La exclusión impulsó la democratización de Suiza
La concesión del derecho de voto a las mujeres en Suiza en 1971 ha hecho creer a mucha gente que la inclusión política se encuentra ya finalizada en la democracia suiza. ¡Pues, nada de eso! Hoy todavía existen restricciones a los derechos políticos.
El desarrollo de la democracia en Suiza no ha concluido todavía. Continúa dando pequeños pasos, a veces sorprendentes. Por ejemplo, el cantón de Ginebra escribió el 29 de noviembre de 2020 un nuevo hito en la historia del derecho electoral suizo.
Con una clara mayoría del 75%, sus votantes dieron plenos derechos políticos a aquellas personas que -por ejemplo, a causa de una discapacidad- no gozaban de la mayoría de edad. Desde esa fecha, 1 200 personas con discapacidad mental, anteriormente excluidas, pueden ya votar y ser elegidas en este cantón urbano.
Ginebra es el primer cantón suizo en adaptar los derechos políticos a la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, a la que Suiza se adhirió en 2014. Basándose en los derechos humanos, la ONU considera que las restricciones al sufragio universal son inadmisibles.
Una visión diferente en la Suiza francófona
Cuando se trata de la inclusión o la exclusión en el ámbito de los derechos políticos hay dos puntos de vista diametralmente opuestos en Suiza: en gran parte de la Suiza alemana prevalece la opinión conservadora de que los derechos políticos son la culminación del orden social y solo pueden concederse a quienes caben en este concepto.
Sin embargo, la población de la Suiza francófona es más progresista, y la pertenencia a determinados grupos es un criterio menos frecuente para conceder el derecho a votar y ser elegido. Se considera más bien un derecho fundamental vinculado a la persona.
Y esto no es por casualidad. La idea del sufragio universal surgió en la Francia revolucionaria a finales del siglo XVIII con el derecho natural. Esta idea chocaba con la vieja concepción de los derechos políticos como privilegio hereditario.
Con la Constitución de la República Helvética del 12 de abril de 1798 ese concepto se extendió a Suiza. El país se convirtió en un Estado unitario con democracia representativa y respetuosa con los derechos humanos. La libertad de fe y de conciencia, la libertad de residencia y la ciudadanía suiza sentaron las bases de esta gran expansión de los derechos políticos. En 1798, se beneficiaron de ello por primera vez los varones de más de 20 años. De repente, cada uno de ellos tenía voz y voto, y podía opinar, decidir y participar en política.
Esta serie de varios capítulos está hecha a la medida de nuestro autor: la polifacética experiencia de Claude Longchamp le convierte en la persona capaz de hacer hablar a los lugares en los que ocurrieron acontecimientos importantes.
Longchamp es el fundador del Instituto de Investigación gfs.bern y el analista político más experimentado de Suiza. También es historiador. Combinando estas disciplinas, Longchamp ofrece desde hace tiempo recorridos históricos por Berna y otras localidades como «city walker», que gozan de una gran popularidad.
«Longchamp interpreta la democracia» fue el título que un periodista puso una vez a su reportaje sobre un «paseo por la ciudad».
La serie multimedia que el autor realiza en exclusiva para swissinfo.ch no se centra en las ciudades, sino en los lugares importantes.
Blogs de Claude Longchamp:
«Stadtwanderer» (Historia);
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Sin embargo, fue también Francia la que en 1801 se distanció de esta idea, ante la insistencia de los ciudadanos más ricos de las ciudades suizas. Para ellos, el ritmo era demasiado rápido, y Francia introdujo el llamado sufragio censitario tan solo tres años después. Ahora había que tener propiedades o pagar impuestos por el trabajo propio para poder participar en política.
Paso a paso, se fue restableciendo el Antiguo Régimen. Criterios como la riqueza, la educación, el servicio militar o la pertenencia a un gremio volvieron a ser exigidos. Incluso la profesión de fe volvió a ser un requisito previo en algunos cantones.
Muchos pasos hacia la democratización
La democratización del derecho electoral y de sufragio se realizó entonces en varias etapas, pero siempre con exclusiones de mayor o menor alcance.
El sufragio censitario cayó en 1831 bajo el ímpetu de un movimiento liberal surgido en los cantones que se habían dotado de una nueva constitución. Sin embargo, las personas sin medios económicos, como los pobres y los que no podían pagar impuestos, seguían excluidos. También se negó los derechos políticos a los sirvientes.
La Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006 compromete a los 175 Estados contratantes a proteger el derecho de las personas con discapacidad en los siguientes aspectos:
- votar en las elecciones y referendos de forma secreta y sin intimidación;
- presentarse a las elecciones;
- ejercer el cargo de forma efectiva;
- desempeñar funciones públicas en todos los niveles de la actividad gubernamental.
Para ello, los Estados están obligados a facilitar el uso de las tecnologías de asistencia y apoyo que sean necesarias. Si lo solicitan, deberán también garantizar la asistencia a las personas con discapacidad para votar por una persona de su elección.
Fuente: Ley federal suizaEnlace externo.
Con la Constitución Federal de 1848 los ciudadanos suizos obtuvieron el derecho a votar y a presentarse a las elecciones a nivel cantonal, independientemente de su lugar de residencia. Sin embargo, en el caso de las cuestiones federales, son los cantones los que deciden quién puede votar: a veces se excluye a los enfermos mentales y a los condenados por delitos penales, a los embargados, a los que están en quiebra, a los inmorales, a los mendigos y a los que están bajo tutela judicial. Según las estimaciones actuales, se trataba de entre el 15% y el 20% de los ciudadanos varones adultos de la época. Las condiciones confesionales, que discriminaban sobre todo a los judíos, no se derogaron en Suiza hasta 1866, tras una enorme presión del exterior.
A nivel municipal, los ciudadanos suizos obtuvieron el derecho a votar y a presentarse a las elecciones en 1874. Sin embargo, la base legal para ello fue rechazada tres veces en otros tantos referendos. Finalmente, el texto se introdujo en 1874 y dio, de facto, a los cantones conservadores una posición de veto.
En 1915, el Tribunal Supremo Federal zanjó definitivamente la cuestión declarando inconstitucionales los motivos de exclusión de determinados grupos de personas.
La necesidad de ponerse al día
Resulta paradójico que Suiza fuera líder mundial en términos de política democrática cuando se trataba de establecer y ampliar los derechos del pueblo, pero que a la hora de conceder derechos políticos se mostrara tan vacilante desde un principio, lo que fue convirtiéndolo en uno de los países con una práctica más atrofiada.
Incluso hoy en día, los extranjeros residentes están excluidos en su mayoría, ya que los derechos políticos siguen vinculados a la nacionalidad suiza. La primera desviación de esta forma de interpretar los derechos políticos la llevó a cabo el cantón de Jura cuando se fundó. Algunos cantones francófonos siguieron su ejemplo en lo que respecta al derecho de voto cantonal, y algunos en lo que respecta al derecho de voto municipal. Ciertos partidos han criticado esta ampliación, asegurando que socava la esencia de estos derechos.
Los derechos políticos siguen ligados al lugar de residencia. Este rígido principio solo se distendió con la introducción del voto por correo en la década de 1990. A partir de entonces, tanto a nivel federal como en algunos cantones, los suizos residentes en el extranjero pueden ejercer también sus derechos políticos. Pero sin el voto electrónico, los obstáculos prácticos siguen siendo grandes.
La concesión de los derechos políticos a las personas con discapacidades mentales o psicológicas por parte del cantón de Ginebra es el último paso dado hacia una inclusión universal.
La exclusión impulsa la democratización
El historiador zuriqués Rolf Graber, especialista en la democratización de Suiza, cree que la lucha por el derecho electoral y el sufragio universal ha sido un importante motor de la democratización. La exclusión de algunas personas de los derechos políticos les motivó a buscar aliados para alzarse por sus derechos, que, a la postre, se basaban en los derechos humanos.
Ginebra ha sido un cantón pionero al menos en tres ocasiones: con la abolición de la exclusión de los pobres, con la introducción del derecho de voto cantonal para las mujeres y con la concesión de los derechos políticos a los extranjeros.
Una imagen del hombre orientada hacia el individuo como ser humano y no hacia los grupos históricamente privilegiados ha facilitado repetidamente a este cantón impulsar un contradiseño a la corriente mayoritaria suiza.
Adaptado del alemán por José M. Wolff
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