Murió el coreógrafo Maurice Béjart en Lausana
El coreógrafo nacido en Marsella, Francia, hace ochenta años, murió la noche del miércoles al jueves en el Centro Hospitalario de la Universidad de Lausana. Padecía problemas cardiacos y renales.
Tristeza y merecido homenaje a la labor de este artista, quien hizo famosa a Lausana en el ámbito de la danza, gracias a que su compañía se instaló en esa ciudad suiza en 1987.
Hospitalizado desde hacía varios días en el Centro Hospitalario de la Universidad de Lausana (CHUV), desde hacía tiempo Maurice Béjart debió disminuir sus actividades coreográficas en la compañía de danza que lleva su nombre.
Nacido en Marsella en 1927, Béjart se convirtió en uno de los mejores coreógrafos de su tiempo. Tenía la ambición de convertir la danza en «el arte del siglo XX».
«Saqué la danza de las salas de ópera para colocarla en el Palacio de los Deportes, en los Juegos Olímpicos, en el Festival de Avignon», decía orgulloso de hacer conocer su disciplina a todo público.
Un nuevo espíritu a la danza
Con sus ojos de un azul penetrante, su envergadura de coloso y su barbilla puntiaguda, Maurice Béjart, quien se convirtió al Islam en 1973, sentía una misión casi mesiánica. Conservando la técnica clásica, se encargó de transformar el espíritu de la danza para volverla sacra y sensual a la vez.
Si bien revolucionó el espectáculo del cuerpo en movimiento desde su primera creación ‘Sinfonía para un hombre solo’ de 1955, Maurice Béjart permitió también a sus bailarines ser libres para dejar aflorar su sensibilidad.
Sin ceder a la reticencia de los círculos tradicionales, dio paso en el escenario a las mallas y a los pantalones vaqueros en reemplazo del tutú.
«El más popular de todos los tiempos»
Sus realizaciones dieron la vuelta al mundo, aunque no se impusieron en los países anglosajones. Maurice Béjart construyó su carrera sobre todo en Bélgica, donde dirigió su compañía durante 27 años. En 1987 se mudó a Suiza.
Sin duda, él fue «el creador coreográfico más popular de todos los tiempos», subrayó el periodista especializado en danza Jean-Pierre Pastori a las ondas de la radio suiza de expresión francesa RSR, luego de haberse difundido la noticia de su muerte.
Por su parte, el escritor belga François Weyergans, amigo cercano del coreógrafo, lo calificó como un «creador de una fecundidad excepcional».
«Muy poca gente trabajó tanto como él», declaró quien estuvo al lado de Béjart al momento de su muerte: «fue en la noche, a las 00:25», declaró Weyergans.
La tarea de transmitir su arte
De su inspiración son cerca de 140 coreografías, que expresan su pasión por conocer diversas culturas y por el mestizaje. Sus creaciones, a veces desmesuradas, mezclan distintos géneros como el cine, el teatro o la ópera y cubren diversas épocas, estilos y civilizaciones.
En su papel de pedagogo, Maurice Béjart también transmitió su arte. Sus dos escuelas –que hacen referencia al nombre de dos divinidades indias- Mudra, en Bruselas (1970) y Dakar (1977), y Rudra en Lausana (1992), han formado a algunos de los más famosos bailarines contemporáneos.
Entrevistado por swissinfo hace algunos años, el maestro indicaba: «Me piden siempre que hable de Béjart… lo que finalmente se convierte en un tema que se aparta de mí. Por las noches, en mi cama, soy yo, pero cuando se trata de ese señor que cubren de honores o de oprobios, ya no sé muy bien quién es».
swissinfo y agencias
Maurice Béjart nació en Marsella el 1° de enero de 1927. Hijo del filósofo Gaston Berger, ingresó a temprana edad en el mundo de la danza «como a un monasterio», diría el mismo alguna vez.
El coreógrafo aprendió el arte de la danza en su ciudad natal, en París y en Londres y se licenció en Filosofía.
En 1945 debutó en Marsella, y en 1951 montó ‘Sinfonía para un hombre solo’, con su propia compañía ‘Ballets de l’Etoile’.
En 1960, su grupo de danza se convirtió en el ‘Ballet del siglo XX’, presentándose en el Teatro Royal de la Moneda en Bruselas.
Las creaciones más conocidas de esa época son el ‘Bolero’, con Jorge Donn como solista, la ‘Misa para el tiempo presente’, y ‘El pájaro de fuego’.
En 1987 la compañía se rebautiza con el nombre de ‘Béjart Ballet Lausanne’, en ocasión de su mudanza a Suiza, a la capital del cantón de Vaud.
Maurice Béjart creó más de 200 espectáculos. También llevó al escenario piezas de teatro y óperas. Publicó varios libros y montó coreografías en muchas partes del mundo.
Entre las innumerables distinciones recibidas, destaca el galardón ‘Premium Imperiale’ del Japón, recibido en 1993 y considerado como el premio Nobel en las Artes.
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