Dime, ¿dónde están las mujeres?
Mujeres y asambleas municipales: no es precisamente la mejor historia suiza de amor. En Steinhausen no es diferente. Y sin embargo, en ese pueblo de Zug son las mujeres las que llevan la voz cantante en el “Gemeinderat” (consejo municipal), como se denomina al ejecutivo a nivel local.
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Las calvas brillan bajo la deslumbrante iluminación del gimnasio. Camisas de cuadros se tensan sobre vientres redondeados. Los bigotes se contraen sobre labios risueños: es la asamblea municipal de Steinhausen. Podría tratarse de Rapperswil-Jona, de Zollikon o de Amriswil. O de cualquier otro municipio de Suiza. Pues para el pueblo, que decide en estas fraguas rurales de la democracia, es algo normal: principalmente, una cuestión de hombres.
Así es también en Steinhausen. Y sin embargo, ocurre algo distinto. En el gobierno municipal las mujeres son mayoría. Junto a la presidenta, Barbara Hofstetter, se sientan dos mujeres que dirigen el destino de la comunidad.
Barbara Hofstetter estima que la proporción de mujeres en la asamblea de Steinhausen ronda el 40%. Pero -añade- el 90% de los que utilizan el micrófono son hombres.
No hay interés
¿Qué impide a las mujeres de Steinhausen acudir a una asamblea municipal? Una pequeña encuesta, en todo caso no representativa, llevada a cabo en la localidad, que con sus casi 10 000 habitantes es prácticamente una ciudad, sugiere que a muchas mujeres les falta interés en la política local. “Vivo aquí desde hace 30 años. Pero jamás he asistido a una asamblea municipal”, dice una señora de 55 años que espera el autobús.
Una anciana, que charla con una amiga sentadas en un banco, dice: “Antes iba algunas veces, pero ya no”. ¿Por qué? “No sé. Con la edad prefiero estar en casa por la noche. Y esos temas no me interesan mucho”.
Una mujer de 37 años, sentada en un huerto, afirma: “No, no voy a las asambleas. Sencillamente no me interesan”.
No obstante, conviene poner estas afirmaciones en contexto: en Suiza la participación general en las asambleas municipales, a la baja en los últimos 30 años, ha alcanzado en 2016 un nuevo mínimo.
Actuar en lugar de lamentarse
Barbara Hofstetter no dispone de una receta mágica que pueda cambiar esa situación. Pero sí ve un efecto llamada, al menos a nivel ejecutivo: mujeres como ella pueden convertirse en un modelo a seguir para otras mujeres y puede animarlas a participar.
La subrepresentación de las mujeres en las asambleas municipales no puede cuantificarse con exactitud. No existen datos, como revela una consulta realizada por la Asociación Suiza de Municipios.
Pero sí hay aproximaciones. Andreas Ladner, profesor de Administración Pública en la Universidad de Lausana, ha identificado en un estudio a los grupos de población que se encuentran infra representados en las asambleas de ciudadanos. Según ese estudio, las mujeres, en casi el 30% de los municipios, tienen una representación menor que la que correspondería a su peso entre la población. En cambio, en el otro 70% la proporción de mujeres es “apropiada”.
Pero, ¿qué significa “apropiado”? Para Andreas Ladner quiere decir que “en el mejor de los casos, están tan bien representadas como los hombres”. Al menos así lo perciben los representantes de los municipios que facilitaron los datos. El criterio interno que subyace en las respuestas no significa necesariamente que exista una proporción clara del 50 – 50”, afirma el experto en administración local.
Incluso en lo que respecta a la distribución por sexos de los cargos en los gobiernos municipales no existen datos fiables. En las grandes ciudades los hombres ocupan el 75% de los cargos ejecutivos, mientras que en las pequeñas localidades, según indican los expertos, la proporción entre hombres y mujeres es similar.
Las mujeres no son las únicas
Pero hay grupos que están aún peor representados que las mujeres en las asambleas municipales. Por ejemplo, los jóvenes. O las personas que se han trasladado al municipio recientemente. No obstante, en el caso de las mujeres su ausencia tiene un efecto mucho más distorsionador, ya que ellas siempre suponen la mitad de la población.
La baja representación de las mujeres se refleja asimismo en las votaciones y comicios. Pero aquí la brecha es de un 46% contra un 54%, es decir, un poco menor que la participación en las asambleas municipales, como demuestra el estudio sobre elecciones Select. ¿Por qué se produce entonces ese desequilibrio en la cuna de la democracia local suiza?
Análisis de las causas
Isabelle Stadelmann-Steffen, profesora de Política Comparada en el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Berna, cree que la razón principal está en el periodo relativamente corto de igualdad política entre hombres y mujeres. Conviene recordar que, a nivel federal, hasta 1971 las mujeres no obtuvieron el derecho de voto en Suiza. “En todos los estudios, los hombres indican que la tradición, la costumbre y el sentido del deber los llevan a participar en la política”, afirma Stadelmann-Steffen. Entre las mujeres estas motivaciones son más débiles.
La tardía igualdad tiene también consecuencias económicas. Las mujeres tienen siempre menores recursos sociales y económicos en todas las edades, dice la politóloga. Lo que quiere decir que todavía hoy las mujeres tienen menos interés y conocimiento político, así como redes menos desarrolladas.
Menos tiempo disponible
Además, a menudo las mujeres disponen de menos tiempo para participar en política debido a los patrones de conducta, todavía muy rígidos en muchos lugares. Aun trabajando realizan una gran parte de las labores no remuneradas, como el cuidado de los hijos, del hogar, la atención a familiares o cualquier otro trabajo voluntario.
Según sugieren algunos estudios realizados en EE.UU., parece también que la naturaleza deliberativa de las asambleas municipales, es decir, la frecuencia de discursos, desalienta a muchas mujeres.
El miedo de las mujeres a hablar en público -según una teoría- puede verse agravado por el hecho de que son una minoría tanto entre el público como en el escenario.
“En realidad, hay muchos obstáculos”
La profesora Isabelle Stadelmann-Steffen afirma que “en muchos municipios uno tiene que preguntarse seriamente si la asamblea municipal es algo todavía válido y actual o si no tendría más sentido un parlamento”. Además de las mujeres hay muchos hombres, tanto jóvenes como mayores, que se mantienen alejados de las asambleas.
“Rara vez hay temas que interesen a un público amplio. La idea central de la asamblea municipal es buena e importante, pero en la realidad hay muchos obstáculos”, señala la profesora.
Para Barbara Hofstetter la asamblea municipal de diciembre de este año será la última que dirija como presidenta. Tras 20 años en política, no se presentará a las elecciones de Steinhausen en otoño próximo.
Su objetivo, sin embargo, es mantener alta la proporción de mujeres en el gobierno local. La última misión que se propone esta política del partido cristianodemócrata es: “Por encima de todo, querría ganar mujeres para nuestra lista electoral”.
Traducido del alemán por José M. Wolff
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