Embrujo flamenco en Montreux
Paco de Lucía y sus huestes se presentaron en el prestigioso Festival de Montreux. Un público entregado recorrió el repertorio del maestro de Algeciras y se dejó seducir por la voz del Duquende o el baile de Farruco.
Paco de Lucía llega con aire algo perdido por los laberínticos pasillos que llevan a sus camerinos en los bajos del Miles Davis Hall. Camisa floreada y barba de varios días que horas más tarde se transformarían en una sobria camisa blanca, botas y chaleco.
Poco a poco se van sumando al “backstage” los integrantes de su grupo: el celebrado cantaor Duquende, el bailaor Farruco, el intérprete de armónica Antonio Serrano, el percusionista Piraña o el bajista cubano Alain Pérez.
En la trastienda de la música
El ambiente es informal y distendido en este lugar muy privado que swissinfo.ch tiene el raro privilegio de poder visitar antes del concierto.
Y es que la “trastienda” del arte no es algo que pueda ser visitado tan fácilmente en un festival internacional de las dimensiones de Montreux.
Tras una modesta comida en la cantina el Maestro, como reverentemente llaman a Paco de Lucía los gitanos andaluces, se retira en privado para practicar su instrumento. Y es que, aunque parezca difícil de creer, el hombre que ha cautivado a medio mundo con su guitarra necesita aún un par de horas de soledad y práctica de vertiginosas escalas para prepararse antes de un concierto. En la labor de repasar arpegios y escalas le acompaña el miembro recién incorporado del grupo: su sobrino Antonio Sánchez.
Con 26 años, este joven formado en la dura escuela de los tablados flamencos de Barcelona o Tokio, viene a incorporarse a la formación del Maestro de Algeciras apenas desde junio. “Tocar al lado de mi tío es un sueño hecho realidad”, explica el virtuoso guitarrista.
Y siguiendo en familia, puede verse también paseando por esta zone reservada a Curro, el hijo de 26 años de Paco de Lucía. El joven, que acaba de terminar la escuela de cine en Nueva York, espera estrenar pronto su primer cortometraje. Es difícil ser hijo de alguien como Paco? El joven sonríe y responde: “sería terrible si quisiera dedicarme a la música, pero por suerte tengo otros intereses”.
Una cita con el duende flamenco
A eso de las nueve de la noche, el Maestro de Algeciras subió al escenario de un Miles Davis Hall lleno hasta los topes con admiradores entregados. El concierto comenzó con unas rondeñas, una soleá por bulerías y unas rumbas para dar paso al primer acompañante de la noche: el percusionista El Piraña, quien se ubicó a horcajadas sobre su cajón peruano, instrumento folklórico lationoamericano que Paco de Lucía hiciera imprescindible en el flamenco desde los años 80.
Así, poco a poco, se irían sumando todos los miembros de la banda hasta sumar ocho músicos en escena, entre instrumentistas, cantaores y palmeros. A destacar: las portentosas intervenciones de Antonio Serrano en la armónica y el desgarro de Duquende al cante. Mención aparte merece el bailaor Farruco, quien con sus taconeos sedujo al exigente público suizo.
A lo largo de la velada, se irían desgranando piezas de los más recientes discos “Ziryab” o “Lucía”, dedicado a su madre, y clásicos de la época de “Sólo Quiero Caminar”, hasta llegar a un final muy esperado. Un público puesto en pie pidió a gritos a Paco de Lucía que interpretara el que, muy posiblemente, sea su tema más famoso: “Entre Dos Aguas”. El de Algeciras no se hizo de rogar y regaló al público suizo la célebre rumba antes de partir hacia medianoche.
Y en los camerinos le esperaba la última sorpresa: el guitarrista inglés John Mc Laughlin, quien fuera su compañero de aventuras musicales en los años 80 junto al americano Al Di Meola. El hombre con quien grabara el mítico disco de 1981 “Friday Night in San Francisco” que iba a popularizar el nombre de Paco de Lucía en los cinco continentes.
Todo este encuentro bajo la atenta mirada de Claude Nobs, director y fundador del Montreux Jazz Festival, quien se acercó hasta los camerinos con champagne para homenajear al guitarrista andaluz.
Terminaba así una noche de fiesta para la música española en Suiza, preludio a otra fiesta que, si todo va bien, espera a la comunidad hispana mañana domingo. Pero en ese caso, ¡las estrellas serán del balón y no de las seis cuerdas…!
Rodrigo Carrizo Couto, Montreux, swissinfo.ch
Nacido en una familia pobre, de un padre guitarrista y una madre portuguesa, Francisco Sánchez Gómez (su verdadero nombre) deja muy joven la escuela y pasa entre 10 y 12 horas diarias practicando su instrumento.
Realiza su primera aparición pública en 1958, a los 11 años, en Radio Algeciras, la emisora de su ciudad natal cercana a Gibraltar.
Comienza su carrera tocando a dúo con su hermano antes de descubrir al cantaor Camarón de la Isla, con quien habría de revolucionar el universo flamenco durante la década de los 70
En 1975 consigue lo que parecía imposible para un flamenco: dar un recital en el Teatro Real de Madrid, que se convertiría igualmente en un disco de gran éxito. Posteriormente, otro hito es la grabación de “Fuente y Caudal”, que incluye la célebre rumba “Entre dos Aguas”.
Pero el triunfo planetario le llegaría en 1981, cuando junto a los guitarristas John Mc Laughlin y Al Di Meola graba “Friday Night in San Francisco”. Este concierto de tres guitarras acústicas e improvisaciones vertiginosas marca a toda una generación de jovenes músicos en Europa y América.
Posteriormente forma su Sexteto, que incluye cajón peruano, saxo y bajo eléctrico. Una “herejía” musical que sólo el Maestro podía permitirse en el mundo flamenco.
Ha grabado hasta la fecha más de 30 discos, incluyendo su versión del celebérrimo “Concierto de Aranjuez”. Igualmente ha recibido innumerables premios, títulos y doctorados honoríficos.
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