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Del reloj de sol al reloj inteligente

Una manera de observar el tiempo bajo un ángulo diferente, como en esta película muda de Harold Clayton Lloyd que data de 1923. akg-images

La fascinación del tiempo ha inspirado innumerables interfaces, aunque puede que ninguna haya sido más radical que el reciente reloj inteligente (smartwatch).

En el corazón de una región célebre por su industria relojera refinada, una exposición revela cómo los esfuerzos del ser humano por dividir el tiempo desde hace más de 5 000 años siguen albergando ejemplos de creatividad e ingenio.

La exposición ‘El Elogio de la Hora’Enlace externo es la propuesta del Museo del Diseño de Lausana (MUDAC) que se focaliza en la captura del tiempo por los relojeros, diseñadores y artistas desde el Siglo XVI hasta nuestros días. La muestra incluye al más flamante recién llegado: el reloj de Apple.

Durante 30 años Fabienne Xavière Sturm estuvo a cargo de la famosa colección del Museo de Relojería y Esmaltes de Ginebra, que presentó en todo el mundo. Pero cuando fue invitada por Chantal Prod’Hom, directora del Mudac, a ser la comisaria de la exposición en Lausana, rápidamente ambas decidieron concentrarse no tanto en la fabricación de relojes o en el tiempo propiamente dicho, sino en la forma en la que los relojes dan la hora.

“Miramos un reloj de la misma manera que miramos la cara de una persona. Leemos sus rasgos para entender lo que nos está diciendo; cada una con una expresión diferente. Algunas veces misteriosa, otras juguetona, con secretos o alegría”, afirma Sturm.

Con más de 150 ejemplos en diversos estilos y de diferentes épocas, la exposición es un tributo a la mirada poética del hombre sobre el tiempo. La muestra incluye algunas piezas de los más grandes maestros relojeros de la Historia, tales como Vacheron Constantin, Cartier, Piaget, Audemars Piguet, Jaeger-Lecoultre o IWC.

El origen

“Es muy probable que la división del tiempo en horas se remonte al año 3 500 AC”, explica a swissinfo.ch Arnaud Tellier, consultor histórico de la muestra y exdirector del Museo Patek Philippe de Ginebra.

La invención de las horas se atribuye a los caldeos, una tribu seminómada que vivía en el sur de Babilonia, la actual Iraq. Sus observaciones astronómicas llevaron a la división numérica del tiempo. 

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Mil maneras de narrar el tiempo

Este contenido fue publicado en De 1550 a nuestros días, las 130 piezas expuestas en Lausana están organizadas por temas que suscitan reflexión, admiración o que divierten. El diálogo entre las piezas de colección preciosas y las creaciones contemporáneas recuerda de qué manera la presentación del tiempo refleja y transporta las sensibilidades de cada época. En los materiales tan diversos…

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El origen

“Es muy probable que la división del tiempo en horas se remonte al año 3 500 AC”, explica a swissinfo.ch Arnaud Tellier, consultor histórico de la muestra y exdirector del Museo Patek Philippe de Ginebra.

La invención de las horas se atribuye a los caldeos, una tribu seminómada que vivía en el sur de Babilonia, la actual Iraq. Sus observaciones astronómicas llevaron a la división numérica del tiempo. 

Medir el tiempo, una larga historia

Los caldeos advirtieron que toma 360 días la repetición del mismo diseño de las estrellas en el cielo, y es por ello que comenzaron a dividir el año en seis periodos de 60 días. Se cree que el así llamado sistema sexagesimal fue elegido porque 60 es el más pequeño múltiplo común de 1, 2, 3, 4, 5 y 6. Por tanto, divisible por los seis números.

La posterior división de la hora en 60 minutos (del latín “pequeño”) y 360 segundos (por “segundo minuto”, siguiendo la subdivisión de la hora) repitió el mismo modelo, y se considera que es también el origen del círculo de 360 grados.

A continuación, los caldeos dividieron el día en seis intervalos temporales: tres para el día, y tres para la noche. Consecuentemente, la longitud de los intervalos fue variable, dependiendo del momento del año y la ubicación. Posteriormente, los egipcios usaron un reloj solar para dividir el día en 12 intervalos, probablemente a efectos de reflejar el número de ciclos lunares en un año, y luego subsecuentemente en dos periodos de 12 intervalos, siendo el segundo para la noche.

Pero fue solo con la invención de los relojes mecánicos en los siglos XIII y XIV que la longitud de las horas pudo finalmente ser anclada a un tiempo fijo. Según Tellier, “los primeros relojes fueron creados para regular el ciclo de las oraciones en los monasterios al caer la noche”.

Con la invención del péndulo en 1660 y el espiral regulador en 1675 por el astrónomo, matemático y físico holandés Christiaan Huyguens, los relojes se hicieron portables y podían dar el paso de los minutos, no solo de las horas.

Un trampolín para la imaginación

Diales para el día y la noche, grandes complicaciones con las fases lunares, esmaltes con retratos de la nobleza o círculos, triángulos y cuadrados. La lectura del tiempo ha sido alimentada desde siempre por una imaginación infinita.

Pero Sturm precisa que esto no ha sido siempre así. En un principio, los relojes eran obra exclusiva de los relojeros. Pero con la llegada de los comerciantes se implicó en la producción a diferentes artesanos, tales como grabadores, especialistas del relieve, joyeros y expertos en esmaltes.

Ginebra cumplió un rol importante estableciendo a Suiza como un actor central de este universo. Y el riguroso clima del Jura vecino permitió a las manufacturas relojeras continuar trabajando durante el crudo invierno, cuando los campesinos no tenían nada qué hacer.

Según el co comisario de la muestra, “no es nada sorprendente que posteriormente los artistas y diseñadores usaran el tiempo como trampolín para su imaginación, y sus propuestas conforman una gran parte de la exposición”.

Usando diales, videos, máquinas de coser, recortes de papeles o cuentas de colores, algunos artistas contemporáneos de fama mundial como Darren Almond, John Armleder o Gianni Motti se unen a jóvenes diseñadores para inventar extrañas, divertidas e ingeniosas nuevas formas de atrapar el tiempo.

¿Qué es lo siguiente?

 La decisión de culminar la muestra con el reloj inteligente deja abiertas las puertas al futuro. La ECAL, la internacionalmente reconocida universidad de arte y diseño de Lausana, se ha ocupado de la escenografía de la muestra.

“Aunque muy pocos de nuestros estudiantes llevan reloj”, señala su director, Alexis Georgacopoulos. Pero a pesar de ello, considera que los atrevidos diseños de relojes antiguos de los años 60 y 70 vuelven a estar de moda.

Mientras que en lo que respecta al reloj de Apple, Georgacopoulos sugiere que su éxito va a depender también de su posible renovación con la misma frecuencia que un teléfono móvil. El director de la ECAL añade con un punto de provocación que este desafío debería movilizar a las firmas productoras de relojes de gama alta.

Pero al parecer, una de estas marcas de lujo ya ha respondido al llamado. Jean-Claude Biver, consejero delegado de Tag Heuer, ha anunciado el lanzamiento de un reloj inteligente de fabricación suiza para este otoño. Biver espera que los jóvenes compren “millones y millones, porque es así como las nuevas generaciones volverán a ponerse relojes”. Pero intuye que la juventud va a cambiar regularmente de marca cuando se aburran de usar el mismo reloj que todos los demás.

Smartwatch Group, de Zúrich, predice que unos 27 millones de relojes inteligentes serán vendidos este año, con una proyección de ventas hasta 2020 cercana a los 220 millones de unidades.

Gracias a la combinación de colecciones históricas con juguetones diseños contemporáneos, la exposición ‘Telling Time’ ha conseguido provocar un dialogo entre la historia y el presente de nuestra percepción del tiempo.

“Esto no es solo acerca de los objetos. La filosofía no está muy lejos”, concluye Xavière Sturm.

‘El Elogio de la Hora’: esta exposición nos descubre seis siglos de relojería representados a través de 150 objetos traídos de todas partes de Europa. Las piezas históricas pertenecen tanto a colecciones privadas como públicas, incluidos el Museo Internacional de la Relojería (MIH) de La Chaux-de-Fonds, el Uhrenmuseum Beyer de Zúrich, el Musée d’Horlogerie – Château des Monts en Le Locle, el Museo del Louvre y el Museo de las Artes Decorativas de París. Igualmente se incluyen joyas de las colecciones de manufacturas del calibre de Vacheron Constantin, IWC o Jaeger-LeCoultre.

La escenografía de la exposición es el resultado de una colaboración con la ECAL/Escuela Cantonal de Arte de Lausana, y es el fruto del trabajo de alumnos de los cursos de Diseño de Exposiciones dirigidos por el diseñador industrial Adrien Rovero. En paralelo a la presentación en el Mudac, el Centro de Arte Contemporáneo de Yverdon-les-Bains (CACY) presenta “L’heure qu’il est” (La hora que es) desde el 29 agosto al 1 de noviembre de 2015. La muestra reúne ejemplos de cómo artistas contemporáneos exploran nuevas ideas alrededor del tema del tiempo. La comisaria de la exposición es Karine Tissot, directora del CACY y asesora científica de ‘El Elogio de la Hora’. 

Mudac

El museo de diseño de Lausana tiene una presencia bien establecida dentro del circuito internacional del diseño. Sus exhibiciones temáticas ponen en contacto a los talentos locales con diseñadores del mundo entero.

En contraste con el diseño que se practica en la parte germano hablante de Suiza, reconocido durante décadas por su robusta funcionalidad y minimalismo, las regiones de expresión francesa han dado lugar a una generación de diseñadores que son frescos, divertidos e inventivos.

Este espíritu es capturado por la directora del Mudac, Chantal Prod’hom, quien fuera directora de la fundación de arte Asher Edelman de Lausana y de La Fábrica de Benetton. El Mudac se convertirá en parte de un nuevo complejo de museos en plena fase de construcción a lo largo de la estación central de trenes de Lausana. Otras instituciones que forman parte del proyecto son el Museo de Bellas Artes y el Museo del Eliseo, consagrado a la fotografía.

Traducido del inglés por Rodrigo Carrizo Couto

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