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Señor Li, de 60 años, y señor Chen, de 63, son trabajadores llegados de la Provincia de Anhui. Trabajan en una obra del distrito Pudong de Shangai. Detrás de ellos, la Torre Jin Mao de 88 pisos (dcha.) y el World Financial Center de Shangai, de 101 pisos, el edificio más alto de la China continental. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Dos trabajadoras de origen rural en la "zona económica especial" de Shenzhen. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Hace veinte años, Dongguan -ahora una ciudad industrial importante con una población de unas siete millones de habitantes- aún no existía. La contaminación atmosférica está muy acusada. Una trabajadora migratoria saca piezas de acero armado de los escombros para venderlos. (Andreas Seibert/LookatOnline)
La señora Xu, de 29 años, con su hija de seis meses de edad, abandonó hace un par de días la provincia de Guangdong, al norte, a la ciudad Guangzhou, donde su marido trabaja en un restaurante. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Trabajadores migrantes de la provincia de Sichuan, en una fábrica de ladrillo. En junio de 2007, los medios de comunicación informaron el rescate de 31 trabajadores de una fábrica similar donde se les trataba de modo esclavizante. Ocho trabajadores estaban tan traumatizados que sólo recordaban sus nombres. La fábrica pertenecía a un hijo del secretario local del Partido Comunista. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Los trabajadores inmigrantes que ocupa una fábrica de ladrillos no tienen tiempo para atender a sus hijos durante el día. Se estima que los niños constituyen entre el 5 y el 10% de la población migratoria en las ciudades chinas. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Señor Xian, de 50 años, trabaja en uno de los numerosos sitios de obras en la ciudad de Chongquing. Al igual que hace unos cientos de años, él y sus compañeros de labor desmoronan las casas con simples mazas sin ayuda de máquinas. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Según el Banco Mundial, dieciséis de las veinte ciudades más sucias del planeta se encuentran en China. Chongquing es una de las peores. Cada año, la atmósfera asfixiante causa miles de muertes prematuras y decenas de miles de casos de bronquitis crónica. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Barracas sirven de alojamiento para los trabajadores migrantes en un sitio de construcción de un autopista en la zona norteña de la ciudad de Guangzhou. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Interior de una barraca que sirve de vivienda a los trabajadores migrantes. Las cortinas de enfrente son la única posibilidad que tienen los moradores para proteger su privacidad. (Andreas Seibert/LookatOnline)
En toda China hay más de 150 millones de personas que regresan a casa durante el Año Nuevo chino; tratándose en su mayoría de trabajadores migratorios. En la foto se ve la estación ferroviaria de Guangzhou. (Andreas Seibert/LookatOnline)
La gran mayoría de los trabajadores migrantes regresan a casa en tren, en viajes que pueden durar hasta dos días o más. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Instantes antes de la salida del tren: un hombre joven tiene suerte, ha encontrado un asiento junto a una ventana intacta. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Un grupo de hombres y mujeres abandona la provincia de Anhui. Como ellos no tienen trabajó allí, viajan a Ningbo en la provincia de Zhejiang, donde encontraron una ocupación hasta junio. El viaje en autobús dura varias horas. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Señor Liang, de 42 años, de camino a la ducha en la mina de carbón de Anyuan. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Por la mañana temprano, un hombre busca leña en las estepas. (Andreas Seibert/LookatOnline)
Las caras de la mano de obra rural china
Este contenido fue publicado en
19 agosto 2008 - 14:40
El fotógrafo suizo Andreas Seibert se ha interesado desde 2002 por las condiciones de vida de los trabajadores migrantes dentro de China. Sus fotos muestran elocuentemente los costes del crecimiento económico. Sus imágenes se exhiben en la galería fotográfica CoalMine de la ciudad suiza de Winterthur y están reunidas en un libro de la editorial Lars Müller.
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