Cataluña: “Un referéndum es democrático solo si es claro”
Los independentistas catalanes afinan los mecanismos para continuar la lid, por la vía electoral, tras las derrotas impuestas por un gobierno central que, a decir de los expertos, no tiene la voluntad política de abrir los cauces para permitir una expresión democrática sobre el tema de la secesión, no contemplado en la Carta Magna de España.
“No es un problema legal, sino un proceso político”, coinciden Eva Sáenz, constitucionalista y catedrática de la Universidad de ZaragozaEnlace externo, y Manuel Manonelles, titular de Asuntos Multilaterales y Europeos de la Generalitat de CataluñaEnlace externo. La discrepancia de sus lecturas sobre la aspiración separatista y sus posibles vías permiten conocer las dos caras de una moneda que permanece en el aire.
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Cataluña: la democracia doblemente asediada
Ambos participaron en un reciente debate en torno a referéndums, autonomía y soberanía organizado por el Centro Nacional de Competencia en Investigaciones sobre la Democracia (NCCR DemocracyEnlace externo), de la Universidad de Zúrich.
En entrevista posterior con swissinfo.ch, ambos resumen sus posturas:
swissinfo.ch: ¿Cuáles son las razones de este anhelo separatista?
Manuel Manonelles: En el pueblo de Cataluña, después de 30 años de buscar mecanismos para vivir conjuntamente con el resto del Estado español, vemos que en los últimos años ha habido, por parte del Gobierno del Estado, un proceso de recentralización que afecta no solamente desde el punto de vista administrativo y económico, sino también temas que son especialmente centrales para nuestro país, como es nuestra lengua y nuestra cultura, y eso hace que los catalanes estén repensando el modelo que quieren llevar adelante.
Eva Sáenz: No hay razones para el sentimiento independentista en Cataluña. No hay una injusticia a Cataluña. En el pasado la hubo, durante el régimen de Franco, porque se perseguía el catalán, pero actualmente no hay una razón de injusticia porque estamos en un sistema federal. Cataluña tiene autonomía política y financiera. Tiene reconocido el catalán como lengua oficial. No es un problema racional, es un problema de sentimientos y los sentimientos en política también son importantes y hay que respetarlos.
swissinfo.ch: ¿Cómo dar respuesta a ese sector que quiere separarse?
M.M.: Lo que proponemos, y lo que la mayoría de la población de Cataluña y del Parlamento pide, es tener la posibilidad de hacer un referéndum en el cual, de manera contrastada, con los estándares internacionales y bajo el principio democrático, Cataluña pueda decidir su futuro. El resultado puede ser que no -como en Escocia-, pero el derecho a decidir nuestro futuro es la base de nuestra reclamación.
E.S.: Siendo y pensando que esta es una aspiración política legítima, lo que hay que saber es cuál es el camino mejor para que esa aspiración política se convierta en una realidad y cuáles son las condiciones, cuál es la mayoría necesaria para producirse una ruptura de estas características, que es una ruptura de no retorno.
Por la vía del sufragio
El 27.09.15, y en elecciones autonómicas, los catalanes se pronunciarán a favor o en contra de la opción independentista.
Un “SI” activaría los mecanismos necesarios para concluir el proceso independentista en un plazo de 18 meses, según estimaciones de Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña.
Las elecciones fueron convocadas para saber “si los catalanes quieren un Estado independiente o no”, tras los vanos intentos de los soberanistas de lograr un acuerdo con el Gobierno central para consultar a la ciudadanía.
El 9.11.14, y luego de que les fueran negadas las posibilidades de efectuar un referéndum y una consulta popular, las autoridades catalanas realizaron un “proceso participativo”.
Más de dos millones de personas, un 36% de los electores, acudieron a las urnas y expresaron un sí mayoritario (80%) a la formación de un Estado soberano. Para sus impulsores, el resultado es una manifestación clara de la voluntad popular.
swissinfo.ch: ¿Por qué el Gobierno de España ha descartado las opciones propuestas para conocer la voluntad de los catalanes?
M.M.: El tema es que el Gobierno del Estado cree que España es una unidad inamovible y, en vez de afrontar una cuestión política, desde el punto de vista político, intenta utilizar una Constitución extremadamente rígida y unos mecanismos legales para frenar lo que es una expresión democrática.
E.S.: Actualmente la tesis del Gobierno central es que, como la pregunta no es constitucional, porque en España no está reconocido el principio de autodeterminación, habría que reformar primero la Constitución para poder hacer una pregunta en Cataluña. Sin embargo, esa es una perspectiva en la que la mayoría de los constitucionalistas tampoco estamos de acuerdo, porque es un problema político, no es un problema legal. Entonces, es necesaria una voluntad política.
swissinfo.ch: Dado que la Constitución de España no prevé la secesión, ¿qué alternativas podrían contemplarse?
M.M.: Nosotros creemos que España es ya un Estado democrático perfectamente consolidado y nos gustaría que el contexto fuese otro, poder hacer nuestro referéndum de acuerdo y con base en las provisiones de la Constitución que lo permiten. Si no es así, nosotros continuamos completamente dispuestos a buscar los mecanismos bajo la legalidad española y si no, bajo la legalidad internacional, para que el pueblo de Cataluña pueda decidir su futuro.
Tiene que ser un proceso pactado y en un momento se tendrá que reformar la Constitución, aunque es verdad que en lo que tiene que ver con la integridad territorial la reforma es muy difícil. La Constitución se creó en el año 78 y necesita unas mayorías muy amplias, muchos cambios parlamentarios, varios referéndums para que esto se pueda llevar a cabo. En cualquier caso, Cataluña está dispuesta a promover eso, lo hemos intentado y no es la primera vez. Por eso estamos optando por utilizar unas elecciones (en septiembre) con un sentido plebiscitario.
Una vez que se clarifique si una mayoría clara parlamentaria y de catalanes quiere la secesión, se tendrán que encontrar los mecanismos más prácticos para hacer los cambios legislativos necesarios.
Y ello, para asegurar que todo se haga en el mayor acuerdo posible con España, que no dejarán de ser nuestros vecinos más próximos, más queridos, con los que vamos a hacer cosas juntos, negocios juntos, con los que vamos a mantener nuestros lazos familiares y de fraternidad.
E.S.: El camino está marcado por la sentencia del Tribunal Supremo Canadiense (sobre las aspiraciones soberanistas de Quebec). La Constitución canadiense tampoco reconocía el principio de autodeterminación, pero se estructuró un camino que permitía un proceso político; es decir, llevar a cabo una aspiración política legítima.
Según ese camino, en primer lugar debería hacerse un referéndum en Cataluña que no fuera vinculante, sino consultivo para saber exactamente de qué estamos hablando y si realmente hay una mayoría clara para poner en marcha el resto del proceso.
Si una mayoría clara de los catalanes quisiera la independencia, por el propio mantenimiento de nuestro sistema constitucional, sería necesario un proceso de negociación para reformar la Constitución y que de esa manera Cataluña consiguiera la independencia.
Pero es un proceso político, no es un problema legal, lo que pasa es que el Gobierno central se niega a cualquier negociación.
Todo eso exige un pacto y exige un tiempo y tampoco me parece que sea lo más adecuado plantear un referéndum, como lo ha querido plantear el Gobierno de Cataluña. La consulta del 9 de noviembreEnlace externo no fue representativa, no se hizo en condiciones democráticas, los miembros de las mesas eran todos independentistas; se realizó en un contexto proclive a los organizadores, con una tremenda crisis económica, una negativa del Gobierno que lo único que hace es favorecer las aspiraciones independentistas, y se plantearon preguntas confusas. Un referéndum, un proceso de consulta, es democrático solo si es claro.
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