Cruzada en Biel contra el abstencionismo
Biel, en el cantón de Berna, es conocida como la capital relojera y la ciudad bilingüe más grande de Suiza. Otra particularidad menos gloriosa es que sus habitantes figuran entre los más grandes abstencionistas del país. Para remediar esta fatiga democrática, las autoridades quieren instaurar un modelo de política más participativo.
Vivimos en la edad de oro de los derechos populares: Foros, mesas redondas y debates de ideas sobre política se organizan constantemente aquí o en Francia. Mientras los ‘chalecos amarillos’ reclaman el derecho a un referéndum en el Hexágono, los presidentes de las comunas intentan despertar en cada uno de los suizos la fibra cívica que escoce…. o que solía escocer.
En Biel ha pasado mucho tiempo desde que más de la mitad de la población perdiera el interés por los asuntos políticos. Las tasas de participación en los últimos 25 años dan tristeza.
El último reglamento de la ciudad de BielEnlace externo, modificada en 1996, se remonta en realidad a los años sesenta. Las autoridades quieren ahora reformar ese documento, que califican de “constitución y verdadero corazón jurídico” del municipio, tomando “el pulso a la población”. ¿Podría un modelo más participativo paliar esa desafección por las urnas? La respuesta comenzó la semana pasada en la sala Farel de Biel.
“Reorientar la democracia»
Un centenar de elegidos y electores se reunieron una noche para escuchar al alcalde Erich FehrEnlace externo (socialista) definir el camino a seguir para que la comunidad local se sienta de nuevo concernida por la política. Mejor: que los habitantes participen de manera más ferviente y reactiva en la vida de la ciudad. Y, accesoriamente, compartir con las autoridades la carga de la responsabilidad que supone la gobernanza de una ciudad de importancia media como Biel (56 000 habitantes).
“Debemos asegurarnos de que en el futuro los votantes se pronuncien sobre asuntos que realmente valgan la pena”
Erich Fehr, alcalde de Biel
“Lo que estamos viviendo es una reorientación de la democracia”, analiza el alcalde. La capital de la llamada Región de los tres lagos es la campeona cantonal en términos de abstencionismo. “Debemos asegurarnos de que en el futuro los votantes se pronuncien sobre temas que realmente valgan la pena», señala. En consecuencia, la tradicional votación anual sobre el presupuesto de la ciudad podría simplemente cancelarse en los próximos años, siempre que la cuota impositiva se mantenga estable. Además, el umbral de firmas necesarias para lanzar un referéndum popular podría reducirse.
Un modelo de política más participativo está en el aire en Biel con algunas innovaciones en el programa: derecho de petición, un voto de consulta no vinculante, favorecida toma de decisiones en los barrios, etc. Los ciudadanos de Biel -cuyos nombres fueron elegidos por sorteo-, ya han podido expresar sus objeciones, deseos y críticas durante la fase de redacción de la nueva carta administrativa. En particular, quieren que los extranjeros que viven en Biel puedan tener voz en los asuntos locales en un futuro cercano. Todo habitante, tenga o no derecho a voto, sea de aquí o de fuera, debería poder expresarse políticamente. Esta visión es compartida por muchas personas en Biel.
El nuevo texto también impone una mayor transparencia por parte de los elegidos municipales con respecto a posibles conflictos de intereses, por ejemplo, así como un deber más sostenido de informar al público. Sin embargo, no se trata de anclar en la próxima constitución municipal la ayuda a los medios locales de comunicación, principales canales de debate político, cuya existencia se encuentra actualmente amenazada económicamente. “El apoyo a los medios de comunicación es, en primer lugar, una responsabilidad federal para garantizar el mejor equilibrio posible entre las diferentes regiones lingüísticas del país”, estima Erich Fehr.
Cambio de tendencia
“El centralismo del poder en Francia y las limitadas posibilidades que tienen los ciudadanos para expresarse directamente son obstáculos en la sociedad actual. El aumento de la participación de la ciudadanía local en la vida política se está convirtiendo en una cuestión crucial”, explica el alcalde de Biel para lanzar su reforma.
Erich Fehr debe afrontar los hechos. Los tiempos en los que los roles estaban claramente definidos entre gobernantes y gobernados, entre ediles y administrados, ha terminado. El edil observa ese cambio de tendencia desde su oficina en el ayuntamiento, en Pont-du-Moulin, cabina de pilotaje de la décima ciudad más grande de Suiza. Un sitio familiar. Ya de adolescente había estado allí cuando Hermann Fehr, su padre, presidió el destino de Biel (1976-1990). Pero después de los acalorados debates de los años sesenta, setenta y ochenta, hubo una saturación de la política.
El abstencionismo los domingos de votaciónEnlace externo (a veces más del 70%) refleja ese desinterés. El consejo municipal tuvo que dar la voz de alarma hace cinco años. Entre 1991 y 2012, la participación era entre 2,5 y 15 punto inferior a la de otras ciudades suizas, dependiendo de la votación.
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Asamblea comunal
Enlace externoPara explicar esta desconexión entre el pueblo y los representantes electos se han esgrimido varias razones: una población más joven que en cualquier otro lugar, la ausencia de una universidad y, por último, el multilingüismo, que no favorecería una lectura siempre atenta de los documentos de votación.
En el pasado se han explorado formas para que los ciudadanos retomen el gusto por acudir a las urnas: simplificación de los mensajes electorales, ampliación del voto electrónico, recordatorio por SMS, instalación de nuevos buzones para el depósito de votos por correspondencia. El 25 de noviembre pasado, cuatro de cada diez habitantes de Biel aprobaron el presupuesto de la ciudad para 2019, una votación junto con otros objetos cantonales y federales. Diez años antes, solamente tres de cada diez residentes de Biel votaron sobre el presupuesto anual.
Salto a lo desconocido
Ya sea que se esté establecido en Francia o en Suiza, la aplicación concreta de la democracia directa es aún un ejercicio acrobático porque no es una ciencia exacta ni un bien adquirido definitivamente. Es algo en progreso. “Hay algunas propuestas originales en nuestro nuevo reglamento, pero no son muchas. Este marco no nos permite ser totalmente creativos. Nos estamos adentrando un poco en lo desconocido”, confiesa Barbara Labbé, canciller de la ciudad. Desde hace dos años se esfuerza por dotar a Biel de una herramienta administrativa moderna, de una “constitución” de vanguardia que responda a las aspiraciones del momento.
El servicio jurídico municipal deberá recibir antes de finales de abril las últimas quejas y comentarios de los ciudadanos encuestados por medio de un cuestionario (opcional) durante la fase de consulta de la reforma del reglamento, que acaba de comenzar. ¿Seguirá el juego la gente de Biel? “Espero que sí. Que los habitantes que no tienen derecho a votar aquí respondan positivamente a esta invitación. También nos gustaría saber si las preocupaciones expresadas en los últimos dos años han sido bien reflejadas en el proyecto de ley, lo que nunca es fácil”, señala la funcionaria.
Los participantes en la reunión pública de la semana pasada en Biel fueron principalmente representantes electos del Consejo de la ciudad (legislativo), que ya estaban involucrados en la política. Un poco perdidos en este terreno, algunos de los 80 ciudadanos -de los 600 sorteados- que contribuyeron con su valoración de la situación durante la elaboración del proyecto. Además, 1 200 personas de Biel respondieron a un primer cuestionario sobre las líneas generales del futuro reglamento. El siguiente paso queda por escribir. El cuerpo electoral todavía tendrá que aprobar las nuevas normas durante una votación en mayo de 2020. ¿Con qué tasa de participación?
Biel, una ciudad bilingüe e industrial
Situada al pie de la cordillera del Jura, entre la Suiza germanófona y la francófona, BielEnlace externo (Bienne en francés) es la ciudad bilingüe más grande del país (56 000 habitantes). Antigua ciudad obrera, la capital de la Región de los tres lagos es todavía un importante centro de producción de prestigiosos relojes suizos como el Rolex y el Omega. El número uno mundial de la relojería, Swatch Group, tiene su sede aquí desde su creación en 1983.
Muy afectado por la crisis relojera de los años ochenta, Biel se encuentra ahora en plena fase de revitalización. Los proyectos urbanísticos y culturales abundan y la población ha vuelto a crecer de forma regular desde el inicio de los años 2000. La décima ciudad más grande de Suiza es también una de las más cosmopolitas del país. Más de 140 nacionalidades conviven en ella y la proporción de extranjeros alcanza el 34% de la población total. Sin embargo, la tasa de asistencia social sigue siendo una de las más altas (11,5%) en comparación con la media nacional, aunque ha disminuido ligeramente.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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