Suiza no ofrecerá sus ‘buenos oficios’ para mediar entre España y Catalunya. Así responde el Gobierno helvético a la interpelación parlamentaria que presentó el diputado socialista Mathias Reynard el pasado 22 de septiembre.
La interpelaciónEnlace externo formulaba una pregunta clara: “Dada la neutralidad y la tradición democrática de Suiza, ¿el Consejo Federal está dispuesto a ofrecer sus buenos oficios para garantizar una mediación entre Madrid y Barcelona?”.
Buenos oficios
Se habla de buenos oficios cuando un tercero ofrece su mediación para poner fin a una controversia o para facilitar el contacto entre dos partes en conflicto. Más generalmente este término se aplica a cada iniciativa destinada a favorecer la paz y la cooperación internacionales. Como estado neutral, Suiza ha hecho de los buenos oficios uno de los pilares de su política exterior. Los buenos oficios pueden adquirir formas muy diversas: organización de conferencias internacionales, representación de intereses de países extranjeros, acogida de organizaciones internacionales…
“Las aspiraciones independentistas de Catalunya incumben a la política interior de España”, afirma el Consejo Federal.
“En este caso no procede una mediación de Suiza. De hecho, Suiza ofrece sus ‘buenos oficios’ solamente si todas las partes lo solicitan expresamente”.
Aun así, el Gobierno declara que “Suiza siempre está dispuesta a compartir su experiencia en la estructura del Estado federal, la perecuación fiscal [reparto de financiación] o democracia directa con todos los Estados que lo deseen”.
Junts pel Sí y la CUP, que ganaron las elecciones autonómicas del pasado 27 de septiembre por mayoría de escaños, pero no de votos, han pactado iniciar el proceso de independencia.
El Parlamento catalán debatirá en un pleno extraordinario, previsiblemente el 9 de noviembre, la resolución que, en palabras de las dos formaciones independentistas, constituye “el inicio del proceso de creación del Estado catalán” en forma de “república” en 2017.
Este jueves, el Tribunal ConstitucionalEnlace externo ha permitido la celebración del pleno independentista, pero ha advertido al Parlamento catalán de que es el tribunal el que tiene «la última palabra» sobre la constitucionalidad de lo que se apruebe.
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“Si España fuera como Suiza, habría pocos independentistas”
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El politólogo catalán Jaume López está convencido de que no habría intención secesionista si existiera en España un modelo federalista y de democracia directa semejante al de Suiza.
Entrevista con el autor del libro ‘La independencia de Cataluña explicada a mis amigos españoles’.
swissinfo.ch: Aunque inconstitucional, defiende, como politólogo y activista, abrir brecha a la independencia catalana…
Jaume López: Soy politólogo y profesor de Ciencia Política. Soy ciudadano catalán, con compromisos políticos, y por ello, vale la pena que sean explícitos: defiendo la independencia desde hace algunos años. Por mucho tiempo me incliné por el federalismo en España, pero me he dado cuenta que esa defensa choca contra un muro.
La independencia va a ser difícil, pero nadie me ha demostrado que no pueda producirse. Fui activista en la Plataforma por el Derecho a Decidir; uno de los pocos politólogos allí, por lo tanto, mis convicciones teóricas fueron bastante escuchadas. Mi activismo fue sobre todo hace 8 años; ahora no estoy en primera línea del movimiento social.
swissinfo.ch: ¿Cómo medir el deseo secesionista en elecciones parlamentarias?
J. L: En estas elecciones que nos tocan como comunidad autónoma, los partidos pueden incluir un punto común en referencia a su posición sobre la independencia de Cataluña. “Si nos votan, iniciaremos el proceso de independencia”, podrían indicar. Así, en su programa electoral, cada partido puede señalar de modo explícito su posición sobre la creación de un Estado catalán. Si el resultado electoral apoyara a los políticos independentistas, estos tendrían un mandato democrático a cumplir.
swissinfo.ch: Muchos se indignan o se ríen en España de esta pretensión, sin bases jurídicas que la sostengan. ¿Por qué insistir en estos pasos ilegales?
J. L.: Hemos hecho lo posible para que todas nuestras demandas, empezando por la consulta del 9 de noviembre, cumpliesen los requisitos del marco jurídico español, pero el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la ley que permitía organizar referéndums locales, aprobada por el Parlamento de Cataluña. Los políticos catalanes, diputados y gobierno, no pueden cambiar ese marco jurídico, pero hay que hacerlo. Es una tarea del Parlamento español.
Así que, o seguimos las actuales reglas del juego, que no nos parecen neutras, o en algún momento nos saltamos la legalidad. Creo que cada vez está más asumido por la ciudadanía catalana que el proceso va a tener que romper con la legalidad española, o incluso la legalidad internacional. Si se hacen las cosas democráticamente, pacíficamente, con transparencia, sobre todo con un mandato popular, a mi modo de ver, es democrático, aunque sea inconstitucional, porque no se ha conseguido cambiar la Carta Magna de España.
Recordemos que la Corte Internacional de Justicia de La Haya, cuando expresó su dictamen de Kosovo, de modo indirecto pero claro, distinguió entre la legalidad constitucional y la legitimidad internacional. Reconocía que la independencia de Kosovo era inconstitucional para el Estado de Serbia, y pese a ello no la consideraba ilegal o ilegítima. Si la Constitución serbia no incluía esa posibilidad, era obvio que era inconstitucional, pero podía ser legítima a nivel internacional.
swissinfo.ch: Pero el caso de Kosovo no tiene semejanza con el catalán. Tampoco se han dado las condiciones que obtuvieron Quebec y Escocia.
J.L.: Defiendo la singularidad del caso catalán. Vetado el camino plebiscitario, el gobierno de Cataluña continúa adelante con un proceso democrático para que sus ciudadanos expresen si quieren formar parte de España o no, en contra del Estado; y esto no tiene precedentes.
Concretamente se busca en las urnas claridad del apoyo a la demanda independentista. Y si la mayoría del pueblo catalán la respaldara, podría iniciarse el proceso, con la observación del resto de Europa.
swissinfo.ch: Muchos en España reirán de esas convicciones, sin marco legal y sin voluntad política en Madrid para abrir vías constitucionales al reclamo catalán. ¿Aun así vale la pena mantener en pie las elecciones “plebiscitarias”?
J.L.: Sí. Aunque saliera un ‘no’ al camino independentista, yo creo que habría valido la pena este esfuerzo para el reconocimiento de la plurinacionalidad en España.
Recordemos que vivimos es un reino que también fue unido, pero después fue unificado. En la Guerra de Secesión hace 300 años Cataluña fue invadida por las tropas castellano-francesas, para formar parte de esta monarquía borbónica que hoy tenemos.
Cataluña también es una minoría permanente en el conjunto de España, si queremos hablar en términos estrictamente democráticos. Y hay que dar respuesta democrática a este problema de cómo pueden vivir de acuerdo con sus preferencias y sus voluntades aquellos que son y serán siempre una minoría en España. Si bien la democracia es la mejor forma de gobierno, tiene que complementarse; de lo contrario esas minorías pueden plantearse si esa democracia les sirve.
swissinfo.ch: Ha defendido cambios en el status quo español, como el federalismo y nuevos engranajes de la democracia representativa con la directa. ¿El modelo de Suiza ha estado en su cabeza?
J.L.: Yo siempre he tenido como uno de los modelos a seguir a Suiza, en muchos sentidos, o prácticamente en todos: en la neutralidad, en el federalismo y en la democracia directa. Creo que serían las tres bases sobre las cuales tendríamos que transformar a España, si fuera posible, para convertirla en una confederación, o, como mínimo, en una federación.
Estoy convencido de que si estos principios que funcionan en Suiza fueran de aplicación real en España no habría movimiento independentista, o sería absolutamente minoritario, por parte de aquellos que consideran que históricamente Cataluña se merece un Estado y que, por tanto, esa demanda es plausible, porque viene de siglos atrás.
Si España fuera como Suiza, habría pocos catalanes independentistas.
swissinfo.ch: Diversos movimientos sociales en España reivindican la introducción de herramientas de la democracia directa. Los independentistas catalanes, sin duda...
J.L.: Cuando pensamos en una Cataluña posible, sin los límites que plantea la Constitución española, nos podemos imaginar y pensar en el modelo suizo de democracia directa para aplicar en Cataluña. Es decir, aplicar todos los mecanismos de corrección o complementariedad a la democracia representativa que funcionan en Suiza.
En diversos planteamientos, en ciertos borradores que se han presentado a los políticos, y en los que también he contribuido, se defiende que la constitución catalana, si es que llegara a existir, debería incluir tres tipos de llamados a las urnas, cercanos a Suiza: el referéndum mandatorio (que sí está incluido en la Constitución española en algunos casos), pero también el opcional, y la iniciativa ciudadana. Y siguiendo la experiencia de algunos Estados americanos, el referéndum revocatorio.
Proceso soberanista
El 27 de septiembre es la fecha anunciada para realizar las elecciones parlamentarias en la comunidad autónoma. La Generalitat adelantó la cita año y medio, en pleno derecho de hacerlo. La reprobación se debe a las intenciones de hacer de esas elecciones un “plebiscito secesionista”.
De aquí a la fecha prevista para esas elecciones anticipadas, se espera mayor confrontación entre las administraciones del Estado español y de la autonomía catalana.
El presidente Artur Mas viajó en abril a Estados Unidos para explicar el deseo secesionista catalán. También publicó opiniones en diarios extranjeros sobre el deseo independentista de la autonomía que gobierna, lo que provocó severas críticas por parte de Madrid y de los medios de comunicación con sede en la capital española.
Por otra parte, otras figuras en favor del independentismo apuntan a un proceso constituyente catalán que se comprometa a celebrar el deseado referéndum sobre la independencia en 2016.
Cataluña
Comunidad autónoma española, según la Constitución española de 1978.
Se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña en 1979, con el que se recuperó el uso oficial del idioma catalán, junto con el castellano y el occitano (en su variante aranesa), a partir de 2006.
Cataluña se considera como nacionalidad histórica. Término usado para designar a aquellas comunidades autónomas con una identidad colectiva, lingüística o cultural diferenciada del resto de España.
Su territorio, de 32.000 km2 se encuentra al nordeste de la península ibérica, y limita con Francia.
Población: 7.5 millones aprox.
Cataluña está formada por las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona.
Capital: La ciudad de Barcelona
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