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«Aún tenemos que convencer a veces de la sinceridad de Suiza»

Al secretario suizo de Estado para Asuntos Financieros Internacionales, Jacques de Watteville, también le sorprendió la rapidez con la que se impuso el intercambio automático de informaciones en el mundo. Reuters

Suiza renunciará a su secreto bancario, respecto al exterior, a partir de 2018 con la transición al intercambio automático de información entre las administraciones fiscales. Jacques de Watteville, secretario de Estado responsable de esa altamente estratégica misión, explica en  entrevista con swissinfo.ch porqué su país ha decidido dar ese paso.

No lejos del Parlamento, en el Bernerhof, sede del Ministerio de Finanzas, el secretario de Estado para Asuntos Financieros InternacionalesEnlace externo recibe regularmente a sus huéspedes extranjeros.

Desde la crisis financiera de 2009, que hizo moral y políticamente indefendible la evasión fiscal, no faltan los expedientes espinosos

Al participar en la implementación del intercambio automático de informaciones, Suiza pretende ser proactiva, evitar los continuos ataques externos y tener que enfrentarse a hechos consumados.

Si las cosas cambian, las décadas de secreto bancario dejan huellas y no siempre es fácil convencer a la comunidad internacional de la buena voluntad helvética, como lo reconoce Jacques de Watteville.

¿Cómo funciona el intercambio automático?

De acuerdo con el sistema establecido por la OCDE, los bancos recogen los datos de sus clientes y los transmiten a su autoridad fiscal que los envía luego, en forma encriptada, a los fiscos de los países respectivos.

Se divulgan particularmente, nombre, dirección, números de cuentas y montos de las mismas, así como intereses y dividendos. También se indican las ventas y compras de valores.

La norma se aplica a personas privadas y empresas, incluidos los beneficiarios finales de trusts o fundaciones. El intercambio automático concierne a los bancos, pero también a comerciantes,  fondos de inversión y aseguradoras.

El intercambio automático solamente se aplica a datos financieros. El patrimonio constituido con elementos como objetos de arte o bienes inmobiliarios no se verá afectado.

swissinfo.ch: Suiza se ha aferrado siempre a su secreto bancario, cediendo a regañadientes en el último momento. En el marco del intercambio automático de informaciones colaboró activamente en la definición de la norma. ¿Qué obtuvo a cambio?

Jacques de Watteville: Todos los criterios por los que Suiza luchó fueron aceptados e incluidos en el nuevo estándar que un centenar de países se comprometieron a adoptar. El intercambio automático debería aplicarse a todos de la misma manera sobre la base de la reciprocidad, las informaciones podrán ser intercambiadas solamente con fines bien definidos y estarán sujetas a la protección de datos y, por último, se aplicará la transparencia también a trusts y a otras entidades jurídicas.

Otro elemento importante: todas las principales plazas financieras se comprometieron a poner en práctica el intercambio automático. Eso nos permitirá luchar en igualdad de condiciones con Luxemburgo, Austria, Singapur, Hong Kong o Jersey. La lista de los países “no cooperativos” se reduce considerablemente. Todavía hay algunas áreas grises, pero ciertamente no resistirán a los cambios que tienen lugar.

swissinfo.ch: El intercambio automático parecía impensable hace apenas dos años. ¿Le sorprendió esa evolución?

J.d-W:. A todo el mundo le sorprendió la velocidad de esa evolución. Hace dos años nadie, ni siquiera en la OCDE, pensaba que estaríamos hoy aquí. Se desató una dinámica muy fuerte en pro de ese importante desarrollo. La crisis de 2009, que provocó un marcado fortalecimiento de la cooperación internacional en la lucha contra la evasión fiscal, marcó un momento crucial.

Ese año, Suiza decidió inicialmente otorgar asistencia administrativa, ya no solo en caso de fraude, sino también de evasión fiscal, y luego desarrolló una estrategia para recibir en bancos helvéticos solamente fondos fiscalizados. Posteriormente, la no ratificación del acuerdo ‘Rubik’, del impuesto liberatorio, por el parlamento alemán, coincidió con la aceleración, a escala internacional, del proceso para el intercambio automático de informaciones.

Para evitar ser marginados y sufrir numerosas presiones, pero sin dejar de ser competitivos, tuvimos que dar ese paso al mismo tiempo que los demás. Pero la actitud de los bancos suizos también fue decisiva. Mientras que antes hacían todo lo posible por evitarlo, se expresaron  públicamente en favor del intercambio automático y realizaron un importante trabajo de cabildeo. 

swissinfo.ch: El gobierno se comprometió en la vía del cambio automático, pero, en caso de referéndum, ¿el Parlamento y el pueblo   están dispuestos a abandonar definitivamente el secreto bancario para los clientes extranjeros de los bancos suizos?

J.d-W:. El debate será alimentado, pero la mayoría de los políticos han aprovechado la encrucijada y los cambios internacionales en curso. Con respecto a la población, se necesitará un gran esfuerzo informativo. El intercambio automático permite una mayor transparencia y una mayor equidad en materia fiscal. Reduce las posibilidades de fraude, lo que es del interés de todos los contribuyentes honestos de este país.

swissinfo.ch: El intercambio automático es el modelo del futuro, pero no resuelve los problemas del pasado, como la legalización del dinero no declarado que permanece en los bancos suizos. Aquí también, muchas preguntas siguen abiertas.

J.d-W:. Hay un interés mutuo en resolver ese problema. Italia, con la que recién llegamos a un acuerdo, tenía, por ejemplo, interés en evitar un éxodo masivo de capitales para poder gravarlos y ofrecer así a sus contribuyentes con capital escondido en Suiza, una solución atractiva para regularizarse antes de la entrada en vigor del intercambio automático de informaciones.

Nuestros bancos también tienen interés en encontrar una solución que les permita mantener la gestión de esos fondos. El proceso está en camino en lo que atañe a otros países vecinos. El grueso de los fondos alemanes depositados en Suiza ya está regularizado, así como buena parte de los fondos franceses.

swissinfo.ch: Atacados en diferentes países, los bancos suizos deben pagar enormes cantidades en multas, gastos de abogados y administrativos. ¿No paga Suiza un precio alto por su firme defensa del secreto bancario y su retardo en la adhesión a las normas internacionales?

J.d-W:. No solamente se cuestiona el tiempo que tardó Suiza en  adaptarse a las normas internacionales, sino también la actitud de algunos bancos que persistieron en ayudar a clientes de Estados Unidos a no cumplir con sus obligaciones fiscales, cuando sabían que era ilegal. Esos bancos tienen una gran responsabilidad en lo que sucedió después.

swissinfo.ch: En febrero, el Foro Global de la OCDE abordará el caso de Suiza, que solicitó pasar a la segunda fase de su examen. ¿Cree que habrá una recepción favorable?

J.d-W:. Hemos trabajado duro para que el resultado de esa evaluación sea positivo.

Para nosotros, eso justifica que pasemos de la fase uno a la dos. Pero décadas de tradición suiza del secreto bancario dejan rastros. Algunos países se preguntan si Suiza es realmente sincera. Nos corresponde vencer esas reticencias y demostrar la seriedad de nuestras acciones.

Jacques de Watteville

Nace el 4 de junio de 1951 en Lausana donde estudia Ciencias Económicas y en 1978 se doctora en Derecho. Parte entonces a Líbano como delegado del CICR. En 1982 aprueba el concurso diplomático e inicia su carrera en la División de Organizaciones Internacionales. Se traslada a Bruselas durante las negociaciones sobre el Espacio Económico Europeo (EEE). De 1992 a 1997, se ocupa de las cuestiones económicas y financieras suizas en Londres y más tarde encabeza la División de Finanzas y Economía del Ministerio de Exteriores. Es embajador en Siria de 2003 a 2007. Dirige luego la Misión Suiza ante la UE hasta 2012. De septiembre 2012 a noviembre 2013, funge como embajador de Suiza en China. En ese entonces ambos países firman su tratado bilateral de libre comercio. A finales de 2013, es nombrado secretario de Estado para Asuntos Financieros Internacionales tras la dimisión de Michael Ambühl.

Traducido del francés por Marcela Águila Rubín

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