BCZ concluye su disputa fiscal con EE. UU.
El Banco Cantonal de Zúrich (BCZ) ha acordado pagar al Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) una multa por 98,5 millones de dólares (97,7 millones de francos suizos) para poner fin a una larga investigación iniciada en Washington sobre el rol que jugó esta entidad bancaria en la evasión de impuestos de algunos de sus adinerados clientes estadounidenses con cuentas bancarias suizas no declaradas.
El BCZ expresó, en un comunicadoEnlace externo, que aceptó pagar esta multa como parte del Acuerdo de Enjuiciamiento Diferido al que se llegó tras «la investigación del DOJ sobre los negocios que mantenía el banco con clientes estadounidenses».
“Nos tranquiliza saber que, tras siete años de investigación, este proceso ha llegado a su fin gracias al diálogo objetivo sostenido con las autoridades estadounidenses. La solución alcanzada pone el punto final al problema y elimina cualquier incertidumbre», afirmó Jörg Müller-Ganz, presidente del consejo de administración del banco.
Reuters informó que este lunes 14 de agosto, un fiscal estadounidense confirmó durante una audiencia judicial que el BCZ aceptó pagar la multa y añadió que los cargos en contra del banco no proseguirán debido al Acuerdo de Enjuiciamiento Diferido conseguido.
También el lunes, dos banqueros del BCZ, Stephan Fellmann y Christof Reist, se declararon culpables del delito menor de la conspiración, que les supondrá una sentencia máxima de un año de prisión. Ambos fueron acusados en 2012 de delitos más serios, pero tendrán un tratamiento más benévolo después de admitir que habían ayudado a sus clientes «ignorado deliberadamente” que usaban sus cuentas suizas para evadir impuestos en Estados Unidos.
Para memoria, el caso BCZ fue parte de una agresiva cruzada iniciada por Estados Unidos contra la evasión de impuestos de sus contribuyentes a través de cuentas ocultas en otros países.
En 2012, se acusó al BCZ de haber ayudado a más de 190 clientes de origen estadounidense a ocultar sus cuentas al Servicio Tributario (IRS en inglés) para evadir sus responsabilidades fiscales.
Una larga batalla
La batalla por la evasión fiscal entre el sector financiero suizo y el Departamento de Justicia estadounidense comenzó hace exactamente una década, cuando el denunciante Bradley Birkenfeld presentó pruebas de que el UBS, banco para el que había trabajado varios años, ayudaba a sus clientes estadounidenses acaudalados a evadir impuestos en su país.
El principal banco suizo tuvo que pagar una multa de 780 millones de dólares en 2009 y, tras conocerse el caso, otros bancos suizos decidieron captar a los clientes estadounidenses que perdía el UBS tomando un riesgo que no midieron entonces. Una de esas entidades financieras fue Wegelin, el banco privado más antiguo de Suiza. Una decisión que le obligó a cerrar sus puertas en 2013 tras terminar ante los juzgados y recibir una multa por 74 millones de dólares que resquebrajó sus finanzas.
También en 2013, un poco más tarde, los gobiernos de Suiza y Estados Unidos anunciaron los detalles de un programa para los bancos suizos que permitiría zanjar su disputa fiscal. Washington ofrecía a los bancos helvéticos la oportunidad de denunciar voluntariamente las faltas que habían cometido, a cambio de no ser perseguidos y enjuiciados en las cortes estadounidenses. Pero para conseguirlo, las entidades debían autodenunciarse y quedar inscritas en cualquiera de cuatro categorías. Si un banco mentía, debía atenerse a las consecuencias.
Las cuatro categorías consideradas eran:
1) bancos que ya estaban bajo investigación (como Julius Baer o Pictet)
2) bancos que tenían la certeza o sospechaban que algunos de sus ejecutivos encubrieron la evasión de impuestos entre clientes de EE. UU. y aceptaban de antemano pagar una multa razonable en vez de someterse a una investigación
3) y 4), bancos que tenían clientes estadounidenses, pero que gozaban de la certeza absoluta de que no habían incurrido en ninguna falta, o que prácticamente no tenían clientes extranjeros.
En enero del 2016, un total de 80 bancos suizos inscritos en la categoría 2 aceptaron pagar multas por 1 360 millones de dólares, a cambio de no ser investigados. El BCZ formaba parte de la categoría 1), pero su multa fue menor que la que abonaron otros bancos de este mismo grupo, como Credit Suisse, que pagó 2 500 millones de dólares en 2014.
La disputa fiscal con EE UU obligó a Suiza a poner fin a su riguroso secreto bancario, una práctica que protegía a los evasores de impuestos del escrutinio de sus autoridades fiscales locales.
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