¿Cómo hizo Suiza para capear la tormenta?
El país se ha manejado en la crisis mucho mejor que sus vecinos europeos, algunos aún sumergidos en la recesión. Pero atribuir esta discrepancia a la prosperidad y las leyes que propician el blanqueo de dinero y la evasión son argumentos que se quedan cortos.
Hay mucho más. Suiza es un país con el 2,7% de desempleo, el más bajo de Europa, donde el paro promedia el 10% en el presente. Y la economía crece por decimosegundo trimestre consecutivo y presenta algunos indicadores que avanzan con un dinamismo espectacular.
La exportación de relojes creció un 15% en julio. La venta de coches aumentó un 12% durante el primer semestre del año impulsada por la demanda de automóviles de lujo, un nicho de productos cuyas ventas cayeron un 11% en la Unión Europea (UE).
“En lo fundamental la economía helvética lo está haciendo muy bien. Suiza superó bien la crisis y logró recuperarse de forma más ágil que otros países”, señala a swissinfo.ch Aymo Brunetti, profesor de Economía en la Universidad de Berna.
“No se vio afectada por una burbuja inmobiliaria o un crac crediticio. Así que ahora está cosechando los beneficios de las políticas de estabilidad económica que introdujo hace más de una década y que le permitieron estar bien preparada”, agrega Brunetti.
Hábiles políticas
Entonces, ¿cómo este pequeño país sin litoral, sin recursos naturales y con una compleja geografía se ha convertido en una nación tan competitiva, innovadora, próspera, además de poseer una de las plazas financieras más importantes del mundo y ser una potencia en la comercialización y transporte de materias primas?
Para los expertos, la respuesta es simple: La existencia de una paz sostenida, el crecimiento de algunos de sus principales socios comerciales, y la generación de industrias locales exitosas -apoyadas por una legislación que promueve los negocios- son algunos de los elementos que han permitido prosperar a la democracia más antigua del mundo.
Y sus ciudadanos están comprometidos con el trabajo diligente, de alta calidad, y con el espíritu empresarial, escribió sobre el tema Tobias Straumann, historiador económico de la Universidad de Zúrich y autor del artículo ¿Por qué Suiza es un país rico? , que publicó en 2010 la Secretaría de Estado de Economía (Seco).
Las Escuelas Politécnicas Federales de Zúrich y Lausana están clasificadas entre las mejores 10 universidades de Europa, y la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) está ubicado parcialmente en Suiza. Quiere decir que el éxito helvético puede deberse en parte al destino o la casualidad, pero también a la ejecución de una serie de hábiles políticas.
En 1990, por ejemplo, el Gobierno introdujo una serie de reformas económicas: impuso un freno a la deuda pública, sentó bases para equilibrar las finanzas del seguro de desempleo, reformó el mercado nacional y adoptó medidas para restringir la inmigración. En la actualidad, cabe recordar, el 23% de la población del país es extranjera.
La existencia de políticas económicas orientadas hacia la estabilidad y la generación de capital humano altamente cualificado son algunas más de las fortalezas que la propia Suiza ha generado para su economía, afirma Straumann. Según el profesor, el éxito económico de Suiza se debe en parte al destino, pero también al buen juicio con el que se ha conducido el país.
Suiza –actualmente uno de los países más ricos del mundo, con un PIB por habitante de 80.000 dólares (76.000 francos)– en otros tiempo fue un país pobre, especialmente en región de los Alpes donde la gente vivía en condiciones precarias hasta bien entrado el siglo XIX. Las penurias obligaron a muchos ciudadanos a buscar trabajo como mercenarios y a las familias a abandonar su tierra para emigrar a Rusia o al Nuevo Mundo.
El país alpino posee algunas de las más importantes rutas de tránsito y divisorias de aguas de Europa, pero más allá de ello, jamás ha tenido ningún tipo de materia prima por explotar. Tal vez ésta haya sido la principal fortuna de Suiza.
Las naciones ricas en recursos naturales suelen sufrir la maldición de los insumos; luchan para crear empleos e industrias consistentes y de largo plazo porque cuentan todo el tiempo con una riqueza de corto plazo. Adicionalmente, la explotación de los recursos tiende a fortalecer el valor de la moneda local, debilitando con ello la actividad manufacturera –lo que se conoce como el fenómeno económico de la enfermedad holandesa.
Vecinos
La vocación altamente exportadora de los países alpinos tiene su origen en los tiempos medievales cuando se especializaban en la producción de lácteos, sentando con ello las bases para lo que serían en el futuro las industrias de la leche en polvo y del chocolate. Los hugonotes expulsados de Francia durante los siglos XVI y XVII ayudaron a crear las industrias relojera y textil.
Hoy, más de la mitad de las exportaciones helvéticas se dirigen a Europa y Alemania, el principal socio comercial de Suiza. Así, mientras el país es una isla en materia política, en lo económico su destino depende en gran medida de lo que suceda con sus vecinos.
Por el momento, Suiza ha mantenido una posición sólida porque algunas de sus principales industrias exportadoras, como la farmacéutica o la relojera, han resistido relativamente bien a la crisis.
No obstante, sectores como la industria de la maquinaria, vital para la economía suiza porque está conformada por millares de jugadores especializados de talla pequeña y mediana, comienza a experimentar algunos síntomas de crisis. Durante el primer semestre del año, las ventas aumentaron un 1,4% y los encargos de nuevos pedidos cayeron un 11%.
El mantra suizo
Por el momento, los expertos no anticipan otra recesión, pero el colapso del euro y la crisis bancaria podrían tener efectos devastadores en Suiza.
“Suiza no podría eludir el impacto de un resquebrajamiento de la zona euro, su socio comercial más significativo. Y esto podría generar una recesión”, advierte Brunetti. “Un colapso podría conducir a toda Europa a un descalabro sin precedentes”.
El mantra suizo hasta ahora ha sido su estabilidad. Gracias a la paz social y a los derechos de sus ciudadanos, el número de huelgas es muy bajo. Y su actitud general, que puede ser calificada como cauta, elitista o incluso pasiva, ha llevado al país a no adherirse a la OTAN ni a la Unión Europea, y es también la razón por la que es uno de los miembros más recientes de las Naciones Unidas.
No obstante, aunque tradicionalmente ha sido asociada a la limpieza, la imparcialidad y la fiabilidad, Suiza no ha estado exenta de encabezar más de un titular durante las últimas décadas con historias poco gloriosas como el desprestigiado rol que jugó durante la Segunda Guerra Mundial; los problemas de su línea aérea nacional; o la controvertida legislación de su secreto bancario. Pese a ello, la historia ha mostrado que también en estos casos Suiza ha sido capaz de aprender de los errores y salir fortalecida de las crisis.
“La evidencia muestra que la economía suiza seguirá teniendo un éxito notable en el futuro. No es previsible que esta tendencia se frene”, predijo Straumann en 2010. Y la historia reciente parece darle la razón.
La estabilidad de Suiza se debe en gran medida a la diversificación de sus mercados, según Stéphane Garelli, director del instituto Centro IMD para la Competitividad Mundial de Lausana.
“Todos los indicadores relevantes –desempleo, finanzas públicas, crecimiento económico, inflación, etcétera- son muy positivos”, explica a swissinfo.ch. Hoy, muy pocos países pueden igualar el nivel de desempeño helvético, “Suiza se encuentra en una situación excepcional”, agrega.
Tras el inesperado rechazo popular a la adhesión de Suiza al Espacio Económico Europeo (EEE) en 1992, la economía volvió sus ojos al mundo. Fue aquí cuando los mercados exportadores decidieron que ya no debían seguir enfocados solo en Europa.
Otra de las fortalezas de Suiza, destaca Garelli, es su sólida estructura de pequeñas y medianas empresas de entre 100 y 1.000 empleados, que también tienen una gran presencia en las exportaciones.
La Unión Europea es el principal socio comercial de Suiza. El 60% de las exportaciones van destinadas a la UE, según Seco. Otros socios comerciales son EEUU (10% de las exportaciones), Japón (3,6%), China (3,1%) y Turquía (1,2%).
Alrededor de 80% de las importaciones suizas provienen de la UE.
Para la UE, Suiza es el tercer mercado más importante en términos de exportaciones y su tercer socio comercial de envergadura, después de EEUU y China, pero antes de Rusia, Japón e India.
De acuerdo con la patronal empresarial economiesuisse, cada día un volumen de productos con un valor de 1.000 millones de francos suizos cruzan las fronteras entre Suiza y la UE.
Suiza también ha suscrito acuerdos bilaterales con países asiáticos como India o Japón con objeto de reducir su dependencia con respecto a Europa.
(Traducción: Andrea Ornelas)
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.