De Washington a La Habana vía Berna
En 1959, y en un tiempo récord de 72 horas, Washington reconoce al gobierno emanado de la Revolución Cubana.
Empero, renuente a reducir su personal diplomático –tachado de espía-, rompe relaciones con Cuba en 1961. Desde entonces, Suiza representa sus intereses en la isla.
Treinta años después, a poco del desplome del bloque socialista, el gobierno de Berna asume, en 1991, la representación de la República de Cuba ante Estados Unidos.
“El papel diplomático de Suiza reviste una gran importancia. Lo ha hecho de una manera muy profesional y yo puedo decir que esa función que realiza la Confederación es muy apreciada en Cuba”, apunta la embajadora cubana en Berna, Teresita Vicente Sotolongo.
Como señala por su parte el embajador helvético ante La Habana, Jean-Claude Richard, esa tarea habla de la confianza en Suiza de ambos países.
Recuerda el diplomático que en 1977 el presidente James Carter decidió abrir en la capital cubana una sección de los intereses estadounidenses.
Esa denominada “Sección de la Embajada de Suiza” emplea a alrededor de medio centenar de personas –entre diplomáticos estadounidenses y personal local-, con lo que tiene una dimensión y una infraestructura superiores a las de la propia embajada de la Confederación.
Entre Cuba e Irán y los Estados Unidos
En la actualidad, Suiza tiene dos funciones de representación: una entre Cuba y Estados Unidos y viceversa, y la otra entre Estados Unidos e Irán. La primera, resume Stefano Vescovi, responsable de América Central y el Caribe del Ministerio suizo de Exteriores, es un trabajo formal.
“Lo que nosotros hacemos es la parte formal y los dos Estados hacen la parte que les permite mantener relaciones cotidianas. Es claro que tratamos de mantener siempre un contacto muy estrecho con las dos partes puesto que algunas veces hay situaciones de tensión política”.
Por ejemplo –ilustra-, en caso de un asunto político o diplomático, cuando se decide la expulsión de cierto número de empleados de Washington o La Habana, Suiza intenta mantener abiertos los canales de comunicación entre los dos países para facilitar la búsqueda de soluciones.
“Intentamos hablar con la gente, decirles que al final de cuentas es un trabajo técnico que necesitan y que es de su interés mantener personal de ambos lados”.
“Desde 1997 casi no tenemos nada que hacer concretamente en el trabajo diario para los intereses de los americanos. Pero si hay problemas, no tienen contactos regulares a alto nivel”, apunta el embajador Richard.
Autonomía operacional
“Tanto los norteamericanos acá como nosotros allá (en Estados Unidos) mantenemos una autonomía operacional muy grande en materia de intercambio con las autoridades”, sostiene el director para América del Norte del Ministerio cubano de Exteriores, Rafael Dausá.
Destaca el extraordinario respeto con que se han conducido las autoridades suizas y el agradecimiento de Cuba a Berna por acoger a su misión en Washington.
“Es decir, mantenemos una relación muy respetuosa, muy estable y de información con las autoridades suizas, pero la autonomía de ambas misiones es muy grande”, resume el funcionario cubano.
Y es que, álgida en momentos clave, la mediación se convirtió en lo cotidiano en un mero formalismo cuando los “irreconciliables” asumieron las riendas de una relación que no existe pero que supone el papeleo de al menos 20 mil visas anuales para cubanos ansiosos del ‘american way of life’ y de unos 70 mil estadounidenses que visitaron la mayor de las Antillas sólo en el 2002.
swissinfo, Marcela Águila Rubín, La Habana
Durante la II Guerra Mundial Suiza representaba los intereses de dos docenas de países.
La neutralidad, uno de los grandes baluartes de la política exterior suiza, es percibida de manera diferente.
El papel de la Confederación Helvética como mediador se desarrolla ahora en un plano multilateral, a través de la ONU o de grupos de países.
Suiza tiene un papel reconocido también por su tradición humanitaria y como depositaria de las Convenciones de Ginebra (Derecho Humanitario Internacional).
Desde el 2004 la Embajada de Suiza en Cuba se encargará también de Jamaica y Haití.
Washington reconoce al gobierno de Fidel Castro al triunfo de la Revolución Cubana.
La Habana acusa al personal de la embajada estadounidense de maniobras de terrorismo y espionaje y exige la reducción del personal diplomático de 200 a 11 miembros.
Como consecuencia, Washington rompe relaciones con La Habana el 3 de enero de 1961.
Desde entonces, Suiza representa los intereses de Estados Unidos en La Habana.
Treinta años más tarde, desde 1991, representa también los de Cuba en Washington.
En 1997 Estados Unidos establece en La Habana una “Sección de la Embajada de Suiza”.
El tema migratorio supone un intenso intercambio entre Washington y La Habana.
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