«Yo les aconsejo pasión, paciencia y tenacidad»
Gracias a la beca que ganó en el Prix de Lausanne de 1989, Mónica Zamora pudo concluir su formación en una de las escuelas más prestigiosas del mundo, la Royal Ballet School de Londres.
Este año la antigua primera bailarina del Birmingham Royal Ballet ha regresado a Lausana como miembro del jurado. Entrevista.
swissinfo: El Prix de Lausanne fue decisivo en su carrera. ¿Qué recuerda de aquella experiencia?
Mónica Zamora: Muchas cosas. Volver al Prix de Lausanne como jurado me llena de recuerdos y todos son maravillosos. La verdad es que el Prix de Lausanne cambió mi vida. Por supuesto, mi profesor en España (Ion Beitia) fue el que me crió, el que me hizo. Pero la oportunidad de poder ingresar en una escuela en el extranjero (Royal Ballet School de Londres) y también de entrar en una compañía internacional (Birmingham Royal Ballet) me la brindó el Prix de Lausanne.
O sea que me llena de mucha melancolía, de buenos recuerdos, recuerdos de los participantes con los que yo entablé amistad aquel año… Fuimos a Japón (la edición 1989 del Prix se celebró en Tokio) y para mí, al ser tan ‘peque’ (15 años), ir a Tokio fue una experiencia maravillosa. Estaba emocionadísima de poder visitar un país tan exótico y tan lejano. Y, sí, la verdad es que yo me sentí muy bien cuidada…
swissinfo: De no haber ganado el Prix de Lausanne, ¿cree que su carrera habría tomado otro rumbo?
M.Z.: Si no hubiera ganado el Prix de Lausanne… Hombre, mi pasión por la danza era muy fuerte y también el apoyo que siempre me han brindado tanto mi familia como mi profesor entonces, Ion Beitia. Yo tengo compañeras de la escuela de danza, como Leire Ortueta – por citar una, porque son muchas – que fue la primera que vino de nuestra escuela, por lo que la cosa era más complicada. Y, bueno, (no ganó) y no pasó nada. Llegó a ser solista con el Royal Ballet. Así que yo pienso que quizás si aquí no hubiera ganado un premio, la experiencia de todas formas hubiera sido muy interesante y hubiera continuado a abrirme un camino en la danza…
swissinfo: Esta es la tercera vez que integra el jurado del Prix de Lausanne. ¿Qué ha cambiado desde que usted concursó?
M.Z.: Bueno, cuando yo participé en el Prix de Lausanne teníamos la posibilidad de entrar en una escuela los primeros premiados, los otros premios eran de dinero. En estos momentos el Prix de Lausanne está totalmente enfocado en la educación, en la finalización en una gran escuela, cualquiera de las que están listadas, pero también es un escalón para ser un bailarín principal.
Más que dar dinero a alguien, es dar la oportunidad de poder ser parte de una compañía durante un año, de aprender. Y esto no tiene valía, es algo increíble… dar la oportunidad de poder entrar en la compañía de sus sueños.
swissinfo: Y el nivel de los concursantes es cada vez más alto…
M.Z.: El nivel de los concursantes, yo creo que todos los años es muy alto. Este año hemos tenido un nivel muy elevado. Más o menos le ves futuro a la mayoría de los bailarines. Y eso es algo muy bueno. A la hora de la semifinal, a la hora de la final, los que más talento tienen, los que mejor preparados vienen, claro, esos son los que van a llegar, pero lo que hemos visto ahora ha sido un nivel muy alto.
Cualquiera de los participantes en esta competición puede llegar a bailar. Luego, claro, hay diferentes niveles, ¿no? Por ello mismo el Prix de Lausanne está haciendo una labor educacional maravillosa: que esto sea para todos los participantes una experiencia de aprendizaje, que no simplemente sea el ganar o no ganar un premio, sino todo lo que se aprende en esta semana.
El Prix está completamente dedicado al bien del bailarín. Es una organización – y por eso yo me siento muy orgullosa de formar parte de ella – que simple y llanamente mira por el bien del bailarín. Es la única preocupación que tiene. Y nosotros ponemos nuestro granito de arena, hacemos todo lo posible por ayudar y juzgar bien… (se ríe)
swissinfo: En los últimos años hemos visto a muchos concursantes asiáticos en el Prix y, además, destacan.¿Qué es lo que tienen estos bailarines asiáticos?
M.Z.: La verdad es que sí, que últimamente se ha visto gran número de participantes asiáticos. Supongo que es una puerta y que viajarán de tan lejos para abrir esa puerta. No se puede elegir quién viene y quién no viene. El Prix de Lausanne está abierto a todo el mundo. Entonces hay que hacer hincapié en que venga la gente de Europa, que no se le tenga miedo, que hay que probar, que hay que hacerlo. Lo mismo con Sudamérica, con Norteamérica. Este concurso es para todo el mundo.
Que haya habido mayor asistencia asiática, pues supongo que será una de las pocas posibilidades para que ellos puedan salir, para que ellos puedan formarse. En Japón, por ejemplo, las bailarinas – especialmente las mujeres – lo tienen muy difícil, es casi imposible ser una bailarina profesional con un salario. Entonces yo me imagino que cualquiera que quiera venir a una competición así es porque tiene necesidad.
swissinfo: Mónica Zamora ha triunfado como primera bailarina del Birmingham Royal Ballet. ¿Qué les aconseja a los jóvenes que aspiran a tener una carrera similar, a pisar los grandes o menos grandes escenarios?
M.Z.: Yo les aconsejo pasión, paciencia y tenacidad. Vivimos en un mundo muy rápido, en el que la informática es maravillosa y la información es muy importante, pero ésta es una carrera de mucha conciencia, de mucho trabajo, de paciencia, de constancia, de seguir adelante… Que perdiendo se aprende, que ganando también se aprende, que es un camino, un camino que nunca llegas. Yo como bailarina jamás me he planteado el que haya llegado o no haya llegado.
Es un camino que lo caminas. Y según lo vas caminando, vas aprendiendo más. Yo creo que eso fue lo que a mí siempre me tiró hacia adelante. Con cualquier bache que tuve, yo tiré hacia adelante. Cierras los ojos, aprendes de por qué y tiras para adelante. Si hay pasión, si realmente tu vida no tiene significado si no es por la danza, tiras adelante.
Yo, personalmente, en estos momentos estoy pasando por una fase de cambio. Bueno, no pasa nada. Yo sigo adorando la danza. Pero con quince años cerraba los ojos y sólo me imaginaba como bailarina. En mi mente no había otra posibilidad. Eso no quiere decir que la educación no deba proseguir. Es muy importante que también estemos bien formados, sobre todo hoy en día, el ser conscientes de que no se puede dejarlo todo.
Yo también aconsejaría mucho a los bailarines que… Mira, esto es un concurso, pero aquí se viene a aprender, no simplemente a mostrar quién eres, sino a aprender. Yo, como bailarina, he aprendido muchísimo de los profesores, pero también de los bailarines, de mirar, de la gente que a ti te gusta, de cómo trabajan. Esto es un trabajo de comunidad, es por el bien de la danza y así aprendemos todos… Unidos, nos vamos empujando todos para arriba, conseguimos un mejor nivel humano y artístico.
Mónica Zamora nació en Guipúzcoa (País Vasco) en 1974 y a partir de los diez años cursó estudios de danza en la escuela de Ion Beitia (Vizcaya).
Con 15 primaveras, ganó el Prix de Lausanne (1989), que aquel año se celebró en Tokio y obtuvo una beca para proseguir su formación en la Royal Ballet School de Londres.
En 1991 ingresó en el cuerpo de baile del Birmingham Royal Ballet, del que sería solista (1994) y primera bailarina (1997) y que dejó en 2003 para formar parte de la compañía George Piper Dances.
Además de múltiples apariciones televisivas, ha interpretado un papel en la película ‘Alejando Magno’, de Oliver Stone.
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