“¡Las mujeres no quieren flores, quieren respeto!”
Micaela García tenía 21 años y luchaba contra la violencia de género. Su cadáver fue hallado el sábado pasado en un descampado. La lista de víctimas de feminicidio en Argentina es interminable: Una mujer es asesinada cada 30 horas. “¡#niunamenos!”, exigió desde Twitter un grupo de activistas. Su reclamo ganó las calles y cruzó fronteras, como explican activistas en la Universidad de Zúrich.
“Al principio éramos unas pocas pero el movimiento fue creciendo. Había cautela pero, ¿quién podía no estar de acuerdo con un reclamo semejante?”, inquiere Marta Dillon, periodista y escritora argentina, integrante de #niunamenosEnlace externo y una de las fundadoras de la asociación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio.Enlace externo
Al participar en la conferencia ‘#niunamenos, Género Violencia y Nuevas Protestas en América Latina”, organizada por el Centro Latinoamericano de la Universidad de ZúrichEnlace externo, añade que esa ola de repudio a la violencia contra las mujeres y al modelo neoliberal que “mercantiliza” sus ilusiones y coarta sus derechos, ha cobrado enormes dimensiones en Argentina y en diversos países de la región como Brasil, Chile y Perú, pero también de Europa: en España e Italia.
Evoca las masivas manifestaciones de las “mujeres que salieron del duelo” para reclamar justicia. La primera convocada por el movimiento en junio de 2015Enlace externo, cuando sus 300 000 participantes ganaron las calles de Buenos Aires y las convirtieron en un lugar de hospitalidad. Un espacio libre de represión policial o cuestionamiento social.
Resurge el feminismo
“Hay masificación en los reclamos y radicalización en las demandas”, enfatiza Marta DillonEnlace externo, para quien esa “enorme potencia” evidencia un nuevo feminismo. Las mujeres han cobrado mayor conciencia, dice: No quieren flores, sino participación y respeto.
Ese movimiento emancipador no ha muerto, enfatiza. Por el contrario, atraviesa un buen momento. Reúne reclamos, voluntades y sufrimientos. Se fortalece. “El feminismo vive un momento combativo. Volvemos a soñar con la internacionalización del feminismo, con que un mundo anticolonial y antipatriarcal es posible. Y las migraciones contribuyen a ello”.
Cada 30 horas una mujer es asesinada en Argentina, 15 por día en Brasil y al menos 200 al año en México, aunque cifras no oficiales duplican esa estadística. En Centroamérica el incremento de homicidios de mujeres es tres veces más alto que el de los varones. Además, el número de feminicidios en la última década no deja de aumentar, pese a las medidas legales adoptadas.
En los ámbitos legal, político y social, estos asesinatos han comenzado a ser descritos como ‘feminicidios’ (más recientemente, ‘femicidios’). Este término, incorporado en América Latina en la década de 1990, a partir de los asesinatos y desapariciones de mujeres y niñas en Ciudad Juárez en esa época, devela la violencia sistémica -cuya manifestación extrema es el asesinato- a la que son sometidas, cada vez con más frecuencia, las mujeres en la región.
Fuente: Centro Latinoamericano de la Universidad de Zúrich.
Ahora mismo, diversas entidades han convocado a nuevas marchas en repudio del asesinato de Micaela GarcíaEnlace externo -y con ellas de todas las mujeres agredidas-, cuyo cadáver fue hallado el sábado (08.04) en un descampado de Gualeguay, Entre Ríos. El presunto homicida había sido perseguido por violación y puesto en libertad condicional.
La negligencia, un sistema machista y patriarcalEnlace externo, la violencia de género conoce múltiples aristas. A los vacíos legales y/o la falta de voluntad para aplicar las leyes existentes se aúnan expresiones físicas, psicológicas, sociales, económicas…
Políticas públicas y retrocesos
Los recortes presupuestales en Argentina han incidido con crudeza entre los sectores más vulnerables. Los avances en políticas de género acusan factura y sectores como el de los transexuales, con una esperanza de vida de apenas 32 años, en un país donde la media es de 77, han sido severamente golpeados, denuncia por su parte la antropóloga Josefina Fernández.
El Programa de Género y Diversidad SexualEnlace externo del Ministerio Público de la Defensoría de la Ciudad de Buenos Aires, en el que participa, investiga las condiciones económicas, políticas, culturales y sociales de los sectores transexuales a fin de implementar las políticas procedentes.
Precisa la investigadora que si bien la Ley de Género de 2012Enlace externo, elogiada por la ONU, mejoró su situación, las limitaciones presupuestales impuestas de manera reciente han implicado serios retrocesos.
Así, el acceso de los transexuales a la salud se limita al tratamiento de enfermedades o servicios de urgencia pese a que los avances legislativos establecen, entre otros, la dotación de tratamientos hormonales, inyecciones de siliconas e intervenciones quirúrgicas para cambiar de sexo.
Una encuesta de la institución permitió conocer que de las 200 personas que los interrogados citaron como allegados y que murieron en los últimos 5 años, la mayoría (64%), fueron víctimas del sida; un 15%, de asesinatos (de policías o pandilleros); 3% a causa de las siliconas y 4% por sobredosis o como consecuencia de la cirrosis.
Faltos de atención médica suficiente y de formación, también tienen acceso limitado a la vivienda (generalmente viven en condiciones de hacinamiento) y son blanco de discriminación.
Desde el seno familiar
La violación de los derechos de los transexuales comienza desde la familia, anota Josefina FernándezEnlace externo.
“En cuanto comienzan a asumir su género (alrededor de los 18 años, pero hay jóvenes que lo hacen desde los 11) un 70% son expulsados de la familia. Interrumpen la escuela con lo que reducen sus posibilidades de tener un empleo y, por ende, de percibir ingresos”.
Entre los encuestados, un 70% señaló dedicarse a la prostitución, única fuente de ingresos que les es accesible y, de ellos, un 90% querría poder hacer otra cosa para ganarse la vida.
La suerte de Violeta Alegre ha sido muy otra. Como pocas personas de identidades disidentes pudo construir su identidad transexual sin ser rechazada ni expulsada de su núcleo familiar.
Violeta, todo un hito
En la conferencia en Zúrich, narra su recorrido académicoEnlace externo en temáticas de género que la lleva a laborar en el Ministerio del Trabajo, y a participar en el diseño de una guía para personas transexuales en Argentina que se convertirá en modelo para el resto del mundo.
Igualmente marca un notable precedente su contratación por parte de las Naciones Unidas para incorporar su mirada a través de una consultoría sobre la incursión social-laboral para personas trans en su país.
A sus labores didácticas en la Universidad Nacional de General Sarmiento, añade actualmente su desempeño como periodistaEnlace externo y en el curso de sus investigaciones ha podido constatar, entre otros, que si las personas con orientación sexual diferente se han mantenido en la prostitución es porque la asistencia económica del Estado les resulta insuficiente para sobrevivir.
Ha visto también el conflicto que para muchas de ellas supone asumir su identidad: “Algunos varones viven de día como tales y por las noches se prostituyen. Otros más, se sienten incapaces de hacer frente a la sociedad, a sus familiares y aseguran que esperarán hasta que mueran sus padres…”
“La vida para los transexuales en Argentina es un desafío”, concluye. Y no solamente en Argentina, podríamos añadir.
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