno donde aún se pueden ver los restos de Galo”, explica Tremp.
El monasterio fue fundado un siglo después de la muerte del monje para convertirse con el tiempo en un destacado centro de estudio en Europa. La ciudad creció también en su entorno, impulsada por la industria del bordado.
Si bien las peregrinaciones disminuyeron a partir de la década de 1960, el patrono dejó su huella y su nombre a la ciudad, al cantón y al obispado que allí se encuentra. El 16 de octubre es el día en el que se conmemora al santo.
En el mapa
Thomas Scheitlin, el presidente municipal de San Gall, describe este 2012 como un importante año para la ciudad. Las celebraciones oficiales del 1400 aniversario iniciaron en abril y continuarán hasta octubre próximo, e incluyen exhibiciones de artistas internacionales en el desfiladero Mülenenschlucht.
Scheitlin espera que la ciudad, destacada por su Abadía y su Universidad, se afirme en el mapa internacional con estas manifestaciones, donde San Galo “está presente por todas partes”.
La exhibición en la Libería de San Gall sobre San Galo permanecerá abierta hasta el 11 de noviembre de 2012.
Otras exhibiciones: Museo de Historia y Etnografía de San Gall: Galo- Culto, Kitsch, Caricatura.
Museo de Historia Natural de la ciudad: el oso como símbolo de Galo.
Museo Textil: Tejidos creados en la Abadía.
St. Gallen, en alemán, es una ciudad situada en el este de Suiza.
La Abadía incluye la catedral y la Biblioteca, punto de referencia en Europa para el estudio de la Edad Media, y principal atractivo del turismo que visita la ciudad.
La Abadía ha dejado de tener vida monástica, pero atrae a más de 100.000 personas al año.
(Traducción: Patricia Islas)
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