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Neuchâtel, o cómo la señora Schweizer rompió el exclusivismo de los varones suizos

La primera mujer suiza en ser elegida para un parlamento cantonal se llamaba Schweizer, más precisamente: Raymonde Schweizer. Esta sindicalista y feminista socialdemócrata procedía de la ciudad industrial de La Chaux-de-Fonds, en el Jura de Neuchâtel. Fue elegida al primer intento en 1960, convirtiéndose en pionera de la actividad política en una época en la que las mujeres suizas ni siquiera podían votar.

Esta historia trata de la exclusión a la que han estado sometidas las mujeres durante décadas en la democracia suiza, y del papel de Neuchâtel que, en dos ocasiones, jugó un rol esencial en el desarrollo de esa democracia. Sin embargo, la historia empieza en Altstetten, en el cantón de Zúrich. Allí vivió Emilie Kempin-Spyri, la primera mujer en toda Europa que se doctoró en derecho.

En 1887, esta pionera presentó una demanda ante el Tribunal Supremo Federal para que se reconociera la palabra «suizo» como un masculino genérico. La joven abogada quería ser admitida en el colegio de abogados. Y argumentó ante los jueces que «todos los suizos» -tanto las mujeres como los hombres- son iguales ante la ley. Pero el Tribunal Supremo, a pesar de admitir que su punto de vista era «tan novedoso como audaz», rechazó su demanda.

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La cuestión del derecho de sufragio ha sido bastante paradójica en Suiza desde sus inicios. Suiza fue líder mundial en la introducción del sufragio universal masculino. Sin embargo, se quedó rezagada en lo que respecta al sufragio universal general, y además a una distancia muy considerable. La democracia directa tuvo su parte de culpa en esta lamentable situación.

Nueva Zelanda realizó el camino inverso. A pesar de ser formalmente un reino, aprobó una constitución totalmente democrática desde el principio. En 1893, mujeres y hombres obtuvieron por primera vez en el mundo el derecho a votar y a ser elegidos.

Esta serie de varios capítulos está hecha a la medida de nuestro autor: la polifacética experiencia de Claude Longchamp le convierte en la persona capaz de hacer hablar a los lugares en los que ocurrieron acontecimientos importantes.

Longchamp es el fundador del Instituto de Investigación gfs.bern y el analista político más experimentado de Suiza. También es historiador. Combinando estas disciplinas, Longchamp ofrece desde hace tiempo recorridos históricos por Berna y otras localidades como «city walker», que gozan de una gran popularidad.

‘Longchamp interpreta la democracia’ fue el título que un periodista puso una vez a su reportaje sobre un ‘paseo por la ciudad’.

La serie multimedia que el autor realiza en exclusiva para swissinfo.ch no se centra en las ciudades, sino en los lugares importantes.

Blogs de Claude Longchamp:

«Stadtwanderer» (Historia);

«ZoonpoliticonEnlace externo«.

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Protestas después de las dos guerras mundiales

Ese mismo año, 1893, la Asociación de Mujeres Trabajadoras Suizas, de izquierdas, exigió por primera vez que se concediera a las mujeres el derecho a votar y a presentarse a las elecciones en toda Suiza. En 1904, la misma reivindicación se incluyó en el programa del Partido Socialdemócrata suizo. Y volvió a plantearse enérgicamente durante la primera huelga general de 1918.

Pero la sociedad burguesa de la época veía la situación de una manera notablemente distinta. En aquel momento prevalecía la idea de que las capacidades de las mujeres y los hombres eran diferentes, y por lo tanto era preferible distribuirlas entre las áreas tradicionales de la vida. Por eso, el derecho al voto de las mujeres no tenía sentido.


Las mujeres, desde la izquierda hasta la derecha, expresaron su descontento tras las dos guerras mundiales. En 1928, presentaron una petición con un récord de 250 000 firmas recogidas. En 1948, cuando se celebraba el primer centenario de la Constitución Federal y de una «nación de hermanos», añadieron airadas: «y sin hermanas».

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Un escándalo visto en todo el mundo

Cuando en 1957 el gobierno suizo hizo de la protección civil una obligación general incluyó también a las mujeres. Pero sobre su implantación solo podían decidir los hombres. Esto provocó un escándalo que llegó a la prensa mundial. En el municipio de Unterbäch, cantón de Valais, las autoridades instalaron a pesar de la prohibición una segunda urna para que las mujeres también pudieran votar.


Igualmente, se debió al partido democristiano del Valais la propuesta presentada en el Parlamento suizo exigiendo el sufragio universal a nivel nacional. El 13 de junio de 1958, después de ser aprobada por el Consejo de los Estados, el Consejo Nacional aceptó también la introducción de los derechos electorales y de voto para las mujeres, es decir, las dos cámaras del Parlamento suizo. Así pues, si en Suiza no hubiera existido democracia directa, ésta habría sido la fecha histórica de la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres.

Huelga de mujeres en 2019 - La plaza de Zúrich llena de gente
En la huelga de mujeres de 2019, miles de personas -entre ellas muchos hombres- protestaron en toda Suiza contra la baja representación de las mujeres en el Parlamento y el gobierno suizo. La foto fue tomada en la ciudad de Zúrich. Keystone

Pero la democracia directa lo impidió: el 1 de febrero de 1959, los suizos varones rechazaron el sufragio femenino con un 67% de votos en contra, con la misma claridad que los cantones. El ánimo de los partidarios del “sí” ya se había desmoronado durante la campaña del referéndum. El partido socialista se mantuvo en el “sí”, liberales y demócratas-cristianos se abstuvieron de recomendar el voto, y la conservadora Unión democrática del Centro alentó el voto negativo.

Solo tres cantones votaron a favor del sufragio femenino: Vaud, Ginebra y Neuchâtel, que aprovecharon entonces para introducir el derecho de voto para las mujeres a nivel cantonal. Eso allanó el camino a Raymonde Schweizer como defensora de la igualdad política.

El avance tardío

El segundo intento de referéndum tuvo más éxito. En esa ocasión, todos los partidos grandes y medianos estaban a favor. El 1 de febrero de 1971, por fin llegó el momento: los suizos varones dijeron sí al sufragio femenino. El 66% estuvo a favor, al igual que 15 cantones y un semicantón.

Amplias zonas de la Suiza oriental y algunos cantones de la Suiza central permanecieron en la oposición. No obstante, la mayoría cambió después sus políticas cantonales. La excepción fue Appenzell Rodas Interiores. Al final, el Tribunal Federal obligó al semicantón a introducir el sufragio femenino en 1991.

El éxito de la votación estuvo precedido por una «Marcha sobre Berna» en 1969, en la que participaron más de 5 000 mujeres. Las activistas defendían que los derechos humanos también se aplicaban a las mujeres. Con ello, se opusieron al Consejo Federal, que había apoyado la adhesión al Convenio Europeo de Derechos Humanos con algunas excepciones para los derechos políticos.

Pero esto ya no encajaba en el agitado entorno social. En 1968, las revueltas juveniles y estudiantiles reclamaban la liberación de los jóvenes y las mujeres de la represión ejercida por la pequeña burguesía. El consentimiento expreso del marido para que la esposa pudiera acceder a un empleo quedó obsoleto. También se formó un nuevo movimiento femenino, para el que la igualdad de los derechos políticos ya no era un objetivo, sino una cuestión clara y evidente en el camino hacia la igualdad.

Rápidos avances

Los inicios de la representación institucional de las mujeres siguieron siendo modestos al principio. En 1971, once mujeres fueron elegidas para el Consejo Nacional, compuesto por 200 miembros. En el Consejo de los Estados, solo una mujer ocupaba su escaño frente a 45 hombres.

Sin embargo, los cambios desde entonces han sido notables: en 2019, las mujeres electas representaron el 42% de la representación popular. En el Consejo de los Estados, la proporción era del 26%.

Finlandia fue el primer país de Europa en introducir el sufragio femenino en 1907. Numerosos países siguieron la estela de la ola de democratizaciones tras la conmoción de la Primera Guerra Mundial.

Cuando Suiza introdujo el sufragio femenino en 1971, todos los países europeos de la época, a excepción de Portugal (1974) y Liechtenstein (1984), ya lo habían implantado.

En la actualidad, solo en el Estado de Ciudad del Vaticano los hombres siguen eligiendo al Papa.

Con el actual 42% de mujeres en el Consejo Nacional, la cámara baja del Parlamento nacional, Suiza ocupa el sexto lugar en Europa. Según una listaEnlace externo recienteEnlace externo, los países nórdicos, Suecia, Finlandia y Noruega, así como España y Portugal, están por delante.

En 2021, Ruanda, Cuba y los Emiratos Árabes tenían mayoría de mujeres en sus respectivos parlamentos nacionales. La mayor proporción de mujeres se da en Ruanda, devastada por una guerra, con un 61%.

En el Consejo Federal, el órgano de gobierno suizo compuesto por siete miembros, la primera mujer fue elegida en 1984. De 2009 a 2011 se produjo, por primera vez, una mayoría femenina en el ejecutivo. Una de aquellas cuatro mujeres, la entonces consejera federal Doris Leuthard, declaró al término de su gestión que la política nunca había sido más valiente que en aquellos dos años. En 2011, por ejemplo, el gobierno nacional decidió eliminar la energía nuclear tras el desastre nuclear de Fukushima, al parecer con los cuatro votos de las mujeres frente a los tres de los consejeros federales varones.

Sin embargo, las cosas no se pusieron en marcha por sí solas. La decepción ocasionada por la falta de avances en materia de igualdad de derechos llevó a la primera gran huelga de mujeres en 1991. Se repitió en 2019 para acabar con el trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres en la sociedad. Ambas manifestaciones contaron con una animada participación, cada una con más de 100 000 mujeres y bastantes hombres.

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Dos mujeres actúan en una plaza

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Huelga de mujeres, nuevo capítulo de una larga historia

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Balance

Con la introducción -tardía- del sufragio femenino, Suiza remedió su mayor déficit democrático. La democracia a medias, acuñada en el siglo XIX, se convirtió en una realidad completa a paso de tortuga. Y en 2021, fue de nuevo el cantón de Neuchâtel el que aportó otra innovación: con el 58% de los escaños, las mujeres constituyeron por primera vez la mayoría en un parlamento cantonal.

Adaptado del alemán por José M. Wolff

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