Roy Haynes, un veterano del panteón del jazz en activo
Es una de las últimas leyendas vivas que conoció casi todas las épocas del género. En marzo cumplió 83 años y, pese a su avanzada edad, sigue en gira con un ímpetu juvenil y una frescura de mente que contagian. Esta semana actuó en el Festival de Jazz de Berna.
Los rasgos más característicos del baterista son su astucia, elegancia, ligereza, compasión y perceptibilidad para captar los momentos tensos en la interacción con sus acompañantes, cualidades que pudieron apreciar varias generaciones de jazzistas.
Está sentado en una mesa en el Hotel Innere Enge que hospeda uno de los clubes más conocidos en Suiza: el ‘Marians Jazzroom’, epicentro del Festival Internacional de Jazz de Berna. La entrevista está acordada para las tres de la tarde. Acaba de almorzar y pide una cerveza. A sus 83 años, lleva un atuendo juvenil: una camisa tejana, un vaquero tres cuartos y unas gafas de sol supermodernas.
Su apariencia compagina con su clarividencia y frescura de mente. Roy Haynes es una persona más bien inquieta, nerviosa. Mientras charlamos, toma el cuchillo y toca un ritmo en el vaso. «Estoy practicando constantemente en mi mente. De hecho, en la escuela un profesor me mandó ir al director porque tamborileaba en el púlpito. Mi padre decía que era nervioso. Yo siempre estoy pensando en ritmos y tambores.»
Un sinfín de colaboraciones
Si hoy un baterista presume de haber trabajado con Louis Armstrong, Lester Young, Charlie Parker, Sonny Rollins, Miles Davis y John Coltrane, lo más normal es que se le tome por loco. Sin embargo, hay una excepción: se llama Roy Haynes.
Comenzó su carrera en el año 1942 con músicos como Tom Brown, Sabby Lewis y Peter Brown en su Boston natal. En 1945 le pidieron incorporarse a la banda del legendario Luis Russell, el antiguo acompañante en la formación de Louis Armstrong.
Actuó en el club ‘Savoy Ballroom’, de Nueva York, y ocupó las carteleras del ‘Manhattan’s 52nd Street’, mítico lugar de incubación del be-bop. La lista de colaboraciones es impresionante. Ha trabajado con Lester Young, Bud Powell y Miles Davis. Fue el baterista preferido de Charlie Parker, de 1949 a 1953, y acompañó a la famosa vocalista Sarah Vaughan en su gira mundial, de 1954 a 1959.
Participó luego en numerosas sesiones de Thelonious Monk (1959-1960) y grabó varios discos con Eric Dolphy y Stan Getz en los años sesenta. De 1963 a 1965 reemplazó al baterista fijo del cuarteto clásico de John Coltrane y, a partir de 1968, empezó a colaborar de forma regular con Chick Corea.
Los años 60, década de esplendor
Los críticos suelen dividir la historia del jazz en distintas épocas. Se sirven de la periodización en décadas. Evidentemente, un jazzista, cuya carrera abarca más de seis décadas, tiene que saber cuál fue la más prolífica…
«Yo creo que todos los períodos de mi carrera han sido interesantes. Quizás el más interesante fue el de los sesenta… cuando formé mi grupo ‘Hip Ensemble’. Tocábamos el funk y utilizábamos el piano eléctrico en algunas grabaciones. Esta fue una época particularmente interesante para mí, porque vestíamos prendas peculiares y llevábamos pelo largo. Yo llevaba las patillas casi hasta la barbilla y tenía un bigote abundante. Ahora tengo una calva…»
Un baterista de irradiación transgeneracional
Junto con otros bateristas influyentes del bop, como Kenny Clarke, Max Roach o Art Blakey, formaba parte de la legión pionera que luchaba contra las formas comerciales del jazz tradicional. Desde que empezó a ser líder de sus propias formaciones ha trabajado con jóvenes artistas.
En los años 90 colaboró con el prestigioso pianista Pat Metheny y, más tarde, formó un primoroso quinteto con Dave Holland, Roy Hargrove, Dave Kikoski y Kenny Garrett. Ahora encabeza un cuarteto que completan el saxofonista Jaleel Shaw, el pianista Martin Bejerano y el bajista David Wong. Podrían ser sus nietos.
¿La diferencia de edad y la gran experiencia deben convertir a Roy Haynes en un profesor predilecto para sus acompañantes? «Bueno sí, se puede decir eso. Pero, en realidad, yo no me considero un maestro porque estoy aprendiendo constantemente diferentes formas de la expresión musical. Aunque sí es verdad que he sido hasta cierto punto un profesor para alguna gente», confiesa. «Pero insisto, yo no me veo como maestro o innovador. Estas cosas que pasaron en mi vida han transcurrido de manera muy natural.»
Un líder tiene que poseer varias calidades. A Roy Haynes no le gusta el término ‘líder’, prefiere la palabra ‘comandante’. «Un comandante de la batería es alguien capaz de estimular a sus compañeros músicos. Por eso tengo que pensar en muchas cosas a la vez. Tienes que ser un padre, un analista y un psiquiatra…»
Fuentes de inspiración… la vida y la naturaleza
La música no tiene por qué ser la principal fuente de inspiración. ¿Qué le inspira además del jazz?
«El término ‘jazz’ es un concepto muy limitado. Prefiero hablar de ‘música’, porque creo que todo lo que he aportado a esta música, llega más allá del jazz. Soy alguien que vive el día a día. Durante el día me vienen ideas que intento proponer al grupo. Pueden ser cosas como el sonido de un tren o el canto de los pájaros en mi jardín. La naturaleza es toda una fuente de inspiración. No sólo el jazz o la música, sino la vida en sí te sirve de inspiración, como bien dice el título de mi última compilación ‘A life in time’ (Una vida a tiempo).»
swissinfo, Antonio Suárez Varela
La 33ª edición se inauguró el 8 de marzo. Dura once semanas y ofrece 150 conciertos de renombrados artistas internacionales.
Existe desde 1976. Su fundador, Hans Zurbrügg, de 64 años, lo dirigió durante muchos años. Hoy, su hijo Benjamin se ocupa de la organización.
Junto con los de Montreux y Willisau, el festival de Berna es una de las citas más importantes del jazz en Suiza.
Cuenta con un presupuesto global de 1,5 millones de francos. El 40% proviene de patrocinadores privados, la fundación ‘Burgergemeinde’, el cantón y la ciudad de Berna. El resto corre por cuenta de los organizadores.
Nacido en Boston, el 13 de marzo de 1925, Roy Haynes es uno de los grandes veteranos del jazz. Durante mucho tiempo minusvalorado, el baterista no alcanzó el merecido reconocimiento hasta finales de los años 80.
Desde su infancia se interesó por el jazz que aprendió de forma autodidacta. Comenzó a trabajar en la escena jazzística de Boston, donde pronto se hizo un nombre, iniciando su carrera profesional en 1945 en Nueva York.
Colaboró con las grandes figuras del género: Lester Young, Bud Powell, Charlie Parker, Wardell Gray, Dizzy Gillespie, Miles Davis, George Shearing, Lennie Tristano, Thelonious Monk, Sarah Vaughan, Stan Getz, John Coltrane y Chick Corea, entre otros.
Ha recibido distinciones prestigiosas como la medalla francesa de ‘Chevalier de L’Ordre des Arts et des Lettres’, un Grammy por su participación en el álbum ‘Blues for Coltrane’ (1988), un doctorado honoris causa del Berklee College of Music (1991) y el premio danés ‘Jazzpar’ (1994).
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