El otrora alto del UBS, Raoul Weil, fue absuelto la víspera en Estados Unidos. El antiguo encargado de la gestión de fortunas del primer banco suizo había sido acusado de ayudar a 20.000 estadounidenses ricos a evadir impuestos en su país. Satisfacción en Berna.
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Ex-UBS executive Weil acquitted in tax probe
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“No culpable” de complicidad en evasión de impuestos fue el veredicto emitido por el jurado tras menos de dos horas de deliberación en una corte federal de Fort Lauderdale, Florida.
Raoul Weil, de 54 años, estalló en lágrimas en los brazos de su esposa. “El jurado envió un fuerte mensaje al Gobierno. Este juicio nunca debió tener lugar”, comentó el abogado del banquero.
No hay pruebas, no hay culpa
Solamente dos de los doce miembros del jurado votaron culpable, indicó el portavoz del jurado. “Se dejaron llevar por sus emociones más que por los hechos”, agregó al subrayar la ausencia de pruebas directas que implicaran al ex banquero.
Para el periódico de Zúrich ‘Tages-Anzeiger’Enlace externo, el veredicto demuestra especialmente “la creciente desconfianza de los ciudadanos estadounidenses en su sistema de justicia”.
Para el ‘Neue Zürcher Zeitung’Enlace externo, “el caso era tan claro para el jurado que le tomó apenas una hora tomar su decisión”. El cotidiano, cercano al sector económico, considera que la explicación se encuentra “en las muy diferentes actitudes de la fiscalía y la defensa”.
Mientras que esta última se mostró “muy agresiva”, la parte acusadora “no logró presentar testigos o pruebas materiales decisivas. En sus explicaciones al jurado, el juez insistió en que las pruebas debían ser tan convincentes como si se tratara de ellos mismos. Y este llamado a ponerse en la piel del acusado, fue escuchado”.
Según la acusación, Weil había desempeñado un papel activo en un fraude fiscal masivo que permitió a 20.000 clientes estadounidenses ricos evadir impuestos con el ocultamiento de unos 20 mil millones de dólares.
Un serio revés para la fiscalía
“Es un caso muy simple. En 2001, Weil fue informado de las prácticas de ayuda al fraude fiscal y participó en ellas. Era un modelo de negocio” afirmó el fiscal en su alegato.
Los cargos no eran simples, no fue sorprendente que después de pronunciado el veredicto, los fiscales se quedaran mudos.
La revista Forbes considera que si el veredicto es un serio revés para el Ministerio Público estadounidense, lo es sobre todo para el fisco de ese país “que lanzó la artillería pesada contra la evasión fiscal y las cuentas ‘offshore’”. Para prueba, la publicación subraya la tenacidad y la “memoria larga” del fisco que había acusado a Raoul Weil desde 2008.
En la mira de la justicia por esas prácticas, el UBSEnlace externo había escapado a procesamientos mediante el pago de una multa de 780 millones de dólares y el acuerdo de colaborar plenamente con las autoridades estadounidenses.
Para este proceso emblemático, el Ministerio Público se basó en millones de documentos y en el testimonio de antiguos subordinados de Weil, quienes fueron absueltos a cambio de su cooperación.
“Algo no va”
Testigo clave de la fiscalía, Martin Liechti acusó a su exsuperior y lo describió como un hombre codicioso y manipulador. “Le dije varias veces: ‘este negocio es una pesadilla’. Para él, el beneficio era lo primero”, dijo. Según su testimonio, Weil habría incluso frenado la regularización de clientes por codicia.
A la salida del tribunal, Raoul Weil respondió indirectamente a su acusador principal: “Cuando uno piensa que hay gente que puede venir aquí, puede violar el secreto bancario, admitir haber participado en lavado de dinero y que no es procesada en Suiza, hay algo que no va”.
Sin ocultar su alivio al final de una “pesadilla de seis años”, Weil declinó hacer más comentarios.
Buena noticia en Suiza
Para Roland Meier, portavoz del Ministerio de FinanzasEnlace externo, “la descarga no es negativa” para Suiza. En cuanto a las consecuencias que podría tener sobre el reglamento en curso del conflicto fiscal entre Berna y Washington, la cuestión permanece abierta, dijo.
“Lo que pasó es importante. Se trata de una señal que, por una vez, está en la otra dirección”, declaró, por su parte, el abogado ginebrino Xavier Oberson. En particular, proporciona alivio a los empleados o excolaboradores de los bancos en el punto de mira de la Justicia de Estados Unidos cuyo nombre ha sido transmitido a las autoridades.
Dado el contexto actual, el experto estimaba altos los riesgos para Raoul Weil. De manera contraria, el veredicto podría significar una derrota para los denunciantes, consideró Oberson, en referencia al testigo Martin Liechti. De esta manera, la palabra de aquellos que negocian un acuerdo para no ser procesados a cambio de su testimonio podría “tener menos peso”.
Tras el “escándalo UBS”
En su argumentación final, el defensor de Weil aseguró que “ningún documento” probaba la culpabilidad de su cliente y su implicación en la evasión de impuestos a gran escala. “La vida de este hombre fue destruida. No lo asesinemos más”, exhortó.
Despedido por el UBS, Weil fue detenido en octubre de 2013 en Italia. Declarándose no culpable, fue extraditado a Estados Unidos y puesto en libertad bajo una fianza de 10,5 millones de dólares, la restitución de su pasaporte suizo y el uso de un brazalete electrónico. Enfrentaba una condena de hasta cinco años de prisión.
El escándalo provocado en 2009 por el caso UBS desató la indignación en Estados Unidos y condujo a las autoridades a reforzar su lucha contra la evasión fiscal.
Un año más tarde, Washington aprobó la ley FATCA, que desde el pasado mes de julio obliga a los bancos a informar sistemáticamente al fisco estadounidense sobre las cuentas y activos de sus clientes designados como “personas estadounidenses”.
swissinfo.ch y agencias
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Weil, exdirectivo del UBS, comparece ante la justicia
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Hoy inicia en Florida el juicio a Raoul Weil, antiguo responsable de gestión patrimonial del UBS. Está acusado de ser el presunto autor intelectual de una red de evasión fiscal que podría haberle costado alrededor de 20.000 millones dólares al fisco estadounidense.
Weil es el ejecutivo de más alto nivel hasta ahora que comparece ante una corte de Estados Unidos. De ser declarado culpable, le aguarda una larga pena en prisión. Sin embargo, a diferencia de otros banqueros que también han enfrentado a la justicia estadounidense, Weil optó por rechazar los cargos que se le imputan, en vez de intentar alcanzar un acuerdo con el Departamento de Justicia (DoJ) en Washington.
Entre los antiguos ejecutivos del gigante bancario suizo que sí han apostado por un acuerdo amigable con el DoJ se encuentra Martin Liechti, un subalterno de Weil dispuesto a declarar en contra su exjefe durante el juicio. Liechti era responsable de la división de Gestión Patrimonial del UBS para Norteamérica. En mayo de 2008 fue arrestado en EEUU como testigo material de los hechos, pero fue liberado en agosto de ese mismo año.
Otro alto ejecutivo del hoy extinto Neue Zürcher Bank se presentó la semana pasada ante las autoridades de EEUU para declarar contra Weil. Y se presume que la fiscalía ha reunido 60 testigos para declarar contra el financiero helvético y millones de páginas de documentos que lo incriminan.
Pese a ello, Raoul Weil parece determinado a enfrentarse al imponente aparato de justicia estadounidense que ha demostrado, en más de una ocasión, que es capaz de arrollar bancos íntegros si se lo propone. En casos previos que el DoJ llevó a los tribunales, entidades como el UBS y el Credit Suisse fueron objeto de onerosas multas. Y existen otras instituciones, como el banco privado Wegelin, que simplemente se derrumbaron ante el peso de las investigaciones de EEUU.
En enero pasado, cuando Weil se declaró inocente de los cargos que actualmente se le imputan, Aaraon Marcu, su abogado, afirmó que su cliente “quiere ejercer el derecho a enfrentarse a una sala de audiencias en la que un juez justo e imparcial lo exonere”.
¿Espía o colaborador?
La decisión que adoptó este verano el Ministerio Público de la Confederación (MPC) contra el exbanquero del UBS, Renzo Gadola, ilustra las diferencias de procedimiento en Suiza y EEUU en materia de evasión fiscal.
Según el dominical ‘Schweiz am Sonntag’, el MPC estableció que Gadola había cometido un delito de espionaje económico al proporcionar a los investigadores estadounidenses información sobre dos clientes del UBS.
Gadola trabajó para el UBS entre 2005 y 2009 y fue arrestado en Miami en 2010. Un año después salió de la cárcel en libertad condicional durante cinco años, tras cooperar con la justicia de EEUU.
En julio pasado, la fiscalía suiza le impuso una multa de 6.000 francos y le obligó a pagar más de 7.000 francos por las costas procesales.
Cadáveres en el armario
Stephen Kohn, jefe del Centro Nacional de Denuncias de Washington DC, advierte de que Weil aún podría llegar a un trato con la justicia estadounidense antes de que concluya el juicio.
Kohn, quien representó a Bradley Birkenfeld -exbanquero del UBS que se convirtió en denunciante de ilícitos cometidos por el banco-, asegura que los contactos que mantiene Weil con personas influyentes que poseían cuentas opacas en el UBS podrían favorecerle.
No obstante, deja entrever también que Estados Unidos no ofreció a Weil las mismas prerrogativas que a otros acusados. “De haberle ofrecido el mismo acuerdo amigable que recibió Martin Liechti, estoy seguro de que lo habría aceptado de inmediato”, declara a swissinfo.ch. De cara al escenario actual, añade, “solo debemos esperar que si consigue un acuerdo en medio de su proceso, este no sea con cargo a los contribuyentes de EEUU”.
Para Kohn, dado que “existe una abrumadora evidencia de que Weil ha sido uno de los pilares en la evasión de impuestos a escala internacional, que le ha costado miles de millones de dólares a EEUU, el mundo entero se vería beneficiado si divulga toda la información que conoce sobre prácticas ilegales realizadas por la banca suiza en EEUU y en el resto del mundo”.
Y destaca también que la justicia estadounidense es cada vez más severa. En 2009, el UBS fue obligado a pagar una multa de 780 millones de dólares por promover la evasión. Pero este año, el Credit Suisse debió pagar un castigo tres veces superior por no haber cooperado con EEUU tanto como su rival financiero.
Por su trascendencia, la declaración de Weil ante una corte de Florida se espera con un gran interés a ambos lados del Atlántico. De salir bien librado, el hoy exbanquero, de 54 años, se convertiría en una suerte de héroe de los bancos suizos, que están cada vez más acostumbrados a plegarse ante EEUU, afirmó la periodista Zoé Baches, en el ‘Neue Zürcher Zeitung’.
“Aunque no aspira a ello, Weil podría convertirse en una figura simbólica para la plaza financiera suiza”, escribió recientemente en un artículo.
Sin embargo, también queda la posibilidad de que la estrategia de defensa que siga Weil consista en lanzar acusaciones contra otros banqueros que aún no han declarado sus faltas.
Todo, menos ir a EEUU
Durante los meses previos al juicio hubo muchas batallas legales sobre el tipo de pruebas que pueden presentarse ante el tribunal que juzgará al exbanquero del UBS.
La semana pasada, Weil se anotó una importante victoria cuando el presidente del tribunal que revisará su caso anunció que admitiría como prueba el testimonio de tres personas, que declararán por videoconferencia desde Londres. Los testigos, cuyos nombres aún no han sido revelados, dejaron claro que participarían, pero que no estaban dispuestos a viajar a EEUU por temor a ser detenidos.
Los abogados de Weil querían que las declaraciones se transmitieran desde Zúrich y en presencia de un representante oficial para asegurar que en ningún momento los testigos violaran el secreto bancario. Pero el juez rechazó la petición por considerar que limitaría significativamente la presentación de pruebas e interferir en los interrogatorios.
Así, los testigos declararán desde Londres, tras recibir garantías de Estados Unidos de que podrán llegar y salir de la capital británica sin riesgo de ser detenidos.
Una suerte muy distinta a la que ha corrido Weil, acusado en 2008 de promover la evasión fiscal a gran escala y convocado a declarar ante la justicia de EEUU en 2009. Permaneció en Suiza y, algunos años después, fue detenido en Italia, cuyas autoridades lo extraditaron a Estados Unidos.
Se estima que el proceso durará entre dos y cuatro semanas.
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