La elección al azar, el G1000, y la deliberación para cambiar Madrid
¿Es la elección al azar de representantes la clave para revitalizar la democracia? Mil madrileños elegidos al azar fueron convocados al G1000 para reflexionar y debatir sobre la ciudad que quieren.
Queremos democracia real y esto implica abrir las puertas de las instituciones. Desde las últimas elecciones municipales muchas ciudades se han volcado en multiplicar la participación ciudadana.
La variedad de procesos y las ganas de experimentar han sido extraordinarias. Las nuevas plataformas basadas en el software libre de participaciónEnlace externo Consul, como Decide MadridEnlace externo o Decidim BarcelonaEnlace externo, han sido replicadas más allá de nuestras propias fronteras, abriendo posibilidades antes inimaginables a la participación directa y distribuida a través de la redes.
La última votación vinculante de iniciativas ciudadanasEnlace externo mediante un proceso de voto seguro en Madrid pone la guinda a estos procesos, acercando las ciudades del cambio a países como Suiza donde la democracia directa está ya establecida desde hace años.
En paralelo decenas de procesos de participación presencial y mixta se han articulado por toda la geografía. Algunos ejemplos remarcables serían ‘A porta aberta’ en A Coruña, el Pla d´Actuació Municipal en Barcelona y la experiencia más reciente y estructural en Madrid: la puesta en marcha de los Foros Locales, los espacios de referencia distritales para articular la deliberación local.
¿Procesos inclusivos?
Casi dos años después desde las elecciones municipales, necesitamos hacer balance y preguntarnos hasta qué punto todos estos procesos están siendo lo suficientemente efectivos, inteligentes e inclusivos. No pretendo abordar todas estas claves en este breve texto, solamente una de ellas: la inclusividad.
Se está consiguiendo que decenas de miles de personas participen en procesos deliberativos, procesos más ambiciosos que emitir un voto o un apoyo. En una gran ciudad como Madrid, aun siendo mucha gente, no supera el 1% de la población.
¿Qué tipo de ciudadanos participan? ¿Tenemos hombres y mujeres de todas las edades, clases sociales e ideologías? ¿Están las minorías o la población en riesgo de exclusión representadas? ¿Cuál es la muestra participativa? ¿Cómo podemos intentar mejorar los procesos de participación para maximizar la diversidad de los participantes?
La estadística nos dice que si escogemos un número suficiente de elementos al azar podremos tener una muestra representativa del conjunto, es decir una muestra que represente la diversidad de la población.
Si bien esta idea es fácil de implementar en las ciencias exactas, cuando tratamos con seres humanos se vuelve una tarea algo más compleja. A las personas no se les saca de una urna, como mucho podemos contactarlas por la calle o a través de una guía de teléfonos.
Y aun consiguiendo abordarlas tienen opción de negarse a participar. Las razones pueden ser de lo más variado y pueden llegar a romper la representatividad de la muestra.
Por suerte los profesionales de la demoscopia tiene técnicas que ayudan a contrarrestar este efecto: introducen cuotas basadas en criterios clave como lugar de residencia, edad, género etc. De esta manera dedican más esfuerzo y recursos a los perfiles más difíciles de encontrar o más difíciles de involucrar.
Volver a la raíz de la democracia
Los antiguos griegos introdujeron hace ya muchos siglos los métodos aleatorios de selección democrática. Llegaron de esta manera a designar la mayoría de los cargos relevantes de la estructura política de sus ciudades.
Por el contrario, en nuestros estados modernos apenas queda algún remanente, como es el caso del jurado popular. ¿Qué aportan las personas elegida al azar? Parece que una nueva corriente de pensadores y activistas creen que mucho.
Hace apenas unas semanas, el filósofo y escritor David Van ReybrouckEnlace externo estuvo presentando por nuestro país su nuevo libro ’Contra las elecciones’. En él destaca el valor de la deliberación frente a la votación y del ciudadano frente al parlamentario profesional.
Resalta también diferentes iniciativas en las que se ha juntado para deliberar a cientos de ciudadanos contactados de forma aleatoria. Es el caso del intento de reforma constitucional de Islandia y la del evento G1000 nacido en Bélgica y exportado más tarde a Holanda.
El 4 de marzo de 2017, más de mil madrileños fueron convocados al G1000 Enlace externoen el Palacio de Cibeles del Ayuntamiento de Madrid. Estos ciudadanos fueron seleccionados de manera aleatoria mediante un proceso de contactación presencial en mercados de abastos, polideportivos y centros de salud de los 21 distritos de Madrid. La contactación incluyó una encuesta para asegurar que la muestra de ciudadanos fuera demográficamente representativa de la ciudad.
Antes del encuentro, David Van Reybrouck, uno de los fundadores del G1000, envió un mensaje de apoyo al G1000 Madrid:
«En una época de comunicación e información, la gente tiene algo que decir. El G1000 ofrece a los ciudadanos comunes la oportunidad de hablar sobre su ira y sus sueños. Después de una docena de reuniones del G1000 en Bélgica y los Países Bajos, España celebrará su primera Cumbre Ciudadana G1000 en Madrid. Espero que consiga juntar a los ciudadanos. No tienes que estar de acuerdo para tener una buena charla”.
Durante el encuentro los ciudadanos se distribuyeron en grupos de máximo diez personas en los cuales trataron de reflexionar y debatir sobre la ciudad. Al finalizar la mañana habían formulado decenas de propuestas de manera conjunta para el proceso de presupuestos participativos en el cual este año hay dedicados 100 millones de euros.
Gente común que nunca había participado consiguió como colofón subir las propuestas a decide.madrid.es, la nueva herramienta de software libre de democracia directa del Ayuntamiento, compartiendo sus reivindicaciones con toda la ciudad y consiguiendo gran aceptación.
Este artículo se publicó originalmente en democraciaAbiertaEnlace externo.
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