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Acalladas las armas, que hable el pueblo

Millares de colombianos marcharon por las calles de diferentes ciudades del país (15.07) en respaldo a los diálogos de paz entre el Gobierno y las FARC ,y para invitar al electorado a votar por el SI en el plebiscito refrendatorio. En la imagen, manifestación en Cali. AFP

La sociedad civil colombiana, que ha puesto un 85% de las víctimas en el conflicto, habrá de refrendar (o no) en las urnas, los acuerdos de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). La propuesta del escrutinio genera polémica. Desde Suiza, distintas voces explican por qué es importante avalar con un SÍ las negociaciones.

“Si dejamos pasar esta oportunidad histórica, Colombia va a vivir por lo menos 10 o 15 años de una guerra aún más brutal de la que hemos tenido en los últimos 50 años”, sentencia el colombiano Ramón Muñoz Castro, director de la Red Internacional de Derechos HumanosEnlace externo, con sede en Ginebra.

El 18 de julio pasado, la Corte Constitucional de Colombia dio luz verde al plebiscito propuesto por el presidente Juan Manuel Santos para que la ciudadanía apruebe (o no) el pacto final entre las FARC y el Gobierno.

El mecanismo de refrendación, contemplado en las negociaciones para la paz, es vital para legitimar los acuerdos ante la sociedad colombiana, respaldar el arriesgado esfuerzo del Gobierno y poder presentar las reformas necesarias ante el Congreso colombiano que permitirán blindar de manera definitiva lo acordado, explica Muñoz.

“Es importante pues abre una ventana para trabajar en la pedagogía de los acuerdos e iniciar un proceso de cambio en la cultura de violencia que existe en Colombia, y romper la idea de que la única alternativa es la guerra”, agrega.

Acabar con injustos estigmas

Considera igualmente que el plebiscito abre una oportunidad de participación a los diferentes sectores sociales en el país que tradicionalmente han sido estigmatizados injustamente como aliados de la solución violenta simplemente por manifestar sus opiniones.

Los detractores de la paz negociada, encabezados por el expresidente Álvaro Uribe, han criticado no solamente la reducción del umbral de aceptación establecido (de 50 a 13%), sino la decisión de esa forma de escrutinio.

“Si el Gobierno escogió el plebiscito como fórmula de refrendación es porque es la más rápida y todos sabemos que el tiempo apremia”, anota Muñoz. “El tren de la paz está pasando y hay que tomarlo ahora”.

No hay tiempo que perder

De hecho, Santos anunció el 4 de agosto que convocará al voto una vez que se cierren las negociaciones (posiblemente a mediados de este mes), sin esperar la formalidad de la firma de los acuerdos.

Para Enzo Nussio, investigador del Centro de Estudios para la SeguridadEnlace externo de Zúrich, la premura es compartida por diversos factores, incluida “la ventana de oportunidad que tiene que ver con el Gobierno de Estados Unidos” y el apoyo de Barak Obama a los procesos de paz. Amén de que las FARC buscan el indulto (con Obama) para Simón Trinidad, guerrillero preso en ese país.

“Nosotros vamos por 10 millones de votos por el SÍ, y creemos que somos capaces de lograrlo entre todos y todas” Piedad Córdoba, exsenadora

El experto en temas de postconflicto coincide también en la pertinencia del empleo del plebiscito como corolario de los acuerdos de paz, puesto que “tiene la ventaja de que posibilita votar globalmente sobre el contenido de los acuerdos. Estratégicamente es la manera más adecuada”.

La izquierda apoya la campaña por el SÍ y en diversas poblaciones colombianas se han realizado manifestaciones de apoyo bajo la consigna “La paz SI está contigo”.

El plebiscito es el camino

Otrora rector del Colegio Suizo en Colombia, país en el que reside desde hace más de dos décadas, Karl Hans Schmid considera igualmente que “el plebiscito es el camino”.

Actual miembro del Consejo de los Suizos en el ExtranjeroEnlace externo, el profesor sentencia que “todo el mundo habla de democracia, y democracia significa precisamente preguntar al pueblo. Esa es la verdadera democracia”.

El pueblo de Colombia, que ha pagado la factura más onerosa (85% de las víctimas) de seis décadas de conflicto armado (220 000 muertos, 25 000 desaparecidos, 5,7 millones de desplazados) calificará en las urnas la viabilidad de los acuerdos negociados en La Habana desde 2012.

Sin debates innecesarios

Entre las formas de refrendación analizadas previamente a la decisión del plebiscito estaba la Asamblea Constituyente, opción que exigirían la aceptación por separado de cada punto negociado. “Eso haría sumamente complejo el proceso. Se abrirían muchos campos de enfrentamiento innecesarios en este momento”, destaca Nussio.

“Si el plebiscito es o no un buen mecanismo, se puede discutir, pero ya es tarde para hacerlo”, acota Muñoz. Ese, califica, “es un debate jurídico y estamos en medio de un debate político y social que debe buscar la aceptación social de los acuerdos, y desde ese punto de vista, es un mecanismo adecuado”.

Advierte que “no deberíamos dar prioridad a argumentos jurídicos cuando estamos teniendo el más importante debate social de los últimos 50 años de la historia colombiana”.

No perdamos la oportunidad

Comenta el experto en derechos humanos que cuando observa la foto de Santos con Timochenko (líder de las FARC) en La Habana, piensa en la de Yasser Arafat (líder palestino) con el ministro israelí, Menahem Beguin en Camp David.

“En el caso de Israel y Palestina, la oportunidad de resolver uno de los conflictos más antiguos de nuestra época se dejó pasar. No podemos cometer un error similar. Las dos partes de Camp David se radicalizaron aún más y las consecuencias son conocidas de todos nosotros”.

Uribe, que pregonaba el abstencionismo, se decantó finalmente por el NO. Entre sus argumentos contra los acuerdos de paz en general y al plebiscito como consecuencia es que “se entrega todo a las FARC”.

“A mí me parece muy positivo el proceso que inició este Gobierno. Creo que la única forma de acabar con este conflicto de 50 años es la negociación y me parece totalmente exagerado decir que el país se está vendiendo a las FARC”, destaca Schmid.

Considera igualmente plausible la posterior incorporación de la guerrilla a los cauces políticos. “Es el único camino. Hay que integrarlos, que hagan política, que vean qué tan difícil es gobernar este país y encontrar soluciones a los problemas que hay”.

“Hay que preguntar al pueblo”

Para el profesor retirado, “hay que preguntar al pueblo” su opinión sobre los acuerdos, por lo que será necesario conocer con antelación el contenido de los mismos. Advierte igualmente que aunque se pueda estar en contra, sería erróneo considerar que quienes opten por el NO, no quieren la paz.

“Yo creo que todo colombiano quiere la paz y creo que va a ganar el SI, pero considero que habrá gente que por diferentes motivos diga no, no queremos esa paz”.

De hecho, en las encuestas publicadas este lunes 8 de agosto la respuesta negativa se imponía.

“Si la respuesta fuera NO, sería un grave problema”, apunta Nussio. La implementación de los acuerdos sufriría un grave revés. De hecho, el mismo Santos sentenció que de triunfar el NO, “volveríamos a la guerra”.

Sin embargo, medios de prensa aseguran que, en tal caso, el Gobierno encontraría otras vías para salvar los acuerdos y la guerrilla ha rechazado que un voto negativo los llevaría de nueva cuenta a las armas.

Santos, todo por el todo

En todo caso, a decir de Nussio, el Gobierno de Santos impulsa con todo el proceso de consulta, y una muestra de ello es la designación del expresidente, César Gaviria, político con mucho peso en el país, al frente de la campaña por el SÍ.

“Dicen de Santos que es un jugador de póker y es muy estratégico. Creo que en este momento apuesta prácticamente todo por el triunfo porque ya no tiene marcha atrás”, concluye Nussio.

Muñoz, por su parte, se refiere también al riesgo de que el plebiscito se interprete y utilice como un mecanismo de aprobación o desaprobación de la gestión del presidente y del Gobierno, y como estrategia electoral para los movimientos y candidatos que se perfilan para las próximas elecciones. 

Una verdadera pedagogía

Precisa que aun cuando la Corte Constitucional ha establecido que la consulta no se puede vincular con temas electorales, partidos políticos y candidaturas, es difícil evitarlo.

“Es necesario que quienes creen en el proceso envíen un claro mensaje durante la campaña del plebiscito, marcando la diferencia, haciendo una verdadera pedagogía sobre los beneficios del acuerdo”, asienta, aunque recuerda que ningún acuerdo de paz puede dejar satisfechas a todas las partes.

Pero el riesgo mayor, conviene es la desaprobación de los acuerdos si no se alcanza el porcentaje fijado y gana el NO. “Pero creo que esto es poco probable. En el momento de la votación debe ganar la razón y no los sentimientos, ideologías e intereses”.

Contexto

Después de casi cuatro años de negociación en La Habana para acabar con un conflicto que ha cobrado más de 220.000 vidas, las partes han logrado acuerdos para dar acceso a la tierra a los campesinos pobres, la transformación de la guerrilla en un partido político, la lucha contra el narcotráfico, desminado y búsqueda de desaparecidos, entre otros.

El Gobierno y las FARC se concentrarán ahora en lograr un consenso para que los colombianos ratifiquen el acuerdo de paz a través de un plebiscito, un desafío para una sociedad herida luego de cinco décadas de violencia, atentados y secuestros de los rebeldes.

El presidente Juan Manuel Santos, apoyado por una coalición que incluye a la izquierda, impulsa el SÍ, mientras que su principal opositor y crítico de la negociación de paz con las FARC, el expresidente Álvaro Uribe, promueve el NO.

Fuente: Reuters

¿Qué mecanismo le parece a usted más apropiado para refrendar los acuerdos de paz en Colombia?

 

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