Perspectivas suizas en 10 idiomas

Suizos bilingües y biculturales

Carmen tiene cuatro años y su madre, Ana, es andaluza. swissinfo.ch

En casa hablan español y alemán y, pese a su corta edad, distinguen perfectamente en qué contexto deben utilizar uno u otro idioma.

Sus padres, orgullosos de sus raíces, quieren que se relacionen con otros niños en su misma situación.

«Yo soy española y suiza», dice Carmen. «Yo también, español y suizo», acota Dylan. La madre de este pequeño es mexicana y lo que él quiere decir es que en su casa se habla español, «porque süsch mini mamá no escucha».

Cuando se dirige a ella en alemán, Patricia hace oídos sordos y finge que no entiende. Es el método que utiliza para que Dylan, de cuatro años, aprenda a expresarse correctamente en castellano. «En mi casa se habla sólo español y fuera de mi casa todo el suizo alemán que quieran».

Es una regla de oro que respeta también su marido. «Claro que sí, él habla muy bien español y eso nos ayuda para que el niño aprenda mejor», afirma. «Nosotros tenemos una cultura muy bonita en México y sería una lástima dejarla ahí, que se pierda, nada más por estar en otro país».

«Un ‘plus’ para el futuro»

Pero más allá de los vínculos culturales y emocionales, el castellano es una lengua en expansión: hoy son 400 millones los hispanohablantes en el mundo. «Es muy importante que nosotras, como mamás mexicanas o latinas, les demos el idioma», no sólo porque «les sale gratis y lo aprenden desde chiquitos», sino porque «es un ‘plus’ para el futuro», precisa Patricia.

Y es que en el mundo competitivo y globalizado en el que vivimos, dominar varias lenguas es una ventaja que no deben desaprovechar quienes nacen en el seno de una familia bilingüe.

Consciente de ello, Kenia quiere que sus hijos conozcan las dos culturas, la suiza y la mexicana, y se relacionen con «niños en la misma situación, que hablan los dos idiomas».

Emanuel y Sebastián, de cuatro y dos años, respectivamente, «deben entender que con unos es en español y con otros, en suizo alemán». El mayor ya «habla los dos idiomas, aunque mejor el español, porque convive más conmigo», reconoce.

Sin embargo, «sabe perfectamente que él es suizo, pero que yo soy mexicana y que él es parte de México, que su familia de México, o sea sus abuelos, tías, primos son mexicanos, y que aquí tiene su familia suiza», explica Kenia.

«Y así tiene que crecer, como es la familia: bilingüe, con dos cosas».

Con acento andaluz

«Yo quería que mis hijos, que están rodeados de la cultura suiza, del idioma suizo, tuviesen contacto con una cultura latina», afirma Ana, andaluza y madre de Carmen. «Mi propósito es no solamente que hable el español, sino que lo hable sin acento».

Y hasta ahora lo ha logrado: «Con lo pequeña que es, con cuatro años, te habla y te pronuncia unas frases perfectas, muy española, y con el acento andaluz como la madre», dice, muy orgullosa, con una sonrisa de oreja a oreja y ese desparpajo característico de la gente de su tierra.

Claro que algún que otro mexicanismo se le habrá pegado a la niña en el grupo de juego. Efectivamente, un día Carmen llegó muy emocionada a casa y le dijo: «Ay, mami, en la escuela hemos hecho un papalote», una cometa.

«Pero la verdad es que me gusta mucho. También en España estamos muy ligados a la cultura latinoamericana», asegura Ana. «Para mí somos hermanos, tenemos muchas cosas en común y ese es el motivo para traerla aquí».

Entre ellos hablan ‘suizo’

Yara y Federico tienen un padre boliviano y son perfectamente bilingües. «Los chicos, al dirigirse a mí, hablan siempre en español, y con la madre, cambian de botón y hablan alemán», comenta Donato.

Aunque espera que conserven la lengua paterna, no se hace demasiadas ilusiones: «Cuando empiezan el jardín de infancia, empiezan con el suizo alemán y se acabó esto del español». Y es que una vez escolarizados, es lógico que estos niños adopten el alemán como idioma dominante.

«Por eso dije que, mientras sean pequeños, empiecen a aprender la lengua de mí, del padre (…) y aquí con Julia». Además, los hijos de Donato asisten cada segundo sábado a las clases que se imparten en la escuela latinoamericana de Berna, y el hijo mayor de Ana va una vez por semana a la escuela española. Así que no hay razón para que estos niños pierdan el castellano.

«Lo curioso es que casi todas mis amigas, por no decir todas, son latinas, y entre nosotras hablamos español», concluye Ana. «Sin embargo, los niños sólo se comunican en suizo alemán. Aunque tengamos el contacto con nuestras raíces latinas, entre ellos siguen hablando en suizo».

swissinfo, Belén Couceiro

Suiza es uno de los países europeos con mayor porcentaje de población extranjera. El índice era de 20,6% a fines del año 2004, según datos de la Oficina Federal de Estadística.

Hoy, uno de cada tres matrimonios en este país es binacional: uno de los cónyuges es suizo y el otro extranjero. Los niños que nacen de estas uniones suelen ser bilingües.

El ‘Spielgruppe Jolimont’ es el único de su género en Berna. Está dirigido a niños que en casa hablan español y alemán, y subvencionado por la asociación de monitoras infantiles de Berna.

Su directora, Julia Betschart-Velázquez, es psicóloga educativa, mediadora cultural y maestra en la Escuela Latinoamericana de Berna.

‘Spielgruppe Jolimont’:
Grupo lúdico para niños bilingües: español-alemán
Edades: de 2 a 6 años
Horarios: jueves y viernes, de 09.45 a 11.45 horas
Cuotas: 9 francos suizos por hora
Dirección: Kasthoferstrasse 46, 3006 Berna
Actualmente hay 16 niños inscritos

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