De esclavo infantil a héroe contra la esclavitud: 30 años de la muerte de Iqbal Masih
Amjad Ali
Islamabad, 16 abr (EFE).- Iqbal Masih tenía solo cuatro años cuando sus padres lo vendieron como esclavo al dueño de una fábrica de alfombras en Pakistán para pagar un préstamo que habían pedido para la boda de su hijo mayor. Durante los seis años siguientes, el pequeño, de religión católica, permaneció en servidumbre, tejiendo para saldar la deuda que él nunca contrajo.
Así comenzó Masih una vida únicamente dedicada a la servidumbre pero que se vio truncada hace exactamente 30 años, cuando el pequeño, que para entonces se había convertido en un reconocido activista contra la esclavitud infantil, fue asesinado a balazos en Pakistán cuando apenas tenía 12 años.
Su legado, no obstante, perdura en el colectivo general, puesto que la fecha de su fallecimiento, el 16 de abril, sirve ahora para conmemorar cada año el Día Mundial contra la Esclavitud infantil.
«Iqbal ya no está, pero aún hoy es un símbolo de la resistencia contra el trabajo infantil y la esclavitud en el país y en el mundo», dijo a EFE Patras Masih, el hermano mayor de Iqbal, que lamenta que el pequeño «se convirtió en esclavo a la edad en que otros niños van a la escuela».
Desde su venta como esclavo, Iqbal trabajaba doce horas al día, los siete días a la semana en la fábrica, con apenas un breve descanso para comer. A menudo, era incluso encadenado al telar y golpeado junto con otros niños, que trabajaban con él, para impedir que escapara.
Fueron pasando los años, pero nunca pudo pagar las 600 rupias paquistaníes (unas 12 dólares) a las que ascendió el préstamo de sus padres, puesto que la deuda aumentaba a medida que la familia vulnerable tomaba más dinero adelantado para cubrir nuevos gastos del hogar, bajo excesivas tasas de interés.
Huyó tras seis años
Su liberación se produjo en 1993, a la edad de diez años, cuando logró escapar y unirse a una manifestación contra estos préstamos desproporcionados en la ciudad de Muridke, en el estado de Punjab, ubicado en el este del país.
Allí fue acogido por el Frente de Liberación del Trabajo en Servidumbre (BLLF), la ONG que organizó el evento, y que le otorgó protección de la mafia de las alfombras.
A partir de entones, Masih se tornó en un símbolo contra la esclavitud infantil, no solo en Pakistán, sino también en el resto del mundo, sirviendo como altavoz a los miles de niños que, a diferencia de él, no lograban escapar de las fábricas donde trabajaban como esclavos.
Sin embargo, su vida acabó de forma repentina cuando el 16 de abril de 1995 fue asesinado a tiros en circunstancias poco claras mientras montaba en bicicleta con sus dos amigos en su pueblo de Rakh Baoli, en Punjab.
Su muerte conmocionó al mundo, pero a pesar de la indignación internacional, su presunto asesino fue liberado de prisión poco más de un año después del crimen debido a declaraciones contradictorias de testigos presenciales.
«Exigimos que sus verdaderos asesinos sean llevados ante la justicia», instó Patras, quien a pesar del largo tiempo transcurrido confía en poderle dar «algo de justicia después de su muerte».
Premios, organizaciones a su nombre y una plaza en España
En vida, los esfuerzos de Masih le valieron reconocimientos mundiales como el Premio Reebok de Derechos Humanos para Jóvenes en Acción, que recibió a los 12 años en Boston, Estados Unidos.
Mientras que de manera póstuma, recibió en el año 2000 el Premio de los Niños del Mundo por los Derechos del Niño, y la Oficina de Asuntos Laborales Internacionales del Departamento de Trabajo de Estados Unidos instituyó en su honor el premio anual ‘Iqbal Masih’ por la erradicación del trabajo infantil.
Su historia inspiró además la creación de organizaciones como ‘Free the Children’ en Canadá y la Fundación Infantil Iqbal Masih Shaheed, que opera más de 20 escuelas en Pakistán.
En España, Masih da nombre a una plaza en la ciudad de Santiago de Compostela, en el noroeste del país.
Y a miles de kilómetros, en su pueblo natal, también se erigió una escuela que ahora lleva el nombre de este chico que nunca pudo ir al colegio.
La esclavitud infantil sigue vigente
La esclavitud todavía afecta a millones de niños en todo el mundo, particularmente en el sudeste asiático, donde enfrentan una grave explotación a través del trabajo infantil, la trata y la explotación sexual forzada.
El Índice Global de Esclavitud 2023 informa que solo en Pakistán hay 2,3 millones de personas esclavizadas. A pesar de que el país aprobó la Ley de Abolición del Trabajo en Servidumbre en 1992, nadie ha sido procesado.
La desigualdad de género es otro factor que lleva a millones de mujeres a sufrir servidumbre impuesta por sus padres. En 2013, cinco hermanas se suicidaron después de que su padre les obligara a trabajar gratis en su granja y les prohibiera casarse. EFE
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