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Chavín, el misterioso templo de los Andes peruanos

Labores de conservación de una escultura monumental de la cultura Chavín. Gregor Frehner / rietberg.ch

El Museo Rietberg, de Zúrich, consagra una muestra al esplendoroso complejo monumental de Chavín de Huántar, construido 2.500 años antes que Cuzco, la capital del Imperio Inca. Es la primera vez que estas piezas milenarias se exponen fuera de Perú.

Dada la importancia de este esplendoroso templo erigido en lo alto de los valles montañosos de los Andes, el Museo Rietberg de Zúrich -en colaboración con los representantes de Perú y los más destacados arqueólogos del mundo- presenta los últimos descubrimientos arqueológicos de este notable centro de la cultura preincaica.

El lugar de la creación del mundo

Mientras que son pocos los europeos que han escuchado hablar de la edificación de Chavín, única en su género, en Perú es imposible no conocerla.

Se trata de una gigantesca estructura arquitectónica situada a 3.200 metros de altitud, localizada en el valle montañoso llamado Callejón de Conchucos. La construcción consiste en muros de talud que soportan enormes bloques de piedra a los que se adhieren misteriosas esculturas y vastos relieves.

El lugar donde se estableció este excepcional recinto ceremonial, al cual acudían peregrinos de aldeas interandinas y costeras para hacer sus ofrendas, era bastante inaccesible debido a sus torrentes devastadores, terremotos o tormentas que destruían prácticamente lo que los habitantes producían.

Se diría que de ahí partía la creación de la Tierra y el hombre necesitaba estar cerca de los dioses. Por esta razón, los constructores del complejo de Chavín decidieron luchar contra las fuerzas de la naturaleza y levantar un universo místico.

Organizando un proyecto de dimensiones colosales y disponiendo de considerables medios financieros, sus ingenieros pudieron desviar los torrentes impetuosos, construir canales artificiales y hacer confluir el curso de las aguas para llegar a producir efectos sonoros, y favorecer así la sensación de estados místicos entre los peregrinos que acudían al santuario.

En busca de lo divino

El peregrinaje a Chavín de Huántar era de orden religioso, sin duda muy similar a las visitas que se hacían a los oráculos de Roma o de Jerusalén, pero era igualmente una manera de que el hombre se encontrara consigo mismo para consolidar su visión del mundo y el orden social establecido.

El camino era duro y exigente. Pues había que vencer varios obstáculos físicos difíciles de soportar, tras los cuales el caminante era recibido solemnemente en una plaza rectangular por sacerdotes engalanados y altos dignatarios que organizaban el templo.

El ruido del agua de los canales subterráneos que corrían bajo el recinto contribuía a crear un espacio sagrado inmerso en una atmósfera misteriosa.

Los peregrinos escogidos para realizar la siguiente etapa del recorrido dentro de Chavín entraban por un pasaje estrecho hasta llegar a una pequeña plaza circular. Ahí los sacerdotes producían sonidos sirviéndose de conchas de mar a manera de trompetas y daban a beber a los recién llegados sustancias alucinógenas, la mezcalina entre ellas, para preparase al encuentro final con lo divino.

La tercera y última etapa de este ritual era ingresar en la cámara estrecha y más bien sombría, donde se levantaba la figura antropomorfa del impresionante Lanzón.

Se trataba de un monolito de granito blanco, en forma de lanza de 4 metros de altura, con una cabellera y cejas en forma de serpientes y boca con colmillos de jaguar. El Lanzón dirigía sus tremendos ojos hacia lo alto como una especie de oráculo para predecir quizás la llegada de las lluvias y, por consiguiente, la sobrevivencia de la comunidad.

Maravillosos objetos suntuarios y de culto

La exhibición del Museo Rietberg da a conocer al público europeo piezas de esa milenaria civilización sudamericana que nunca se han expuesto fuera de Perú.  

Entre ellas destacan trece esculturas monumentales de la cultura Chavín, relieves finamente tallados sobre piedra, exquisitos vasos ornamentados con figuras míticas para ofrendas de los dioses, así como pendientes, máscaras y todo tipo de joyas de carácter suntuario hechas de oro, que se usaban durante las ceremonias de aquel recinto.

Varios de estos objetos fueron descubiertos dentro de las tumbas que ocupaban los sacerdotes, altos dignatarios y administradores del santuario, pues se creía que ellos eran los que tenían acceso al mundo de los dioses.

El trabajo de la cerámica es realmente excepcional, como las vasijas encontradas en los pasillos subterráneos del templo de Chavín, o los variados y novedosos recipientes con agarraderas sobre los que figuran delicadas escenas de la vida real: personajes relevantes, animales e incluso la extraña representación de un suicidio, única en los hallazgos arqueológicos de los Andes peruanos.

Dignamente expuestos aparecen cinco textiles de gran formato que conservan aún su vivo colorido y, en particular, las conchas de mar decoradas que servían como instrumentos musicales a los sacerdotes para crear, por medio del sonido, una atmósfera mágica-religiosa.

Esas experiencias sensoriales se recrean en la muestra del Museo Rietberg a través de la instalación de un sistema sonoro especial para acoger al visitante de hoy y transportarlo en un viaje por el tiempo hacia aquella lejana civilización de Perú.

La exhibición Chavín, el misterioso templo de los Andes peruanos, en el Museo Rietberg de Zúrich terminará el 10 de marzo de 2013.

El Museo Rietberg de Zúrich consagra la primera exhibición mundial sobre los recientes hallazgos arqueológicos del complejo monumental de la cultura Chavín de Huántar, originaria de los Andes peruanos.

Durante largo tiempo este majestuoso templo preincaico fue considerado como la cultura madre de los pueblos andinos, muy similar a la cultura olmeca de Mesoamérica, aunque ésta es aún más antigua.

Las investigaciones de reconocidos arqueólogos demostraron a través del Carbono 14 que el fabuloso recinto ceremonial de Chavín databa de 850 a 200 a.C. y que alcanzó su apogeo entre 400 y 200 a.C.

En estrecha colaboración con el Ministerio de Cultura de Perú y la Oficina Federal de Cultura en Suiza, el Museo Rietbeg da a conocer el gran desarrollo que alcanzaron el arte y la civilización de Chavín.

Al mismo tiempo revela la cooperación internacional que existe entre estos dos países.

Desde 1985 el excepcional santuario de Chavín de Huántar forma parte del patrimonio mundial de la UNESCO.

La muestra Chavín, el misterioso templo de los Andes peruanos, en el Museo Rietberg está abierta hasta el 10 de marzo de 2013.

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