«Soy, un poco, la mala conciencia de Suiza»
En el último lustro, Suiza expulsó a 1.047 clandestinos. Algunos de ellos son los protagonistas del documental ‘Vuelo Especial’ de Fernand Melgar. ¿Qué pasó con ellos después? El realizador se ocupa de ello en 'El mundo es así'.
A través de la mirada de Fernand Melgar el público conoció a Geordry, un solicitante de asilo camerunés; Dia, el músico senegalés; Reagip y Jeton, de origen kosovar y sin documentos de estancia en Suiza, además de Wandifa, una inmigrante de Gambia.
Como otros tantos miles de clandestinos, los protagonistas de ‘Vuelo Especial’ estuvieron alojados durante meses en el Centro de Detención Administrativa de Frambois, a pocos pasos del aeropuerto de Ginebra.
Es ahí que Fernand Melgar los encontró. Su documental obtuvo numerosos premios tanto en Suiza como en el extranjero. Melgar ha sido también acusado de jugar con las emociones de los espectadores y de deformar la realidad. Hoy, dos años después, el cineasta nos invita a través de una serie de retratos íntimos a descubrir el destino de estas personas, en su nueva realización, recientemente presentada en las Jornadas del Cine de Solothurn, una cita de la cinematografía de gran interés en el ámbito helvético.
Llegó a Suiza en 2004 proveniente de Camerún, como consecuencia de la muerte de sus padres. Pasó cuatro meses en prisión antes de ser expulsado de Frambois en marzo del 2010 en un vuelo especial.
Tan pronto descendió del avión en la capital Yaoundé, fue detenido por las autoridades que contaban con informes confidenciales relativos a su solicitud de asilo en Suiza.
Contactada por swissinfo.ch, la Oficina Federal de Migraciones (ODM) no confirmó ni desmintió una eventual fuga de información sobre el caso. En una entrevista publicada en el cotidiano Le Temps, en marzo de 2012, el nuevo director de la ODM, Mario Gattiker, declaró que no se podía excluir ninguna hipótesis y juzga como “inadmisible” que tales filtraciones pudiesen producirse.
La ODM precisó a swissinfo.ch que la segunda solicitud de asilo presentada por Geordry ante la embajada suiza en Camerún había sido rechazada. Actualmente se ha presentado un recurso ante el Tribunal Administrativo Federal.
swissinfo.ch: ¿Qué es lo que más le golpeó en ese reencuentro?
Fernand Melgar: Sabíamos desde un inicio que la situación de esas personas no sería fácil, una vez que fueran devueltas a su país de origen. Al mismo tiempo pensábamos, que al menos, volverían a encontrar la libertad, a sus amigos y a sus familias. Sin embargo, nos percatamos que hoy son prisioneras en su propia sociedad, están aisladas de sus familias y no cuentan con una alternativa profesional. Es gente que vivió durante años en Suiza, formó una familia, trabajó, mantuvo desde aquí a una comunidad entera en su país de origen y, de un momento a otro, fue expulsada porque se encontraba en una situación de estancia irregular.
Para ellos, volver con las manos vacías, luego de meses de prisión y en un vuelo espacial, significó una derrota migratoria, un suicidio social que pone en cuestión los equilibrios familiares previos.
Está el caso de Geordry, que a su regreso fue detenido y torturado por las autoridades camerunesas informadas de su solicitud de asilo en Suiza. La Oficina Federal de Migración helvética confirmó que se trató de una fuga de información, pero rechazó nuevamente hace algunas semanas su solicitud de asilo presentada ante la embajada helvética de Yaoundé.
swissinfo.ch: Al margen del caso de Geordry, los otros protagonistas del documental son migrantes económicos y, según la ley suiza, no tienen derecho al asilo.
F.M.: Así es. De todas formas estoy convencido que una persona que huye del hambre o de la guerra debe ser tratada de la misma forma. En los dos casos se trata de una cuestión de sobrevivencia. No me interprete mal: defiendo el Estado de derecho y estoy convencido que hay que establecer un marco legal, pero cambiando las leyes actuales y no despojándose de los migrantes como si fueran basura.
swissinfo.ch: Suiza no puede permitirse, sin embargo, de abrir sus fronteras a todo el mundo en una Europa cada vez más restrictiva. ¿Cuál es su solución al problema?
F.M.: El asunto debe ser tratado en su globalidad. Es necesario encontrar un nuevo equilibrio en las relaciones Norte-Sur. Veamos, por ejemplo, el caso de Nigeria: se trata de un país rico en recursos naturales, pero al mismo tiempo extremadamente pobre, dado que la dictadura es apoyada por las grandes multinacionales. Y entre los principales inversores en ese país se encuentran los dos más grandes bancos helvéticos, el UBS y el Credit Suisse.
Sin olvidar que los cantones suizos de Zug y Ginebra son las principales plazas del comercio mundial en materias primas: nos enriquecemos aprovechando a los países en vía de desarrollo, pero sus poblaciones tienen las manos vacías. Suiza da carta blanca a esas multinacionales y luego se sorprende que los nigerianos sin perspectiva alguna vengan a golpear a nuestra puerta.
Nacido en 1961 en una familia de sindicalistas españoles exiliada en Marruecos durante la dictadura fascista, Fernand Melgar llegó ilegalmente a la edad de dos años a Suiza junto con sus padres quienes obtienen un trabajo temporal.
Interrumpe sus estudios de comercio en 1980 para fundar con amigos el Cabaret Orwell, cuna de la cultura alternativa en la Suiza de expresión francófona
En 1983, inicia su aventura cinematográfica realizando películas experimentales y reportajes iconoclastas.
Su documental Exit –el derecho de morir (Exit- le droit de mourir) recibió muchos premios internacionales, incluido el Golden Link UEF Award a la mejor producción europea así como el premio del cine suizo 2006.
En 2008, La Fortaleza (La Forteresse) obtuvo el Leopardo de Oro en el Festival de Films de Locarno (sección Cineastas del presente), y en 2012 el premio mayor del cine suizo en la categoría de los documentales.
Según la agencia de promoción fílmica helvética Swiss Films, Vuelo Especial ha sido uno de las películas con mayor éxito en el extranjero: recibió más de 15 recompensas internacionales, entre ellas el Premio de Europa 2012.
Fernand Melgar trabaja actualmente en el rodaje de un documental sobre los nuevos migrantes que llegan de los países del Sur de Europa.
swissinfo.ch: ¿Su visión del mundo no es utópica?
F.M.: Lo confieso: soy un utópico. Pero estoy convencido que sería necesario muy poco para mejorar la situación en esos países y cambiar las mentalidades en Suiza.
Mi generación es una generación perdida. Pero los jóvenes tienen una mirada diferente: crecieron en una sociedad multicultural, tienen amigos de piel oscura. Son ellos los que se conmovieron con Vuelo Especial. Y son ellos los que deberán pronunciarse en algunos años sobre el cambio de las leyes de asilo y de los derechos de los extranjeros.
swissinfo.ch: Vuelo Especial hace parte de los documentales suizos que mejor crítica suscitaron en el extranjero. ¿Cómo fue la reacción del público?
F.M.: El filme provocó numerosos debates. No tanto sobre Suiza, sino sobre la situación en Europa y en los países donde fue difundido. En Argentina, las discusiones se dieron en torno a los problemas migratorios al interior del MERCOSUR; en Nueva Caledonia, sobre los migrantes provenientes de Vanuatu; en Italia, sobre el centro de detención en Torino. En suma, ha despertado sentimientos universales, que van más allá de la particularidad helvética
swissinfo.ch: En Vuelo Especial presentó el rostro de la migración, incitando al público a simpatizar con los protagonistas. Esto le significó numerosas críticas. A dos años de distancia, ¿no se autocritica de haber optado por esa perspectiva?
F.M.: Yo hago un cine de proximidad y de observación. Hubiera podido entrevistar a personalidades políticas, pero preferí dar la palabra a centenas de personas que cada año son condenadas a muchos meses de prisión únicamente porque no cuentan con documentos de estadía en regla. Hoy, cuando se habla de migración, se hace a través de cifras y de prejuicios, omitiendo el hecho de que esos extranjeros son seres humanos y, muchas veces, son incluso nuestros vecinos o los amigos de nuestros hijos.
Las personas encarceladas en los centros administrativos, como el de Frambois, no son criminales como ciertos políticos de derecha quisieran hacérnoslo creer. Su único crimen es ser clandestinos. No quieren volver a sus lugares de origen por miedo a represalias o, simplemente, porque viven en Suiza desde hace muchos años.
La película muestra que la mitad de ellos tiene antecedentes judiciales. Pero que ya han pagado por sus delitos. En Frambois purgan una doble condena: una encarcelación que puede durar hasta 18 meses y la expulsión forzada. Mi objetivo ha sido mostrar los excesos del sistema, sin juzgar. Es, sin duda ,más fácil criticar mi trabajo que interpelarse a sí mismos en tanto ciudadanos, seres humanos o políticos. Soy un poco como la mala conciencia de este país.
En 2012, fueron presentadas 28.631solicitudes de asilo, lo que representa un aumento del 27% en relación al año anterior.
Los principales países de origen son: Eritrea (4407), Nigeria (2746), Túnez (2239), Serbia (1889), Afganistán (1386) y Siria (1229)
Los últimos cinco años, 1.047 extranjeros en situación irregular fueron reenviados a bordo de un vuelo especial, 178 de ellos en los últimos doce meses.
Esta medida es utilizada cuando el detenido se opone a partir: es inmovilizado en su asiento, protegido con un casco, obligado a portar pañales y, en algunos casos, viaja bajo el efecto de tranquilizantes, aplicados sin su autorización.
El vuelo puede durar a veces más de veinte horas, según el destino y el número de escalas.
En marzo del 2010, un ciudadano nigeriano en espera de su expulsión murió en el aeropuerto de Zúrich, poco antes de la partida de un vuelo directo con destino a Lagos.
Los vuelos especiales son objeto de críticas de numerosos sectores: la izquierda, las ONG y ciertos médicos los consideran inhumanos. La derecha piensa que son demasiado costosos.
Según la Oficina Federal de Migraciones, en 2012, el costo medio de un vuelo especial era de 13.300 francos suizos por persona. Las autoridades se oponen a comunicar cuáles son los principales países de retorno.
(Traducido del italiano: Sergio Ferrari)
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