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A los extranjeros ricos les gusta Suiza

Gstaad, ¿paraíso fiscal o paraíso a secas?

En el extranjero Suiza es famosa no sólo por su secreto bancario; se le conoce igualmente como paraíso fiscal que acoge muy bien a los extranjeros ricos.

Pero esta situación plantea problemas. La práctica del ‘forfait fiscal’ suscita críticas tanto en el extranjero como en Suiza.

Alain Delon (actor), Michael Schumacher (antiguo campeón de F1), Ingvar Kamprad (fundador de Ikea) Patricia Kaas (cantante): ya ni se cuentan las personalidades extranjeras que se han instalado en Suiza.

‘People’ de todo género elige Suiza particularmente por la belleza de sus paisajes, su calidad de vida, su sistema político estable e inclusive la discreción de sus habitantes; pero las razones fiscales no son ajenas a esta elección.

‘Forfait fiscal’

El fenómeno apareció a plena luz a principios de 2007 con la llegada a Gstaad de Johnny Halliday. Este icono del rock francés no ocultó sus motivaciones: se estableció en la estación bernesa para escapar de la voracidad del fisco hexagonal.

El cantante dispone de lo que se conoce como ‘forfait fiscal’. Las personas que benefician de ese forfait pagan un importe anual fijo calculado no sobre la fortuna y la renta, sino sobre el modo de vivir. Más concretamente, el importe imponible corresponde por lo menos al quíntuplo del alquiler o del valor locativo del domicilio donde vive el contribuyente.

Los extranjeros ricos deben sin embargo satisfacer ciertas condiciones. Entre las más importantes: permanecer en Suiza la mayor parte del año (180 días) y no tener ingresos en territorio helvético.

Aproximadamente 4000 extranjeros se benefician de ese acuerdo fiscal, según la Conferencia de los directores cantonales de finanzas. Pagan un total de cerca de 390 millones de francos de impuestos al año en Suiza. Los cantones que practican más esta fórmula son Vaud, Ginebra y Valais.

Polémica

El ‘caso Johnny’ suscitó polémica en Francia, que se encontraba entonces en plena campaña presidencial. El portavoz de la candidata socialista Ségolène Royal, Arnaud Montebourg, la emprendió contra Suiza, acusada de proceder al «pillaje económico de sus vecinos».

En Suiza, algunas voces – sobre todo de la izquierda – se pronuncian contra el ‘forfait fiscal’. Sus detractores consideran en primer lugar que una competencia fiscal semejante no beneficia a nadie. A la larga, los diferentes Estados no tienen nada que ganar en esta sub-puja fiscal.

El ‘forfait fiscal’ también plantea problemas de equidad en la misma Suiza. En efecto, los ricos de nacionalidad suiza lo mismo que los ricos extranjeros que ejercen una actividad en Suiza son tasados mucho más fuertemente que las personas en provecho de un forfait.

Esta injusticia no había escapado por otra parte a Arnaud Montebourg. En una entrevista concedida al periódico ‘Matin Dimanche’, el socialista francés había declarado: «el forfait’ fiscal se hace sobre las espaldas de los contribuyentes suizos que no gozan de tales ventajas».

El combate de la izquierda

La izquierda suiza piensa acabar con los privilegios fiscales concedidos a las grandes fortunas. El ‘forfait fiscal’ que la extrema izquierda piensa atacar por la vía de la iniciativa en diversos cantones no es lo único en tela de juicio.

El año pasado el cantón de Obwald había instaurado por ejemplo una ‘tasa de impuesto decreciente’ para atraer las grandes fortunas. Finalmente retrocedió: el Tribunal Federal juzgó esta práctica inconstitucional, dado que la Constitución suiza estipula que los impuestos deben ser fijados en función de la capacidad económica de los contribuyentes.

Sea lo que sea, existe en Suiza una tendencia a seducir a los contribuyentes más ricos. Una tendencia a la que la izquierda piensa poner coto.

Así es como el Partido Socialista suizo lanzó una iniciativa popular denominada ‘Por impuestos justos y equitativos – Stop a los abusos de la competencia fiscal’. El texto prevé inscribir en la ley federal una tasa de imposición mínima de 22% sobre las rentas superiores a 250.000 francos y de 5 por mil sobre las fortunas de más de 2 millones.

La derecha, por su parte, recuerda que la autonomía fiscal es uno de los pilares del federalismo suizo. Por otro lado, tasar demasiado a los contribuyentes acomodados – extranjeros o suizos – tendría por resultado ahuyentarlos hacia cielos más clementes. Y un éxodo semejante no beneficiaría a nadie.

swissinfo, Olivier Pauchard
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Suiza no es el único país europeo que ofrece ventajas a los contribuyentes extranjeros.

Ejemplos:

Los extranjeros que residen en Mónaco no pagan impuestos. Sólo los franceses no gozan de esa práctica por un acuerdo franco-monegasco impuesto por el general De Gaule.

Andorra no tasa tampoco a sus residentes.

En el Reino Unido, los extranjeros que no tienen la intención de hacerse residentes permanentes pagan impuestos sólo sobre los ingresos obtenidos en el país, pero no en el extranjero. En cuanto a su fortuna, puede ser colocada en las islas anglo-normandas o la isla de Man que no tasan a los no residentes.

Bélgica practica tasas atractivas de imposición. La salida de las grandes fortunas francesas hacia ese país ha tomado tintes de éxodo en el curso de los últimos años.

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