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Una amenaza de huelga dio forma a la democracia suiza

Serie Puntos clave de la democracia. Episodio 5Enlace externo

“Próxima parada: Olten”, principal nudo ferroviario de Suiza. Y sede del ‘Comité de Acción de Olten’, que convocó la primera huelga nacional en 1918, con consecuencias trascendentales para la democracia suiza.

El mediodía del 11 de noviembre de 1918, la Primera Guerra Mundial llegaba a su fin con la victoria de la Triple Entente, formada por el Reino Unido, Francia y Rusia. Guillermo II, último monarca del Imperio Alemán, abdicó.

La primera huelga nacional

En Suiza, los trabajadores hicieron su primera huelga nacional un día después. La protesta fue organizada por el ‘Comité de Acción de Olten’, que coordinó la protesta desde la Volkshaus (Casa del Pueblo) local.

Das alte Volkshaus Olten
La Volkshaus de Olten fue, en 1918, el centro de mando del “Comité Olten”, donde se reunían los organizadores de la huelga nacional suiza. Historisches Museum Olten

Olten es el principal nudo ferroviario de Suiza. Aquí confluyen las líneas de tren del eje este-oeste y del eje norte-sur. Por ello, el café de la estación de Olten fue considerado durante mucho tiempo como el centro neurálgico de Suiza. Por lo tanto, Olten era el lugar perfecto para convocar una huelga nacional. Desde esa localidad, los sindicalistas y trabajadores organizados podían enviar sus consignas en todas direcciones.

Esta serie de varios capítulos está hecha a la medida de nuestro autor: la polifacética experiencia de Claude Longchamp le convierte en la persona capaz de hacer hablar a los lugares en los que ocurrieron acontecimientos importantes.

Longchamp es el fundador del Instituto de Investigación gfs.bern y el analista político más experimentado de Suiza. También es historiador. Combinando estas disciplinas, Longchamp ofrece desde hace tiempo recorridos históricos por Berna y otras localidades como “city walker”, que gozan de una gran popularidad.

“Longchamp interpreta la democracia” fue el título que un periodista puso una vez a su reportaje sobre un “paseo por la ciudad”.

La serie multimedia que el autor realiza en exclusiva para swissinfo.ch no se centra en las ciudades, sino en los lugares importantes.

Blogs de Claude Longchamp:

Stadtwanderer” (Historia);

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En la parte francófona del país, la respuesta fue limitada; la gente se sentía feliz de que el terrible conflicto hubiera por fin terminado. En cambio, en la Suiza de habla alemana, comenzando por Zúrich, se optó por continuar una auténtica revolución social.

El comité de huelga planteó nueve reivindicaciones:

     – reelección inmediata del Consejo Nacional (Cámara baja) según representación proporcional;
    – introducción del sufragio femenino;
    – obligación general de trabajar;
    – semana de 48 horas;
    – reforma del ejército;
    – garantizar el suministro de alimentos;
    – seguro de vejez e invalidez;
    – monopolio estatal del comercio exterior;
    – impuesto sobre el patrimonio para reducir la deuda nacional.

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El Consejo Federal (Gobierno) reaccionó inmediatamente: movilizó al ejército y convocó una sesión extraordinaria de la Asamblea Federal. Sin responder a las demandas de los huelguistas, les dio un ultimátum para que desconvocaran la huelga. Equivalía casi a una declaración de guerra civil.

A primera hora de la mañana del 14 de noviembre de 1918, el Comité de Acción y la fracción del Consejo Nacional Socialdemócrata desconvocaron la huelga nacional. Su objetivo era evitar una escalada del conflicto o incluso un derramamiento de sangre. Sin embargo, en la ciudad industrial de Grenchen se produjo un grave incidente: tres jóvenes huelguistas resultaron muertos a consecuencia de los disparos efectuados por miembros del ejército tras el fin oficial de la huelga nacional.

Los trabajadores sintieron que su primera gran acción directa extraparlamentaria había sido una derrota. Esto también tuvo que ver con la forma con que se trataron -o no- las nueve demandas.

En efecto, lo que ocurrió con esas demandas puede contarse en pocas palabras: la semana de 48 horas se implantó rápidamente en lugar de la de 59 horas. La introducción del seguro de vejez e invalidez (AHV) tardó más tiempo; no llegó hasta 1947. Las mujeres tuvieron que esperar hasta 1971 para obtener su derecho al voto. Y Suiza sigue sin tener un impuesto real sobre el patrimonio para minorar la deuda nacional.

Quince hombres posando para la foto. 1918
Quince miembros del comité de Olten detenidos durante varios días como autores intelectuales de la huelga general. Las gorras demuestran que los trabajadores ferroviarios lideraban la acción. Historisches Museum Olten

La nueva ley electoral redistribuye el poder político

La representación proporcional se implantó también rápidamente, no por el gobierno ni el parlamento, sino por el pueblo: en 1918, en medio de la pandemia de gripe española, los votantes varones aprobaron una iniciativa popular para un cambio en la ley electoral con un 67% a favor. La mayoría de los cantones también se pronunciaron a favor.

Esto cambió de un plumazo el equilibrio del poder político en Suiza.

La huelga nacional actuó como catalizador. El Consejo Federal, que había alegado hasta entonces problemas de aplicación, tuvo que ceder. En agosto de 1919, los votantes decidieron celebrar elecciones anticipadas al Consejo Nacional y al Consejo Federal, un hecho que nunca se repetiría en Suiza. En esta ocasión, el 72% dijo que sí.

En las primeras elecciones al Consejo Nacional con representación proporcional, en otoño de 1919, el FDP perdió 43 de sus 103 escaños en la cámara baja. Fue la mayor derrota de su historia. El hasta entonces partido nacional de las clases medias altas tuvo que hacer sitio a las fuerzas políticas emergentes. También hubo pérdidas para el pequeño Partido Liberal.

El mayor ganador fue el Partido Campesino conservador BGB (hoy UDC), surgido del FDP en Zúrich y Berna en 1917. Aumentó su número de escaños de 3 a 30. El izquierdista PS, el partido de los trabajadores, duplicó casi su representación, pasando de 22 a 41 escaños. De este modo, se igualaba con el segundo clasificado, el Partido Popular Conservador (actual Centro).

Esto no fue una casualidad. En el siglo XIX, Suiza seguía dividida en regiones lingüísticas y confesionales, a las que les convenía el sistema de voto mayoritario. Con la industrialización, sin embargo, surgieron en todas partes grupos sociales que anhelaban su propia representación política. Las clases trabajadoras lideraron el camino, y los agricultores y comerciantes siguieron su ejemplo. A cambio, la representación proporcional no discriminaba y desde entonces se considera indiscutiblemente más justa.

Reestructuración gradual de la composición del Consejo Federal

Los historiadores están de acuerdo en que 1918 y 1919 marcaron el mayor punto de inflexión en la historia política de Suiza. El dominio todavía opresivo del Freisinn en el Consejo Federal ya no se ajustaba a los tiempos. 

El cambio se produjo por etapas: el primer paso se dio en 1919, cuando el FDP cedió dos de sus entonces seis escaños a un conservador y un liberal. Sin embargo, esto último solamente fue un interludio.

Impreso de la convocatoria
11 de noviembre de 1918: la histórica convocatoria de huelga general del comité de Olten. A pesar de la interrupción forzosa de la huelga, la acción supuso la mayor convulsión habida en la política suiza hasta la fecha. Historisches Museum Olten

La segunda llegó en 1928, cuando se produjo un cambio hacia un gobierno de mayoría burguesa y los siete escaños del Consejo Federal se dividieron entre el FDP (4), el KVP (2) y el BGB (1).

La tercera tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial. Para evitar un frente social como al final de la Primera Guerra Mundial, el PS se convirtió por primera vez en partido de gobierno en 1943.

Sin embargo, los socialdemócratas solamente estuvieron permanentemente en el Consejo Federal desde 1959, cuando izquierdistas y conservadores se unieron para romper el dominio del FDP. Así nació la famosa “fórmula mágica” suiza para la composición del gobierno, con 2 representantes del FDP, el CPP y el SP, mientras que 1 escaño fue para el BGB. Esto siguió siendo así hasta 2003. Sería la fase estable más larga del sistema suizo de gobierno.

De la competencia a la concordancia

La ciencia política lo describe como una transición de la forma inicialmente anglosajona de democracia competitiva a la forma suiza de democracia de concordancia (véase el recuadro).

La competencia partidista por una mayoría de gobierno nunca funcionó antes de 1919: durante 60 años, los Freisinn ganaron todas las elecciones en ambas cámaras del parlamento, a veces recurriendo incluso  a una aritmética manipuladora de las circunscripciones. A partir de 1875, los referendos impulsaron una clara dinámica a favor de una redistribución del poder.

Con el desarrollo de la democracia de acuerdos, el número de referendos aumentó considerablemente. Esto tuvo que ver principalmente con la creciente legislación aprobada por el parlamento para cerrar las brechas de la expansión de las atribuciones del Estado en materia de política social y de infraestructura.

Al mismo tiempo, disminuyó la tendencia de los votantes a oponerse al referéndum. Si al principio la mayoría de los referendos fueron exitosos, hoy tres cuartas partes de ellos son favorables al parlamento y al gobierno. La proporción de iniciativas populares exitosas se ha mantenido casi constantemente baja: a largo plazo, solo cerca del 15% de todas las iniciativas populares tienen éxito.

El poder de los trabajadores suizos se disuelve en gran medida

La clase trabajadora industrial suiza ha experimentado una considerable transformación desde entonces como consecuencia del cambio social: ahora solo tiene un poder marginal. En cierta media, los extranjeros sin derechos políticos les han sustituido en el mapa político de Suiza. Lo que queda de la población nativa se ha integrado y apolitizado en la actual sociedad de servicios.

La Volkshaus del casco antiguo de Olten es un símbolo de ello. Ha desaparecido y ha sido sustituido por un edificio sin rostro. Su nombre: Hotel Europa.

En la actualidad, se distinguen dos modelos de democracia:

– el de la democracia competitiva, en la que normalmente dos partidos se alternan en las tareas de gobierno y oposición. Este fue el caso de Suiza en 1848, entre otras cosas por el sistema de votación por mayoría para el Consejo Nacional y el Consejo de los Estados (Cámara alta). Sin embargo, el necesario cambio de gobierno nunca se produjo.

– el de la democracia de consenso, que se aplica sobre todo en las sociedades culturalmente divididas. Se basa en la representación proporcional, un sistema multipartidista y un amplio reparto del poder en el gobierno. Suiza pertenece a este sistema desde 1959.

Entre ambos momentos, se evolucionó del primer al segundo modelo, sobre todo mediante el logro de los derechos populares.

La introducción del referéndum sacudió precisamente ese modelo: las primeras ocho votaciones resultaron todas a favor de la oposición.

Esto condujo a un cambio de planteamiento en el parlamento y, finalmente, a una nueva cultura parlamentaria. Es entonces cuando se inician las negociaciones entre el gobierno y la oposición. En el mejor de los casos, para evitar un referéndum, y en última instancia, para reducir el margen de ataque en caso de exigir un referéndum.

Así, 1874 fue también el pistoletazo de salida de la democracia de compromiso suiza. La cultura de la negociación entre las autoridades marcó el comienzo, que contó con un amplio apoyo de los gobiernos siguientes. En 1891, fue elegido por primera vez un conservador católico para el Consejo Federal de siete miembros. Al mismo tiempo, se aprobó la iniciativa constitucional de revisión parcial de la Ley Fundamental.

Conexión instituciones democráticas – ciudadanos democráticos

Los historiadores suizos de la democracia, desde Andreas Gross hasta Jo Lang, coinciden en la importancia de esta reforma constitucional: 1874 no solamente dio estabilidad al Estado federal sino que, además, con la introducción de los derechos populares, se encontró también un consenso entre las instituciones democráticas y el sentido de democracia de los ciudadanos.

Durante casi dos décadas esta síntesis catapultó a Suiza a la vanguardia del desarrollo de la democracia en todo el mundo. Solamente cuando Nueva Zelanda introdujo las elecciones, los referendos y el sufragio universal en 1893, Suiza se vio superada por su recalcitrante derecho de sufragio exclusivamente masculino.

Con el cambio de siglo, Suiza cedió su liderazgo en el desarrollo global de la democracia. En aquel momento, la tendencia principal en Suiza era la expansión gradual de los derechos populares para controlar el parlamento y el gobierno.

En cambio, a nivel internacional, la normalización de las democracias parlamentarias sin referéndum fue la evolución predominante después de la Primera Guerra Mundial.

Adaptado del alemán por José M. Wolff

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