Cómo juega Noruega sus cartas en el Consejo de Seguridad de la ONU

Un encuentro entre una delegación de los talibanes con representantes de la sociedad civil afgana y delegaciones diplomáticas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Stian Lysberg Solum / Ntb

Suiza está a punto de ser elegida miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y se plantea la siguiente pregunta: ¿Qué puede hacer un país pequeño en este órgano? El ejemplo de Noruega muestra que es posible lograr algunas cosas.

El avión privado noruego aterrizó en el aeropuerto de Gardemoen de Oslo en un frío día de enero: en medio de la nieve, bajaron del avión once hombres con barba y vestidos con chilabas. Entraron en unas limusinas negras que esperaban en la pista y desaparecieron rápidamente de las cámaras de los pocos representantes de los medios de comunicación que se habían enterado de antemano de esta visita especial.

Eran talibanes. Por primera vez desde que tomaron el poder de forma violenta el pasado verano, una delegación de este régimen islamista viajaba al extranjero. Encabezados por el ministro de Asuntos Exteriores, Amir Khan Muttaqi, pasaron tres días en el hotel de conferencias Soria Moria, en lo alto de la capital noruega -donde, tras las elecciones noruegas, los posibles socios de gobierno negociarán su acuerdo de coalición-, reunidos con representantes de la sociedad civil afgana, y también con delegaciones diplomáticas de las potencias con derecho de veto de la ONU, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

«Esta visita no es una legitimación ni un reconocimiento de los talibanes. Pero debemos hablar con quienes gobiernan el país en la actualidad», declaró entonces la ministra de Asuntos Exteriores noruega, Anniken Huitfeldt, a SWI swissinfo.ch.

Lo que no dijo es que ni el destino ni el momento del primer viaje de los talibanes al extranjero fueron una simple coincidencia. «Ese mes, Noruega ocupaba la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU y era también responsable del contacto con los talibanes», afirma Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO) y gran conocedor de la participación noruega en el órgano más importante de la ONU: «Actualmente somos miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU por quinta vez».

Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO), e Ida Rødningen, asistente de investigación que forma parte del equipo organizador de las reuniones especiales. Bruno Kaufmann

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está dominado por las cinco potencias con derecho de veto, los otros diez miembros no permanentes son actores secundarios sin poder real. Esta es la percepción común del funcionamiento del organismo multilateral más importante del mundo, que es el principal responsable de las cuestiones de seguridad global y del mantenimiento de la paz mundial.

Como ocurre a menudo, hay mucho de cierto en esto, ya que con demasiada frecuencia se llevan a cabo políticas obstruccionistas basadas en intereses particulares mediante el veto. Sin embargo, tales críticas se quedan incluso cortas: con el fin de la Guerra Fría la política mundial se ha vuelto más dinámica y, por lo tanto, también menos transparente. Esto da lugar a nuevas relaciones, a menudo simplemente temáticas y a veces inesperadas, y no sólo basadas en alianzas de la realpolitik.

Cómo contribuyó Luxemburgo a un corredor humanitario en Siria

Esta situación presenta, no obstante, algunas oportunidades para que los países pequeños pongan sobre la mesa sus propias preocupaciones. Con el tiempo, han ido desarrollando estrategias para impulsar sus propios temas en el Consejo de Seguridad. El Centro de Estudios de Seguridad (CSS) de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich ha recopiladoEnlace externo posibles enfoques para Suiza, que pueden resumirse bajo las palabras clave preparación, priorización, cooperación y continuidad.
Esto puede ilustrarse con los siguientes ejemplos: Entre 2013 y 2014, Luxemburgo y Jordania, junto con Australia, lograron establecer, mediante un enfoque coordinado, el acceso humanitario al país -en plena guerra civil de Siria-, a pesar de la oposición de dos pesos pesados, Rusia y China.
La persistente cooperación dio sus frutos. Ese corredor humanitario sigue activo: el año pasado, su mantenimiento fue aprobado por unanimidad en el Consejo de Seguridad, un resultado inusual que se debe a los esfuerzos de Irlanda, otro pequeño Estado actualmente representado en el Consejo de Seguridad. «La Carta de la ONU nos compromete como miembros a una política humanitaria activa», afirmaba la embajadora de Irlanda ante la ONU, Geraldine Byrne Nason, en un artículo de opinión para PassBlue, una revista internacional online que cubre los eventos de la ONU.

Continuidad mediante la coordinación de los miembros no permanentes

Otro ejemplo es el programa temático «Mujeres, Paz y Seguridad», que permitió a Suecia llevar al Consejo de Seguridad su punto del orden del día «política exterior feminista». Lo mismo ocurre con el programa temático sobre «cambio climático y seguridad», que ha sido abordado por miembros no permanentes de forma alterna a lo largo de los años. De este modo, se puede garantizar la continuidad deseada mediante una coordinación adecuada, y, así, los temas no desaparecen de la mesa al cabo de un año.

Las prioridades de Suiza en el Consejo de Seguridad aún no están definidas. Lo que está claro es que, por un lado, se formularán en la línea del compromiso general de Suiza en la ONU. Por ejemplo, la prevención de conflictos, la mediación, los desafíos climáticos, pero también estará presente una reforma de los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad. Por otro lado, la guerra en Ucrania dominará sin duda la agenda, por lo que de momento quedan muchos interrogantes en el aire.

Como señala la ex ministra de Asuntos Exteriores Micheline Calmy-Rey -que lanzó la candidatura en 2011- en una entrevista con SWI, el puesto en el Consejo de Seguridad es una oportunidad para que Suiza desempeñe su tradicional papel de mediador en el escenario internacional. La neutralidad suiza se respeta en el concierto de las potencias y su voz se valora como constructora de puentes.

La visita de los representantes talibanes a Oslo a principios de año, mencionada más arriba, tuvo también otro trasfondo: «Ya el verano pasado organizamos una mesa redonda con el Ministerio de Asuntos Exteriores sobre la cuestión de Afganistán tras la toma de poder de los talibanes», dice el director de PRIO, Henrik Urdal.

Transferencia de conocimientos a Nueva York

Urdal coordina reuniones periódicas entre los representantes noruegos en el Consejo de Seguridad y expertos del mundo académico y de la sociedad civil de Noruega: «Queremos asegurarnos de que nuestros diplomáticos se benefician de nuestros conocimientos y pueden utilizarlos en las negociaciones sobre el terreno en Nueva York», subraya el director de PRIO. Pero al mismo tiempo advierte que no hay que esperar demasiado de esas consultas: «Como actor pequeño en el concierto de los grandes, es importante jugar tus cartas con habilidad y en el momento adecuado.

Sigue discutiéndose si este fue el caso de la visita de este invierno de los representantes talibanes a Oslo. Pero, la junta islamista radical ha prohibido desde entonces el cultivo de la amapola. No obstante, el régimen terrorista de Kabul se ha retractado de la promesa hecha entonces en Oslo de proporcionar educación a las niñas en todos los niveles.

Traducido del alemán por José M. Wolff