Elena Servettaz: «Amenazaron a mi marido por la pregunta que hice a Vladimir Putin»
El 3 de mayo se celebra el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Para la periodista franco-rusa Elena Servettaz, que trabaja para SWI swissinfo.ch desde hace dos años, es el momento idóneo para recordar sus reveses con el régimen ruso desde la llegada al poder de Vladimir Putin. Este es su testimonio.
Tenía 16 años cuando tuve mi primer enfrentamiento directo con el régimen de Vladimir Putin. La segunda fue a los 29, y la tercera muy recientemente, a los 39 años.
En el primer y último caso, perdí mi trabajo. En el segundo, recibí amenazas contra miembros de mi familia.
Pero eso no me asustó.
Lo que más me asustó fueron las amenazas del Ministerio de Asuntos Exteriores sirio tras mi entrevista en la radio francesa con el embajador ruso en París, en julio de 2012: «Los periodistas franceses están sedientos de sangre», respondió en un comunicado oficial.
Pero rebobinemos. En marzo de 2000, el año en que Vladimir Putin llegó al poder, yo tenía 16 años y trabajaba para un pequeño canal de televisión en Rusia, donde presentaba un programa de noticias y entretenimiento para adolescentes. Yo misma escribía los guiones y elegía los temas. El día de las elecciones presidenciales, un cámara y yo fuimos a un colegio electoral, donde le hice preguntas a un general del ejército sobre el proceso electoral ante la cámara.
Su respuesta me sorprendió: «Ayer di la orden de reunir a todos los soldados. Y les leí la biografía de Vladimir Vladimirovich Putin. Luego les pregunté: Entonces, ¿habéis entendido a quién votar?”
Fue una primicia, por supuesto. Ya entonces me di cuenta de que no había elecciones libres. Emití mi reportaje después del cierre de las urnas. Al día siguiente, el director fue convocado por la administración municipal y, tras amenazas, el programa fue clausurado. Años más tarde, esta historia fue relatada por el diario británico The TimesEnlace externo.
En el 2000 me admitieron en la Facultad de Periodismo de la Universidad Estatal de Moscú. Mi clase estaba patrocinada por el antiguo presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov.
Mi segundo enfrentamiento con el régimen de Vladimir Putin se produjo en 2013, cuando trabajaba para Radio France Internationale (RFI). Fui corresponsal acreditada en el pool presidencial de François Hollande y acompañé al presidente en su primera visita de Estado a Rusia.
En la rueda de prensa en el Kremlin, formulé mi pregunta a Vladimir Putin en francés, como una periodista francesa, naturalmente. Tuvieron que traducírsela al oído.
La pregunta era la siguiente: «Según Human Rights Watch, el año pasado fue el peor de la historia moderna de Rusia en cuanto a su historial de derechos humanos. ¿Qué opina usted, señor presidente? Si Putin pudiera comentar mi pregunta, se lo agradecería. De hecho, mi pregunta se menciona en la biografía oficial de François Hollande, escrita por un periodista de la Agence France-Presse. Pero muy poca gente conoce el resto de la historia.
El presidente francés se contentó con una respuesta muy diplomática. Y Vladimir Putin dijo que yo era francesa y que, por tanto, no entendía los procesos electorales rusos.
Tras mi regreso a París, mi marido de entonces, un ingeniero espacial que trabajaba para una empresa europea lanzando satélites extranjeros desde el cosmódromo ruso de Baikonur, recibió una clara advertencia.
El jefe de la agencia espacial rusa Roskosmos llamó a su colega europeo. «¿Quiere que su especialista pueda seguir viajando a Baikonur? Pues dígale que tranquilice a su mujer, para que deje de hacer preguntas a nuestro presidente», le dijo.
Es sorprendente que mis editores franceses no me apoyaran en aquel momento, a pesar de que todos los grandes diarios del mundo, incluido el New York Times, mencionaban mi pregunta.
Por aquel entonces yo también trabajaba para la legendaria emisora de radio Eco de MoscúEnlace externo como corresponsal especial en París. Su redactor jefe, Alexéi Venediktov, intervino en mi favor. «¡Que intenten hacerte daño! Lo publicaremos, yo me ocuparé», dijo. No sé exactamente qué le dijo a Roskosmos. Pero las amenazas cesaron.
Por último, mis recientes relaciones con el régimen ruso no han acabado mejor. En primer lugar, la Fiscalía General rusa bloqueó los medios de comunicación de Mijaíl Jodorkovski, para quien yo trabajaba en un proyecto multimedia internacional.
Las autoridades rusas han calificado de «indeseables» varios proyectos de Mijaíl Jodorkovski y han bloqueado medios de comunicación rusos por sus vínculos con sus proyectos. Para no poner vidas en peligro, cesó sus actividades en 2021.
Justo después de la invasión militar a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, el 1 de marzo de 2022, la emisora de radio Eco de Moscú, para la que yo seguía trabajando como enviada especial, fue retirada de antena.
El mismo día, la Fiscalía General pidió que se bloquearan el sitio web de Eco de Moscú y el canal de televisión ruso DojdEnlace externo.
Las autoridades rusas consideraron que la web de Eco de Moscú contenía «información falsa sobre la naturaleza de la operación militar especial en territorio ucraniano», así como información sobre métodos de combate, soldados rusos muertos, tiroteos y bajas entre la población civil».
Ese verano fui contratada por SWI swissinfo.ch. Tras una serie de entrevistas que realicé en enero de 2023 sobre los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania, la página web SWI swissinfo.ch también quedó inaccesible desde Rusia.
Texto adaptado del francés por Carla Wolff
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