Sin esperanza de una era de hielo inminente
Un climatólogo bernés y un historiador han escrito un libro sobre el clima de los últimos 1 000 años. Su mensaje es que la situación climática actual no tiene comparación.
En la montaña del Blüemlisalp («Alpe florecido») no hay flores, sino solo rocas y frío, ya que ese macizo montañoso de los Alpes berneses se encuentra rodeado de hielo. Cuenta la leyenda que el Blüemlisalp era antaño tan exuberante que las vacas que pastaban allí tenían que ser ordeñadas tres veces al día y que el rico lechero alpino bañaba a su amada en leche. Se dice incluso que había pavimentado los caminos con queso. Pero como castigo ante tanta exuberancia llegó el hielo y la roca, y quedaron encerrados por el glaciar.
La leyenda del Blüemlisalp no es solo una parábola sobre la expulsión de los arrogantes del paraíso, sino también un testimonio del cambio climático a finales de la Edad Media. Cuando tras un período cálido de prosperidad sobrevino una pequeña Edad de Hielo en Europa, los glaciares comenzaron a crecer de nuevo. La gente trató de detenerlos con oraciones, procesiones y cruces. Hoy la gente reza para que los glaciares no desaparezcan por completo.
El Ötzi, llamada de alerta
A los climatólogos «escépticos» les encantan esas viejas historias. Se entusiasman con los periodos cálidos de la Alta Edad Media y discuten sobre la pequeña Edad de Hielo de finales de esa época. De eso deducen que la historia del clima, al igual que la de la moda, también se mueve en círculos: todo vuelve siempre. Después del frío volverá a hacer calor, no hay que preocuparse, ese es el curso de la historia. Se acusa a los investigadores del clima de crear cierto alarmismo con la historia del clima.
El historiador Christian Pfister y el climatólogo Heinz Wanner se oponen claramente a esos vendedores de humo. La primera frase de su libro sobre la historia del clima dice: «La situación histórica no tiene comparación». Porque aunque en el siglo XIV todavía se producía (más o menos) vino en Inglaterra y crecían olivos en Colonia, el cambio climático que está experimentando el mundo desde mediados del siglo XX no tiene precedentes históricos.
Uno de los muchos testimonios de ello es el cadáver alpino más famoso, Ötzi, que apareció repentinamente tras haberse fundido el hielo en 1991. Eso demostró «que el tamaño de los glaciares alpinos había caído por debajo de los mínimos de los 5 000 años anteriores». Para los que necesiten un ejemplo menos morboso: un año antes, en los Alpes suizos se había empezado a verter nieve artificial en las pistas de descenso para poder seguir esquiando, debido a que apenas caía nieve.
El limo marino, evidencia
Los climatólogos e historiadores del clima extraen su información de los archivos de la naturaleza – cortezas de árboles, depósitos de sedimentos marinos, núcleos de icebergs, estalagmitas – pero también de las listas de los precios del centeno de hace siglos.
La historia del cambio climático puede contarse de varias maneras. Una de ellas es a través de sus causas. Hasta mediados del siglo XIX, la influencia humana en el clima era mínima. Los cambios fueron el resultado de las erupciones volcánicas y, sobre todo, de la fluctuación de la actividad solar. Más tarde, con la industrialización, se produjo el cambio climático provocado por el hombre. Pero el cambio climático se vio realmente acelerado con la cultura del consumo y la movilidad que aún prevalecen hoy en día, que fue posible en la década de 1950 gracias a un exceso de petróleo barato.
El libro tiene además el cuidado de tratar solo la historia climática de Europa, ya que no existe una historia climática global hasta el siglo XX. Solo en las últimas décadas se han puesto de manifiesto los mismos cambios a nivel mundialEnlace externo. Solo se ha dado una sincronía de la historia mundial del clima a partir de la influencia humana.
La nueva vulnerabilidad
Pfister y Wanner también muestran cómo las condiciones climáticas a lo largo de la historia han aumentado la predisposición a trastornos como levantamientos, guerras y agitación.
Por ello, el historiador y el climatólogo unen sus conocimientos. Son conscientes de que la persecución de las brujas, por ejemplo, tenía otras causas además del clima. Pero la influencia del clima fue, no obstante, un factor decisivo: a mediados del siglo XV, la actividad solar disminuyó, hizo más frío, y la consecuencia fue una serie de veranos lluviosos y estériles -comparables al del año 2021-. Una explicación popular era la brujería. El apogeo de la caza de brujas coincide con un rápido deterioro del clima.
Hoy, con el nuevo periodo cálido y las fluctuaciones extremas que lo acompañan, volvemos a entrar en una nueva era de vulnerabilidad, sostienen los autores. «Clima y sociedad en Europa» se considera un libro histórico sobre el futuro: el objetivo de los autores es mostrar cómo los cambios climáticos han afectado a la sociedad en el pasado y cómo podríamos prepararnos ahora para algo similar.
Traducción del alemán: Carla Wolff
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